Memories☀🌻 MewGulf (PAUSADA)

8

— ¿Es tu cumpleaños? — preguntó Gulf, mirando el pastel mientras el otro lo cortaba en porciones.

— Nop.

— ¿Es mi cumpleaños? — Gulf ladeó su cabeza, confundido, debía haber una razón por el que hubiera pastel.

Mew rio por lo tierno que era.

— Tampoco, Gulf.

— ¿Entonces por qué es el pastel? Hoy es un día especial.

— ¿Qué te hace pensar eso? — preguntó Mew, en parte sorprendido por aquella declaración.

Claro que era un día especial, pero no se suponía que Gulf lo supiera.

— No sé— Gulf hizo un pequeño mohín.

— Tranquilo, lindo— murmuró él castaño, viendo que estaba confundido—. Pues sí, hoy es un día especial, se cumplen... Otro año desde que estamos juntos.

Gulf alzó sus cejas con sorpresa.

— ¿Cuántos años?

— Muchos — respondió Mew con una risa —. Ya sabes, entre el tiempo que nos conocemos, y lo que estamos viviendo en este departamento, es bastante, ¿Quién lleva a cuenta de eso?

Cuatro años, cuatro años de novios. Claro que Mew llevaba la cuenta.

— ¿Es un... Aniversario? ¿Es eso? — preguntó, y Mew lo miró con su corazón doliendo un poco.

Probablemente Gulf sólo estaba diciendo la palabra genérica, de cuando se cumple un año más de algo, un aniversario, sin importar que sea el aniversario de su noviazgo.

— Sí, Gulf— respondió, endureciendo un poco su voz.

— Feliz aniversario, Mew— dijo con una sonrisa pequeña, que dejó un leve doblez debajo de sus ojos.

Gulf no se había dado cuenta de lo que aquellas palabras habían significado para Mew, aquel chico que lo cuidaba, que lo protegía de todo, que lo quería por sobre todas las cosas... Que hacia todo aquello para ignorar su propio dolor, para evitar llorar, para evitar extrañarlo y para sentirse un poco menos culpable de todo.

Las palabras se quedaron en su garganta y las lágrimas fueron a sus ojos casi de inmediato, cubrió su rostro con sus manos, encogiéndose en la silla del comedor, intentando calmarse, intentando no romperse frente a Gulf.

— ¿Mew? — Gulf sonó preocupado, no le gustaba ver al castaño llorar.

Se levantó de su lugar y fue hacia él, sus manitos se movieron nerviosas sin saber si tomar sus manos, acariciar su cabello o buscar su rostro.

Apretó sus labios en un mohín, infló sus mejillas con frustración.

Finalmente se dijo que tenía que darse un impulso, porque Mew no podía esperar por siempre.

Lo abrazó, dejando que su mejilla se apoyara sobre su castaña cabellera, y Mew escondiera el rostro en su pecho, mientras dejaba leves caricias para calmarlo.

Eso hacia Mew con él cada vez que lloraba, que eran muchas veces, y eso lo hacía sentir mejor, así que debía funcionar igual con él.

Mew se dejó estar en el abrazo de su mayor, sintiendo el consuelo en sus lindos bracitos, y en ese dulce aroma que tenía, dejó que las pocas lágrimas que tenía se fueran, para sonreír.

— Gulf...

— Mhm.

— Yo... Te quiero, mucho— confesó el menor, sus lágrimas volvieron tras esas palabras, y de quedó allí, controlando su llanto con gran esfuerzo.

— Yo también te quiero, Mew— dijo el rubio, que también recordaba que cuando se sentía mal, escuchar que lo querían lo hacía sentir mejor.

Porque podía sentirse confundido, podría sentirse mal, asustado, o golpeado, herido, hasta hecho pedazos... Pero saber que estaba junto a alguien que lo quería, que lo abrazaba sin miedo, que lo hacía sentir seguro, hacía que todo fuera un poco más lindo.

Mew alzó el rostro hacia él, su mano fue hacia la nuca del rubio, sus ojitos color miel lo miraron llenos de dudas, pero no dio indicio de que quería apartarse, o que se sentía mal por la cercanía.

Miró sus labios, aquel par de almohadas rosadas y esponjosas que siempre le habían gustado, que las enamoraba a cada segundo, no con besos, con cada gesto que hacía al hablar, con cada pequeño mohín; labios que no había probado en años.

Se acercó a él, sus narices se rozaron, sentía a Gulf tensarse, los músculos de su nuca lo anunciaban, los corazones de ambos latían apresurados, estando tan cerca y tan lejos a la vez, Mew suspiró, juntó sus frentes y apartó la vista de sus belfos, dejando el beso en el fondo de su mente, en la pila de deseos que no podía cumplir.

— Lo siento— murmuró por lo bajo, se alejó de él, dejando caricias en su cabello, para que lo olvidara —. Feliz aniversario, Gulf.