Dos días antes de comenzar con el plan...Lyra recibía todas sus clases en la biblioteca, una gran sala que ocupaba casi todo un piso llena de estantería blancas, menos la de libros mágico, que iban desde el suelo hasta el techo todas repletas de libros de todo tipo, aquel día al contrario de la mayoría de días se quedó allí al terminar de estudiar.
Los pocos libros de magia que habían en el reino se encontraban allí, llenos de hechizos inofensivos o que solo ayudaban a las tareas del hogar, pero nadie allí podía ponerlos en práctica, nadie salvo ella. Estos se encontraba en una estantería negra al fondo de la sala, se encontraba poco iluminada lo que le daba un aspecto lúgubre por el cual nadie se acercaba.
Lyra recordaba haber leído en uno de esos libros sobre un hechizo que haría de cualquier objeto una especie de cámara, conservando su apariencia pero siendo perfecto para el espionaje.
Rebuscó en la estantería llena de polvo los diferentes volúmenes de Oculum del mago leyendo los índices hasta que encontró el hechizo que buscaba, Oculus object.
Muy originales, pensó.
Arrancó la página amarillenta del tirón, inspeccionando de que no hubiese roto ninguna parte importante de esta, la doblo cuidadosamente y se la escondió en el escote del vestido azul zafiro que llevaba aquel día, colocó el libro detrás de los demás para que ningún ojo indiscreto que se atreviese a curiosear en aquellos libros notase la falta de una página y avisase a alguien, nadie notaría que faltaba el último tomo cuando no sabía de cuántos volúmenes constaba la serie de libros.
Se sentó en uno de los escritorios centrales de la habitación, eran de caoba con una pequeña lámpara, que iluminaba todo el escritorio, y que estaba rodeado por cuatro sillas, con varios libros de historia y ciencias, aparentando que estudiaba a ojos de alguien ajeno pero memorizando todo lo necesario y el proceso de hechizo.
Necesitaba un objeto moldeable, para que hiciese de ojo, y otro rígido que le permitiese proyectar lo que sucedía.
☾ ☾ ☾ ☾
Después de pasar toda la tarde en la biblioteca pensado que podía utilizar como objetos, Lyra fue a su habitación sin hallar respuestas.
Ya en la cama, y tras haber cenado sola en su habitación una sopa precalentada y con un color extraño y poco atractivo a la vista como para querer comerla por órdenes del rey, mientras leía uno de sus nuevos libros, y que ya estaba a punto de termina, le llegó a la mente los objetos que podía utilizar: la copia de Orgullo y Prejuicio, pequeña y que pasaba desapercibida, y unas grullas de papel que podría colocar fácilmente por todo en castillo y que con otro hechizo las podría hacer volar, permitiéndole también colocarlas por todo el castillo y tener todo controlado por lo que pudiese ocurrir.
Con esa idea se tapó con sus sábanas verdes dispuesta a dormir, sabiendo que al día siguiente debía tener todo listo para conseguir el acceso a su cuenta bancaria, para estar un paso más cerca de su libertad y salvación.
֍ ֍ ֍ ֍
Velarion despertó aquella mañana sabiendo que no podía quedarse de brazos cruzados mientras Lyra hacía todo el trabajo sucio.
Se vistió con una camisa blanca de manga larga y un pantalón de pana marrón para dirigirse a las cocinas a por un desayuno rápido.
Unas tostadas y un café fue suficiente para tener la energía necesaria para enfrentar todo lo que tenía planeado para ese día.
-Perdone, ¿sabe dónde está la reina?
-Su Majestad se encuentra en su despacho príncipe Velarion.
Pues entonces el despacho de su hermana sería la primera parada.
Por el camino pensó en lo raro que se sentía ser llamado príncipe por casi todo el mundo, aunque hubiese sido llamado de esa forma desde antes de nacer, y que nunca se acostumbraría a ello.
Porque los príncipes no hacían las cosas que él hacía.
Una vez delante de la puerta tocó tres veces.
-¡Adelante!-dijo una voz, que reconoció como la de su hermana, tras la puerta, por lo que no tardó en adentrarse a la sala- ¡Oh! Velarion no te esperaba.
-No te preocupes, no vengo por nada importante, solo quería decirte que me voy a ausentar por tres días.
-¿Quieres que avise a Lyra de que no podrás ir con ella o...?
-No te preocupes Seleria, llegaré a tiempo para mi cita con Lyra, solo quería avisarte por si pregunta por mí.
-¿Y por qué no la avisas tú?
-No quería despertarla, lleva mucho tiempo trabajando sin descanso, se lo merece. Si no necesitas más me voy, es urgente el asunto que debo atender.
Se marchó del despacho y tomo rumbo otra vez a su habitación donde cogió la maleta negra y se encaminó al garage trasero, dónde lo esperaba su coche.
Una vez allí, pudo ver su Mustang gris en el mismo lugar dónde lo había dejado la última vez. Dejó la maleta sobre el asiento del copiloto y él ocupó su lugar frente al volante.
Dos mecánicos encargados del mantenimiento de los coches que se encontraban allí le abrieron la puerta y tras un gesto de agradecimiento el de larga melena plateada pisó el acelerador sabiendo que no iba a aflojar ese pedal en todo el camino hasta llegar a su destino, la frontera del Gran Puente.
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La reina mestiza
FantasíaLos humanos lo conocen como el triángulo de las Bermudas, pero solo es un hechizo ilusorio que protege dos reinos ahora aliados. Nadie quiere a una princesa, y menos a una reina, mestiza y los dragones siendo tan orgullosos se niegan completamente...