CAPÍTULO XI

16 3 0
                                    

(Hasana)

Después de la conmovedora despedida con Canek, decido ir a el hotel, para como cualquier lunes, trabajar.

Al llegar noto que hay una aglomeración de personas de las cuales unas cuantas gritaban el nombre de Canek, como veo, ya todo el mundo sabe que él piso estas tierras, lo que no saben, es que ya no lo hace.

Al mismo tiempo caigo en cuenta que no puedo entrar a el hotel por la entrada principal ya que, me detendrían para preguntarme y tomarme fotos, a lo que decido llamar a una compañera del trabajo por medio de mi smartwatch para que me abra la puerta trasera del hotel.

—En serio muchas gracias, me sorprende la cantidad de personas que hay en la entrada, necesito ir por un uniforme—digo mirando hacia atrás, asegurándome que nadie me haya perseguido hasta la entrada—. ¿Dónde hay uniformes de repuestos?

—Mira te entiendo, con lo tanto que estas sonando ahora no es sorprendente. Ah y, los uniformes están en el cuarto de aseo.

—¿A qué te refieres con lo de "sonando ahora" —pregunto con el ceño fruncido?

—¿No sabes? —pregunta confundida a lo cual yo niego con mi cabeza—. Bueno, pues mira que salieron unas fotos del príncipe del Reino Amazónico y tú. Me extraña que no estés al tanto de esta polémica, si hasta camisas están sacando —dice risueña.

Mi cara se torna con seriedad después de lo que ella me dijo, al no poder creer lo que ella me dice: siento una picazón en todo mi cuerpo, siento molestias en mi hígado y al mismo tiempo mi respiración se acelera y se hace mas profunda.

—Y que pruebas tienes de eso?

—Bueno pues, les tomaron fotos y salieron en los artículos de la internet, ven y—la interrumpe un trabajador para decirle que no se demorara—. ¡Ay verdad! Oye te espera el gerente  del hotel en su oficina.

—¿Y eso? —pregunto angustiada.

—No lo sabemos solo te mandaron a buscar para que fueras a su oficina.

Yo voy detrás del chico que interrumpió a mi compañera de trabajo, el cual me está guiando hacia la oficina del gerente del hotel, mi corazón aumenta la velocidad de bombeo, siento una piedra en la garganta y al mismo tiempo empiezo a sudar sobre todo en las axilas. No sé para qué me llama, pero siento que tengo certeza en pensar que es sobre lo que ahora me dijeron.

Llego a una oficina, no tan amplia pero acogedora, donde mantenía un olor a café y en donde constantemente estaba tragando saliva.

—Buenos días Señor Kaya, estoy aquí a petición suya—digo nerviosa.

—Así es señorita Okemba—dice con sus manos posadas en cuchillo cerrado sobre el escritorio—. Siéntese por favor

El chico que me había guiado se va y yo me siento con lentitud sin dejar de mirar al Señor Kaya, sintiéndome tensionada e incómoda al tener su mirada fija en mí.

—Me he enterado del chisme que está al alrededor suyo y del príncipe del Reino Amazónico. —Él se levanta para después buscar algo en uno de sus cajones —. En donde especulan que usted tiene un romance con él—dice para después tirar al escritorio una foto en donde yo me estoy besando con Canek.

—Señorita con todo respeto, disculpe, pero esto incumple las normas del Hotel—dice tomando asiento de nuevo.

—Señor yo—iba a hablar, pero él me interrumpe.

—Pero, si bien incumple las normas, tuvimos beneficios de sus desacatos, el nombre del hotel aparece en todas las noticias del mundo que hablan sobre su romance, por lo cual las acciones del hotel han crecido al igual que la clientela—dice con una sonrisa.

H Y CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora