Capítulo 8: Felicidad, Sangre y Placer

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-¿Mi sangre, eh?- Kiara miró al vampiro alzando una ceja y con algo de diversión – ¿por qué? Tranquilamente podría ir y conseguirte sangre humana si así lo desearas.- Susurró ella sonriendo, únicamente esperando una respuesta que estaba próxima a llegar, una que ella ya conocía a la perfección.

La boca del vampiro se abrió con anticipación. En el momento en que aquellas palabras salieron de su boca, él se levantó lentamente y acercó su cuerpo al de la mujer –Tu sangre, sólo quiero tu sangre, nada más...- Le susurró. Sus ojos brillaban ahora frente a los de ella con necesidad. Una vez que había probado su dulce, intoxicarte, deliciosa, tibia y espesa sangre,  nada, ninguna otra, podría compararse.

Ella tomó, con firmeza y uso de una sola mano, la barbilla del vampiro, deteniéndolo justo donde se encontraba –Mi sangre... ¿por qué debería escucha tus deseos? ¿Mero perro?- Ella preguntó inclinando un poco su cabeza y sonriendo vagamente. Pero al no recibir ninguna respuesta por parte del vampiro, simplemente se dio vuelta y se dirigió hacia su habitación, más en su mente, una gran idea se empezaba a formar.

Axel estaba cerrando la llave de agua caliente, que frente su cuerpo, ahora se sentía como agua helada, antes de escuchar algo en la habitación y estremecerse, era un sonido irritante pero extrañamente tentador, como un silbido mezclado con un quejido, algo que de inmediato hizo que se dirigiera hacia donde su Ama se encontraba.

Kiara miraba al vampiro casi sin moverse en lo absoluto, en una enfermiza diversión. Lentamente, su mano viajó hasta sus labios, que lentamente dejaron que sus dientes tocaran su dedo índice, el cual mordió hasta que la oscura sangre, delirio del vampiro, empezara a chorrear en pequeñas y oscuras gotas. Ella no dijo nada, solo lo miró sonriendo en silencio. 

Instantáneamente los ojos del vampiro se entrecerraron. Cada vena en su cuerpo se tensó al mirar aquella bendición o maldición regarse, desperdiciarse sobre la sabana de la cama. Sus colmillos estaban a la vista por completo, clavándose en su labio inferior, antes de que lenta y vacilantemente, el empezara a acercarse a la fuente de su delirio, lujuria y deseo.

-No.- Dictó ella deteniendo al vampiro únicamente con la mirada, antes de señalarlo con aquel ensangrentado dedo índice, dejando que un par de gotitas de sangre cayeran en el piso. Su sonrisa y diversión no podían ser más grandes, más que el dolor, más que el sufrimiento, la desesperación era lo que más la hacía disfrutar.

El muchacho se congeló en su lugar al escuchar la orden de su Ama. Sus ojos temblaban al ver la sangre rojiza y espesa chorrear hacia el helado piso. Su boca estaba literalmente haciéndose agua mientras el caía sobre sus rodillas y le rogaba, como el buen perro que era –Solo algo de sangre... me... me volveré loco... la necesito... ¡por favor!" gimió en desesperación total.

-Lame el piso- Susurró ella casi inaudiblemente, con una sonrisa que mostraba sus colmillos lobunos, pequeños, pero afilados como dagas, en una mueca que demostraba la insana diversión que estaba viviendo en ese instante, más que nada, lo estaba adorando ahora. Su rostro necesitado, su dolor, todo, era hermoso.

Los ojos del vampiro se fijaron en la sangre que estaba sobre el piso. Oscura, hermosa, con un sabor indescriptible y excitante, estaba ahí, frente a sus ojos, en la forma de tres diminutas gotas sobre la fría baldosa. Y lentamente, inclinándose sobre su pecho como un gato, su lengua traviesa siguió el camino de gotitas de sangre, sintiendo en su piel los escalofríos placenteros que las mismas enviaban a su columna, erizándole toda la piel, mirando a su ama con lujuria, esperando que le prestara algo de atención.

-¿Estás feliz ahora? Encorvándote e inclinándote frente a tu ama como el perro agradecido que eres.- Dijo ella orgullosamente, dejando salir una suave risa al final. Desde donde estaba miraba al vampiro como su mascota, como lo que uno de esos bastardos merecía ser, quizá finalmente el muchacho ahora entendía quién era la Ama y quien sería la mascota, por la fuerza o no.

Mas aquel bocado no había sido nada, Axel hubiese tenido suerte siquiera de olfatear el dulce aroma de la sangre. Lentamente sus orbes carmesí, inundados en lujuria, miraron a su Ama, como aquel ángel o demonio que estaba sobre él, que lo podía salvar, o dejarlo morir. Y con la mirada más necesitada y suplicante que el vampiro pudo conseguir, dejo su lengua salir de su boca, y empezó a jadear, jadear por más, quería más de ella, lo necesitaba, jadeando y con su lengua afuera, finalmente viéndose como un perro rogando por un trozo de pan.

El asombro de Kiara se hizo visible de inmediato, cuando en completa diversión aplaudió un par de veces con una risa de una niña pequeña – ¡Que buen perro eres! ¿Sabes? Creo que puedes obtener una mordida.- susurró el demonio, extendiendo su mano suavemente hasta los labios del vampiro, sonriendo con malicia total.

Los segundos en que ella no respondió su suplica llenaron de disgusto al joven vampiro. Pero la sorpresa se hizo presente cuando se vio a si mismo mirando la delicada muñeca frente a sus labios. Sin pensar, sin perder un segundo de tiempo rápidamente tomó posesión de la muñeca algo pálida de la muchacha, y gimiendo suavemente dejo que sus colmillos rasparan la piel delicada y deliciosa. Segundos después sus afilados y excitados colmillos se clavaron en su muñeca, empezando a beber desesperadamente la sangre que emergía de la herida, de aquellos pequeños agujeros. Su barbilla de pronto estaba empapada en sangre tibia que la recorría, pero eso era lo que menos le importaba en ese instante. Kiara frunció un poco el entrecejo al sentir el pinchazo delos colmillos del vampiro sobre su muñeca. Con una de sus manos apretó la nuca del muchacho, para así tener un mejor control del joven, que ahora parecía más un animal que un híbrido cualquiera. Y tras unos segundos haló la cabeza del vampiro hacia atrás, separándolo de su preciosa sangre, viéndolo gemir y temblar de placer en un estado de excitación en que nunca lo había visto antes

–Es suficiente.- Susurró con una gran sonrisa diabólica, casi, él no se apartaba.

Placer recorría el cuerpo de Axel. Placer como nunca había sentido antes; quién podía saber, que ser separado de lo que más deseaba por tanto tiempo, torturado y haber sufrido y pasado por tanto dolor, llevaría a una felicidad tan grande. Era algo hipnótico, sentir su garganta refrescarse con cada gota tibia y exquisita. Llenarse la boca y dar lagos tragos de este extraño elixir de la vida, era algo demasiado placentero para no sentirlo en todo su cuerpo como una electricidad nociva y adictiva.

Aunque al ser forzado a separarse de su fuente de felicidad, la mano de Axel, temblorosa, se extendió hasta aun sostener la mano de la muchacha, mientras su cuerpo entero temblaba de placer, su espina enviaba electricidad hacia todo su cuerpo, haciendo que su piel ardiera como el mismísimo infierno. Sus ojos aun mostraban y reflejaban placer y necesidad, mientras sus colmillos bañados en sangre bajo sus labios daban a conocer que deseaba más, mucho más, como si estuviese pidiéndole a su Ama que lo devolviera a su pequeño momento de felicidad. Una expresión de placer y felicidad que hace mucho tiempo se había borrado del rostro de Axel, una sensación que el muchacho jamás había experimentado antes, y que disfrutaba como ninguna otra.

Hola chic@s lectores, espero que estén pasándola bien. Bueno, primero que nada, quería agradecerles muchísimo a todos, porque hemos alcanzado las dos mil visitas ^-^. Es una enorme alegría para mi poder compartir esta historia con ustedes, y contarles que ya estoy escribiendo el segundo libro. Iba a ser una historia distinta pero ya las conecté y si lo publico es spoilearles mucho :( Así que esperaré a terminar esta historia, de la cual aun falta mucho, para que puedan ver la nueva. Como verán, no soy muy responsable, así que he decidido publicar cada ocho días. Espero que no les importe mucho. Respondo a sus comentarios siempre desde ahora ^-^. Asi que muestrenme su amor y voten mucho por mi y comenten mucho mucho, l@ qiero, buen día, tarde o noche.

Mi Esclavo, Un Vampiro (EN EDICION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora