Se apresuraron todo lo posible para llegar antes que la reina, cosa imposible, y una vez en la sala de menesteres, sala poco concurrida y que los únicos que entraban allí eran los cocineros, Lyra hizo aparecer las cara prendas de ambos para cambiarse lo más rápido posible dándose la espalda.Tomaron un pasadizo que conectaba las cocinas con la sala del banquete y una vez allí tomaron rumbo a la habitación de la princesa.
Se acomodaron rápidamente, Lyra en el sillón más cercano a la chimenea y su tío colocando sus libros nuevos en la estantería, sabían que una de las primeras paradas de Seleria sería la habitación de su hija para comprobar cómo se encontraba.
La puerta no tardó en ser abierta mientras unos pequeños golpes eran dados. Ahí se encontraba su madre, la primera reina no consorte, con su pelo plateado largo y sus ojos morados parecía imponente y hacía a cualquiera sentirse pequeño aunque ella no fuese relativamente alta.
Pero la imagen que vieron Lyra y Velarion no fue la de la reina imponente, Seleria sonrió dulcemente a su hija y está dejó escapar unas lágrimas al verla ya que sabía que con ella aquí no pasaría por tantas cosas como cuando estaba sola contra su padrastro, más su madre asoció esas lágrimas a unas de añoranza por haber estado tanto tiempo fuera.
-¿Qué tal está mi princesa?- dijo mientras iba a abrazarla.
-Ahora bien.
-Me han dicho que no has salido de tu habitación en todo el día de tu habitación y que a tí, querido hermano, tampoco se te ha visto- los aludidos se tensaron levemente al pensar que les habían pillado- ¿Lleváis todo el día reunidos aquí haciendo un complot para destituirme?
Todos dejaron escapar unas risas, ellos por los nervios y la reina por su propia broma.
- Por otro lado, ¿Velarion que te he dicho de comprarle más libros? Deja de malcriarla.
- Si no puede salir de aquí por lo menos que pueda entretenerse con algo, ¿no crees?
-Para algo disponemos de una biblioteca, por la cual nadie te ha visto cariño.- dijo lo ultimo mirando a su hija.
- Los libros que leen hoy en día los jóvenes discrepan mucho de los que hay allí abajo, déjala que lea lo que quiera mientras cumpla sus obligaciones.
Mientras tanto la más joven de la sala miraba a los dos hermanos moviendo los ojos cada que uno hablaba, como si estuviese siguiendo un partido de tenis con la mirada.
Cuando vió que el tema se daba por terminado Lyra comenzó a hablar.
-Mamá, antes de irte dijiste que ibas a dejarme volar contigo. ¿Cuándo comenzaremos?
-Te veo ilusionada- dijo mientras veía a su hija con el mismo brillo en los ojos que se le pusieron a la joven al hablar sobre el tema que le otorgaría algo de libertad por unos minutos- Mañana tengo tiempo libre por la tarde, así que prepárate para pasar tiempo con tu madre, y con tu tío si quiere.
-¿Cuándo me he negado a ganarte en una carrera hermanita?- y Lyra, tras ese comentario de Velarion, se sintió tranquila y feliz al volver a ver a su familia reunida.
☾ ☾ ☾ ☾
Aquella mañana solo había tenido clases de idiomas extranjeras ya que Mura se había ausentado argumentando que estaba enferma.
El día pintaba bien para Lyra, ya era la hora de comer y debido a la presencia de su madre todos debían reunirse en el comedor. Los trabajadores que servían la cena eran pocos y los mismos que Lyra había visto en su vida. Ella sabía que en el castillo habían más de doscientos empleados pero aquellos que interactuaban con ella solo era un círculo cerrado formado por diez personas, aquello fueron órdenes del rey al ver su apariencia al nacer.
En la mesa se encontraban su madre, su padrastro y ella, ni rastro de Velarion que como siempre iba tarde a este tipo de cosas.
-Ya está aquí por quién llorábais.- Dijo Velarion entrando por la gran puerta de madera.
-Esas no son formas de aparecer en ningún sitio y mucho menos delante de la realeza- contestó amargamente Tobías.
-Y la cara que llevas siempre no son las maneras de existir, todos tenemos nuestras cosillas- al ver que Tobías iba a volver a contestar Seleria dió un golpe con la palma de su mano en la mesa.
-Velarion siéntate y empecemos a comer, te estábamos esperando.
Tras terminar el postre Seleria se dirigió a su hija
-A las cinco te veo en la azotea, quiero ver cómo te desenvuelves.
-Hace mucho tiempo que no me transformo y mucho más desde la última vez que volé. Dudo poder impresionarte con mis habilidades mamá.
-No te preocupes Lyra, tu madre nunca fue muy buena que digamos. En cuanto me veas me pedirás que te enseñe y no a ella- interrumpió Velarion, ese pasotismo pero a la vez preocupación que su tío tenía era algo que admiraba.
-Bien, entonces si tan bueno eres ¿no te importaría que mi hija observe como te machaco en una competición?
-Tu lo has dicho soy muy bueno, por lo que te verá a ti mordiendo el polvo.
Así fue como Lyra no sólo iba a volar un rato sino que iba a ver jugar a su madre y su tío como cuando ella era paqueña y jugaban con ella.
☾ ☾ ☾ ☾
Las cinco no tardaron en llegar y cuando menos se lo esperó Lyra ya se tenía que cambiar por el conjunto destinado para ese tipo de entrenamiento, un conjunto de camisa y pantalón que no se desprendía del cuerpo cuando te transformabas y por tanto no les dejaban desnudos al destransformarse.
Ya en la azotea su madre y su tío ya estaban allí, cosa sorprendente por parte del último, lanzándose pullitas el uno al otro.
Cuando se dieron cuenta de la nueva presencia en aquel lugar ambos se giraron serios, al darse cuenta de quién era sonrieron.
-Ahora que ya estás aquí, creo que podemos empezar- dijo su madre.
Se separaron los unos de los otros para no molestarse.
Lyra no recordaba la incómoda sensación que transformarse conllevaba, sentía como los huesos y músculos cambiaban para adaptarse a su nueva forma, un mareo se producía en su interior cuando los sentidos se agudizaban tan rápidamente que su cerebro no podía procesarlo a ese ritmo y por último su espalda comenzaba a pesar debido a las alas.
Una vez convertidos los tres se miraron entre ellos. Seleria era un imponente dragón blanco bastante intimidante, al igual que en su forma humana, Velarion era un dragón completamente negro que podía mimetizarse perfectamente con la obsidiana y el carbón, y Lyra era un dragón verde esmeralda, y aún en esa forma sus ojos conservaban su heterocromia uno morado y otro rojo.
No necesitaron comunicarse por rugidos, con una mirada compartida los tres tuvieron la misma idea, volar tan alto como fuese posible y si era más alto que los otros dos mejor.
Y con esa idea los tres movieron sus alas y emprendieron el vuelo.
ESTÁS LEYENDO
La reina mestiza
FantasyLos humanos lo conocen como el triángulo de las Bermudas, pero solo es un hechizo ilusorio que protege dos reinos ahora aliados. Nadie quiere a una princesa, y menos a una reina, mestiza y los dragones siendo tan orgullosos se niegan completamente...