Capítulo 10

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Lo primero que vió fue a Lyra sentada en la bañera, con la ropa todavía puesta, empapada y llorando.

El suelo estaba mojado debido al agua que se había salido de la bañera al, supuso él, la chica meterse.

Se acercó lentamente a ella sin querer asustarla y al fijarse en ella pudo ver en su cara signos rojizos de golpes, y pudo imaginar que habría más en el resto de su cuerpo, el agua con tintes rojos le confirmó que tenía heridas sangrantes.

 En cuando estuvo al lado de la bañera Velarion se arrodilló frente su sobrina y la abrazó como pudo, haciendo que escondiese la cabeza en su pecho mientras seguía sollozando. 

-Ya estoy aquí, no te preocupes, nada malo te va a pasar mientras esté aquí.- le susurró.

 Poco a poco Lyra se fue calmando y cuando dejó de sentir los temblores característicos del llanto se separo un poco de ella.

-Voy a sacarte de aquí antes de que pilles un resfriado y después si quieres me cuentas lo que te ha acurrido ¿vale?-le dijo suavemente y la chica asintió.- Agárrate a mi cuello.

Le hizo caso y él pasó un brazo bajo sus rodillas y otra en su espalda, la alzó y la sentó en el retrete, para después acercarle una toalla grande para que se secase.

-Voy a por ropa limpia, mientras sécate- dió un paso hacia la puerta y la mano temblorosa de Lyra envolvió su muñeca- No voy a tardar, en un segundo estaré aquí otra vez.

Lyra le soltó y fue a por ropa seca mientras ella se quitaba la ropa, se secaba, se ponía un albornoz y abría el botiquín.

Antes de volver a entrar Velarion dió dos toques a la puerta.

-Adelante-dijo su sobrina en voz baja, él abrió la puerta y entró al baño.

-Vamos a curarte eso antes de que se ponga más feo y te dejo vestirte.

Agarró el botiquín que ella le ofrecía y comenzó a desinfectar las heridas mientras ella hacía suaves ruidos en los que hacía notar el requemor y dolor de aquella acción sobre ella.

Antes de avisarla de que había terminado agarró el lápiz de ojos, que tenía junto al resto de su maquillaje sobre el lavabo, para dibujarle una estrella.

Al notar la acción de su tío Lyra rió en voz baja.

-Deberías dejar de hacer eso cada vez que me curas.

-En un sitio no muy lejano a aquí, y del que tú estás conectada a él, es signo de...- antes de terminar Lyra le tapó la boca con las manos.

-No podemos hablar de eso aquí y lo sabes, no tientes a la suerte.

Bien, bien...-Se levantó y se dirigió a la puerta- Cámbiate y si nos cruzamos con él haz como si nada, nuestro plan sigue en pie.

Velarion salió del baño y se acercó a la estantería y cogió un libro cualquiera para hojear sus páginas mientras hacía tiempo en lo que Lyra se ponía la ropa seca.

☾ ☾ ☾ ☾

La ropa que su tío había elegido para ella era lo suficiente ancha como para que no le rozara con las heridas, pero lo suficiente elegante como para no desentonar en el castillo.

Al salir del baño no hizo el ruido necesario como para que su tío se diese cuenta de su presencia, por lo que le pudo ver hojeando uno de sus libros.

Soltó una pequeña tos.

Velarion se giró para ver a su sobrina con una sonrisa.

-¿Tienes tú la ropa de la última vez- Asintió- Métela en una mochila, nos vamos como la última vez.

Haciéndole caso abrió el armario y, tras rebuscar por el fondo de este, agarró las ropas desgastadas que se había puesto la última vez, metiéndolos en la mochila más vieja que tenía.

Con una mirada Lyra supo lo que Velarion le preguntaba.

-Me calzo y todo listo.

Se puso unos zapatos blancos y el parche negro que se había puesto esa misma mañana y tras esto ambos salieron de la habitación para dirigirse a la salida principal, sin esconderse de la sospechosa mirada del rey, quién pensaba que tramaban algo contra él.

La reina mestizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora