Capítulo 2

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-Espero que te halla servido como lección- le dijo su padrastro mientras se daba la vuelta y Lyra se vestía tratando de moverse lo menos posible.- Para la próxima te pensarás mejor tus prioridades.

-Si señor.

-Largate ya- fue lo último que escuchó antes de salir de allí con la mayor rapidez posible pero sin dejar de lado la elegancia.

Haberse criado en aquel castillo como una bastarda había hecho que la chica conociese de memoria todos los pasillos que solían estar casi vacíos y los pasadizos secretos que en poco tiempo te llevaban a la otra punta del castillo.

Llegó a su habitación con rapidez y sin haberse cruzado a casi nadie en su camino, una vez dentro cerró la puerta silenciosamente y cuando se disponía a curarse se dió cuenta de la presencia de alguien más allí dentro.

Unas lágrimas repentinas la asaltaron, Velarion, su tío y único confidente, estaba ahí.

-¿Qué ha ocurrido?

-Lo de siempre, nada nuevo.

-¡Voy a matar al cabrón de Tobías! ¡No debería ni poder soñar con el poder que tiene!

-Sanes que no hay nada que hacer, resígnate igual que he hecho yo.

-Nunca- suspiro para calmarse- de verdad que no entiendo cómo puedes vivir con esto.

- Es lo único que he tenido durante toda mi vida, igual me he acostumbrado.

-Pues no deberías, esto no es vivir- la hizo sentarse con cuidado en la cama y la ayudó a quitarse la parte de arriba con delicadeza, tratando de no rozar ninguna herida- Voy a por el botiquín, espera.

Velarion no tardó un segundo en volver y comenzar a desinfectar las heridas en silencio.

Tras muchas quejas por parte de la fémina y algunos chistes por parte del hombre para tratar de hacerla reír, él estaba terminando de vendarle la espalda.

-¿Qué haces?- preguntó al sentir una tirita en su brazo.

-Tenías una pequeña herida.

Se miró le pequeño parche.

-Una estrella.

-Para que no te quede cicatriz.- le dijo mientras recogía.- ¿Te funcionó el brazalete?

- Sí, ningún avistamiento de magia durante el castigo o cuando las emociones me sobrepasan.

- Algo bueno tenía que escuchar hoy, con eso por lo menos te podrás librar de algunos problemas, al menos hasta que tu madre vuelva.

-¿Crees que vuelvan a sangrar?

-Es probable, no estoy seguro no soy un médico como para estarlo.

-¿Cuánto tiempo te quedarás?

-No estoy seguro pequeña, pero espero que tu madre llegue antes de irme. No quiero dejarte sola con ese ser.

-Lleva un mes fuera, dudo que tarde mucho más en volver.

Velarion se dirigió a la puerta y antes de salir le habló a la de pelo plateado.

-Voy a pedir que nos traigan la comida a la habitación, ¿te parece?- ella asintió- Veré si hay alguna forma para sacarte de aquí esta tarde sin que Tobías se entere.

Esas palabras la hicieron sonreír por primera vez en semanas, adoraba pasear por las calles sin que la reconociesen, ese era lo único bueno que tenía ser apartada por su sangre. Tenía algo de libertad,poca y solo cuando su tío la conseguía sacar del castillo a escondidas, pero eso era mejor que nada, era mejor que pasar todo el día en el mismo edificio que el marido de su madre.

☾ ☾ ☾ ☾

Había comido con Velarion en su habitación y tras esto él se había ido y no lo había visto durante esa tarde.

Eran las seis de la tarde cuando la puerta de su habitación fue abierta, ella se estaba cambiando las vendas después de haberse dado una ducha, era su tío.

El pelo plateado estaba recogido en una coleta y en sus brazos traía un pantalón vaquero y una camisa blanca, ambas prendas algo desgastadas, encima de estas unos zapatos marrones y viejos y un gorro del mismo color.

Velarion había dicho que encontraría una forma de sacarla y lo había cumplido.

-Menos más que no has terminado de colocarlas- dijo señalando a las vendas- aprieta bien en la zona del pecho, te harás pasar por un sirviente cualquiera. Ah, y cambiate el color de ojos por uno menos llamativo.

Ella hizo caso a sus indicaciones y una vez lista se miró al espejo, por mucho que sus ojos hubiesen cambiado y su pecho no se notase seguía siendo bastante llamativa y su pelo plateado, al igual que el que sería su acompañante, delataban de dónde procedía.

-Ven- le dijo a Velarion- el pelo nos delata.

Un chasquido de dedos fue lo único que necesito para tener el pelo castaño.

☾ ☾ ☾ ☾

No habían tenido muchos problemas para salir sin ser vistos, ambos conocían los pasadizos escondidos en las paredes del gran castillo por lo que no tardaron en llegar al exterior de manera exitosa.

Ya en la ciudad las personas no reparaban en ellos, algo que Lyra agradecía, no cantrolaba bien su magia, debido a las niñas clases que nunca recibió para aprender sobre el tema, por lo que no sabía cuánto aguantaría su nueva apariencia.

Pasaron el día llendo de un lado para otro, Velarion estaba feliz por cumplir todos los deseos de la chica con el fin de verla contenta, cosa poco probable con su padrastro al lado. Entraron a librerías, donde se gastaron gran parte de su dinero, y lo poco que quedaba desapareció en el momento en el que la chica encontró una tienda de discos. Era la primera vez que estaba en una y su tío pudo observar como sus ojos se iluminaban al ver todo aquello nuevo para ella.

Un chico joven, como mucho dos años mayor que la chica, se acercó a ella.

-Es la primera vez que te veo por aquí, ¿puedo ayudarte en algo?

Lyra se giró hacia su tío, como si le estuviese pidiéndole permiso para hablar. Este asintió con la mirada y señaló uno de los pasillos avisándola de donde estaría si lo necesitaba.

-Si em... Si que es la primera vez que vengo.

-¿Buscas algo en concreto? ¿O prefieres descubrir algo nuevo?

- Hay una chica, no recuerdo su nombre, pero tiene una canción con el nombre de una calle.

-¿Sigue con vida?

-Si- contestó extrañada.

-Se de quién hablas, sígueme- le siguió por algunos pasillos hasta llegar frente a una estantería llena de discos de una misma artista.- Aquí tienes todo la discografía de Taylor.

-Gracias- se formó un silencio incómodo tras esto, pronto el chico comprendió que ella no miraría nada hasta que él no se fuera, y eso mismo hizo.

La chica no tardó en elegir los tres discos con sus canciones favoritas y volver sobre sus pasos en busca de Velarion.

- ¿Eres nuevo en la ciudad?- Lyra miró con duda al joven- Nunca te he visto por el instituto, por eso lo digo.

-Estudio en casa.- miró el reloj tras el mostrador, eran las ocho por los que tendría que volver en menos de media hora, y tras coger las bolsas se dió media vuelta.- Muchas gracias por la ayuda, adiós.

-Nos vemos chico misterio.

Velarion y Lyra acababan de salir de la tienda cuando una gran sombra se proyectó desde el cielo. Al mirar para arriba ambos supieron que ocurría.

Su madre por fin había vuelto.

Aunque no sabían por cuánto tiempo.

La reina mestizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora