CAPITULO 2

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Los días se habían convertido en una horrible tortura para ella, haberse enterado de la traición de su marido le consumía la poca cordura que le quedaba.
¿Cómo había podido César haber ocultado su infidelidad y más aún, un hijo?
Era demasiado para soportar, pasaba cada hora, cada minuto y cada segundo llorando.

Pero la vida parecía no tener suficiente de sus lágrimas.
Una mañana recibió la visita del abogado de su difunto esposo.

–Señora Blomster, buenos dias–

–Licenciado, pase–

–gracias, pero no voy a quedarme mucho tiempo–

–dígame ¿De qué se trata?–

–Señora Safiye, voy a ser sincero con usted, su esposo el señor César había quedado en la quiebra algunos meses antes del accidente–

—¿Que?—

– Él hipoteco la casa y hasta el día de hoy van varios meses de atraso con el pago, al ser usted su legítima esposa y la casa está a nombre de los dos, automáticamente la deuda pasa a su persona–

Esto ya era el colmo ¿Acaso era que las desgracias no podía parar de llegar a su vida? ¿Que no era suficiente con todo lo que había pasado hasta ahora? ¿Qué más  tendría que perder?

–¿ Qué pasará ahora?–

–el señor César debía un mes antes de su fallecimiento y con el tiempo que usted estuvo en el hospital, se acumularon 3 meses de deuda, señora safiye sé que esto no es fácil y menos en este momento, pero si no paga por lo menos 2 meses de la hipoteca, será desalojada de aquí y la casa pasar a hacer del banco–

–Pero si usted dice que mi esposo estaba en la quiebra ¿Cómo se supone que voy a pagar?–

– de verdad lo siento señora Blomster, pero yo no puedo hacer nada más, o paga la deuda o el banco vendrá a sacarla–

Sin decir nada más el abogado se puso de pie y estiró su mano para estrechar la de safiye pero está lo ignoro, así que salió por la puerta dejando a la mujer sola y destrozada.

Después de todo lo que había ocurrido, esto ya era demasiado para soportar, los cuadros, los sillones y varias cosas de la casa terminaron destrozadas en el suelo.
La furia, el dolor y la desesperación la llevaron a fijar su vista en un trozo de cristal de una mesa que instantes atrás había roto con un palo de golf.
Lo tomo lentamente mirándolo como si fuera la solucion a todos sus problemas, lo puso en su muñeca izquierda haciendo una leve presión y así se quedó por unos segundos divagando sobre atreverse a hacerlo.

Pestañea 3 veces y halo con fuerza del cristal rasgando así su piel y viendo brotar grandes cantidades de sangre.

Lentamente fue cerrando los ojos y justo antes de perder la conciencia oyó La voz de su madre y su hermana dando gritos de ayuda.

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Abrió los ojos y un dolor de cabeza punzante junto con la luz de la habitación la hicieron cerrarlos de golpe.
¿Porque no estaba muerta?
Fue lo primero que llegó a su cabeza.

–safiye, al fin despiertas–

–¿Qué hago aquí?–

–logramos traerte a tiempo–

Dijo Romina casi en un susurro

–creo que era bastante claro que me quería morir ¿no?–

–Safiye por favor, mamá está destrozada no la hagas sufrir con esto–

LO QUE LA MUERTE SE LLEVÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora