Capítulo 11: ¿Celos?

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Al llegar a la mansión, Axel estaba totalmente tenso, sus puños se formaban y se aflojaban constantemente, y sus ojos carmesí buscaban a su captora por todos los rincones de la casa. El día, sin embargo, era espléndido. El sol se cernía sobre la casa dándole un brillo singular, el agua de los estanques y piscinas brillaba con reflejos de plata, las aves revoloteaban alrededor, gorjeando y cantando en alegría, incluso uno que otro conejo se paseaban por el verde pasto. Esto hizo que el vampiro se preguntara si la antigua dueña aún vivía allí. Hasta que cuando la vio, todo su mundo, su mente se partió en dos.

Una Kiara sonriente y espléndida salió a recibirlos, con una sonrisa ladeada sobre sus hermosos labios. Llevaba una blusa ligera con hermosos vuelos en ella, y unos shorts cortos que dejaban mucho a la vista y poco a la imaginación, y con una orquídea cremosa que hacia brillar sus rizos color chocolate oscuro. Sus ojos tenían pupilas humanas, redondas, al menos, y su pose relajada la hacía hermosa, deslumbrante frente a los ojos de Axel.

Mas cuando sus ojos se encontraron, todo lo que vio, fue completa y descarada neutralidad, como si nunca lo hubiera visto en su vida. Incluso pasó rozando su brazo, y una electricidad ardiente llenó al vampiro, pero a ella no pareció importarle.

-Pasen, al fondo a la derecha está el sótano, y la fisura está en el techo.- Fue todo lo que ella dijo. Y la sorpresa de Axel fue mayor al ver a un pequeño correr desde la oscuridad hasta la pierna de Kiara, y abrazarla con fuerza, ella solo rió suavemente y lo alzó en brazos cariñosamente. Axel nunca pudo tocarla, no cariñosamente, y eso le inyectó celos en su interior, ¿patético no? Celos de un niño.

-¿Es su niño?- Preguntó su tío mientras preparaba sus herramientas distraídamente. El hombre era parecido a Axel pero con una contextura más delgada, y menos hábil que el muchacho.

-Algo así, se me podría considerar una madre soltera.- Ella respondió jugando con los cabellos del pequeño. Axel se tensó y miró hacia abajo. Él no era el padre del niño, eso era obvio... eso significaba que... ¿Kiara había tenido otro visitante en su mansión? Un golpe de ira tiñó sus mejillas de un rojo carmesí. Ese niño era el bastardo hijo de un hombre que se había acostado con Kiara mientras Axel aún estaba allí sufriendo. Aun así, solo pudo liberar su ira con un suspiro.

-Pues es una hermosa madre soltera.- Dijo su tío, ¿Acaso le estaba coqueteando? Axel bufó silenciosamente y miró con ganas asesinas al hombre a unos pasos lejos de él.

-Tío, vamos, tenemos trabajo.- susurró mordazmente al hombre mayor mientras se adentraba en la casa. El hombre solo se encogió de hombros y lo siguió, desviándose al final para dirigirse hacia otra zona de reparación de la casa.

Axel esperaba ver en el sótano las cadenas, la sangre y los fierros ardientes dentro de la chimenea encendida. Pero tuvo que parpadear un par de veces para creer lo que había encontrado. Una alfombra de terciopelo roja cubría el piso, cortinas delicadas de un vino tinto cubrían las ventanas enormes que antes no estaban allí. La chimenea estaba cubierta por una rejilla, con botitas decorando la parte superior. Y dibujos de cebritas y pequeños leones decoraban las paredes. Al ver la fisura, notó que ya había estado allí desde que él había llegado. ¿Era esto una excusa? O... ¿se preocupaba más por un niño no deseado que por Axel, en quien invirtió tanto esfuerzo?


** **

Kiara jugaba sobre el suave pasto con el pequeño Smile. Así decidió llamar al niño que halló en el bosque. Los cabellos negros grisáceos del pequeño revoleaban con la suave brisa veraniega, la risita del niño se disipaba con el viento. Ella lo sostenía en su regazo, sus piernas algo flexionadas lo acunaban con cariño. Y los dos pares de ojos se miraban como ningunos otros habían podido hacerlo.

El pequeño había resultado ser un humano maldito, o embrujado, como prefieran llamarlo. La maldición había estado presente en su familia por varias generaciones, pero una alteración en los genes hizo que el fuera el afectado. Habían querido llamarlo Jean Charles. Kiara descubrió que era incapaz de hablar, pero con ella podía comunicarse por pensamientos, como por una conexión psíquica. Su sonrisa resultaba tan cálida, hermosa e interesante que el nombre que Kiara eligió fue Smile, para que el joven recordase esa sonrisa que cambiaba mundos. Sin embargo, en no mucho más de dos años más, el pequeño alcanzaría la edad adulta, por su rápido desarrollo.

Había tenido que arreglar el cuarto para Smile, era por eso que había llamado a uno de los humanos obreros más reconocidos de la época. Claro, no era un Da Vinci, pero era efectivo en su trabajo. Lo que no había esperado era que el vampiro lo estuviese acompañando, un azar del destino bastante desagradable, pero soportable hasta cierto punto.

Axel intentaba lo mejor que podía, concentrarse en rellenar la fisura en el techo, pero su mente no se lo ponía sencillo. Desde que vio al niño abrazando la pierna de Kiara, su mente divagaba y se perdía en las curvas de su cuerpo, que imaginaba, aunque no había visto. Subía y bajaba por su cuello exquisito, lamiendo, succionando y besándolo, sintiendo su sabor, sintiéndola a ella retorcerse bajo su cuerpo ardiente. Acunaba su rostro en sus huesos collar y se perdía, ahogado entre sus pechos. Recorría en un beso húmedo su vientre y exploraba sus rincones más ocultos con su lengua traviesa, hasta escucharla rogándole que parase. Acariciaba con su mejilla sus muslos internos entre gemidos de placer y calentaba con sus manos los externos, ¿manos hábiles? Sí, las tenía, y mucho. La impulsaba y la hacía caer de rodillas, sobre sus manos, y como un perro se encaramaba en ella, mordiendo su cuello para que no escapara, mientras se hundía en ella y se fundía con su cuerpo, escuchándola gritar su nombre al embestirla, hasta que al mismo tiempo o no, ambos alcanzaran el dolor placentero del orgasmo, y se desplomaran sobre las sabanas de seda, empapadas de sudor apasionado, jadeando y temblando, mirándose a los ojos en silencio, con intensidad, en agotado estruendo silencioso. Sí, Axel quería mucho más que la sangre de Kiara, la quería a ella, toda para él, y solo para él.

Al darse cuenta, Axel notó que inconscientemente había acabado el trabajo. Que estaba sudando, y que sus jeans estaban más apretados que nunca. Incómodo y avergonzado, aunque nadie estuviese allí, se bajó de la escalera que estaba empotrada contra la pared. La dobló con cuidado y salió de la habitación, con la piel aun erizada y sensible, y un ardor emanándole del cuerpo, un fuego que solo Kiara podría apagar.

A regañadientes, el vampiro caminó tras su tío, y se erizó en celos al ver al niño jugando con el cabello de Kiara, recorría con sus pequeños dedos los rizos de ella, mirando a Axel de reojo, y estaba seguro, que burlándose de su impotencia. Pero volvería, oh, sí que lo haría.

Una vez en casa, cansado, iracundo y algo decepcionado, Axel se recostó sobre su cama. Las cobijas eran mucho más ásperas que las de la cama de Kiara, claro, era seda de ante, un ser con piel extremadamente suave y pelaje cálido, muy costoso, por cierto. Se relajó, con sus manos a los lados. Cerrando sus ojos, dejándose caer en su nueva y placentera adicción, con Kiara, dominando cada rincón de su mente, como un fantasma, uno muy sensual.

Horas después despertó sobresaltado, empapado en una fina capa de sudor, jadeando en excitación, y con un dolor de lo más placentero revolviendo sus entrañas hasta el fondo de su alma, y apretando sus jeans. Necesitaba un baño en agua helada, de inmediato.

Hola muchach@s lectores, espero que estén pasando bien. Aquí les dejo otro capítulo más de mi sensual libro :p. lamento haber tardado unas horas pero estoy en full clases :( Pero no se preocupen, yo si cumplo ;). Cuentenme lo que creen que pasará después?! que les pareció el capítulo? de donde comentan o donde me leen? Dejen muchos votos y comentarios ;) Los quiero mis sadomasoquistas.

Mi Esclavo, Un Vampiro (EN EDICION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora