𝐉𝐮𝐚𝐧 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧 𝐑𝐢𝐪𝐮𝐞𝐥𝐦𝐞☆

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𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧l
𝐗
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫𝐚
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❝The friend of my father❞
¡Lenguaje argentino!
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4 de febrero de 2007

Tus cabellos se movían de un lado a otro sobre tus hombros mientras caminabas apresuradamente hacia el estacionamiento de la bombonera.

Buscabas con la mirada uno de los autos de allí, los buscabas a él, ese hombre que te volvía loca sin ningún tipo de esfuerzo, tan prohibido para vos que te encantaba.

La diferencia de edad de ambos era inigualable, aquel hombre de 29 años que se estaba involucrando con la hija de 19 años de uno de sus compañeros de equipo, ella simplemente lo volvía volvía loco y no lo podía evitar, aún que ambos eran concientes de que lo suyo era indebido, jamás les importo, siempre y cuando no sé dejasen ver ante las personas.

Finalmente diste con aquel auto negro y polarizado, sigilosamente te dirigiste hacía él a pasos rápidos. Golpeaste el vidrio del acompañante captando su atención, inspeccionaste el lugar con la mirada asegurándote de que nadie estuviera viendo, te adentraste al auto rápidamente sin esperar algún tipo de respuesta del hombre.

T/n, ¿Qué haces acá?─ Pregunto él mirando hacia todos lados, ya que si alguien los viera juntos y más en su auto podría dar mucho que pensar.

─Ni un 'hola', ¿No?─ Contestaste falsamente ofendida.

─Chiquita, no podés venir así a mi auto y encima subirte, pueden sospechar sabes.─ Explicó.

─Chiquita la tenés y ya se.─ Bufaste, rodando los ojos mientras apoyabas tu cara en la palma de tu mano.

─¿Querés ver qué tan chiquita la tengo?─ Listo, habías logrado lo que querías, en este momento te chupaba un huevo si había alguien fuera o los podrían ver.

─Debería.─ Respondiste, antes de que él te diera la vuelta abruptamente, provocando que ambos hagan contacto visual con el otro, te estremeciste ante sus ojos oscuros puestos en vos, sin más, estampó sus labios sin cuidado alguno sobre los tuyos, moviéndose en total sincronía.

Él mordió fuertemente tu labio inferior haciéndote jadear, aprovechando para dar paso a su lengua y meterla dentro de tu boca, jugueteando desesperadamente con la tuya, era un beso salvaje y hambriento, tu mano volvió hacia su nuca, intensificando aún más el beso mientras tirabas de sus cortos cabellos castaños levemente.

Al sentir la escasez del aire se desprendieron por unos segundos, ambos con las respiraciones agitadas, no dudaste ni un segundo en subirte a horcajadas de el mayor, el posando sus manos en tu cintura. Al ser verano traías puesto un corto vestido marrón sencillo, facilitando más las cosas para Román.

Sus manos apretaron y masajearon tu trasero a su antojo, obligándote a moverte sobre él, su bulto se hacía presente apretando sus pantalones, sintiendo lo duro que ya estaba debajo de tu empapado coño.

El hombre bajo sus besos hacia tu cuello, te sumiste ante las sensaciones que él provocaba en vos, comenzando a sentirte demasiado débil ante sus caricias, completamente necesitada de él.

─Bueno que sea rápido por las dudas, mira si viene alguien.─ Habló él con la voz agitada, casi sin poder respirar bien.

Asentiste frenéticamente, estabas entusiasmada por qué el te llene con su gran miembro nuevamente, después de tantas veces de haberlo hecho, y la situación hacía que te lleve casi al límite.

Con tu ayuda bajo su pantalón junto con sus boxers negros, lo suficiente como para que su pene erecto quedé a la vista, levemente lubricado con su líquido preseminal, rápidamente tu mano se envolvió a su alrededor.

Dejaste caer saliva sobre su glande para lubricarlo aún más, ante su fija mirada. No había tiempo para juegos previos, por lo tanto, él corrió un poco tu ropa interior para poder adentrarse correctamente en tu palpitante coño.

Soltaste un fuerte gemido inconscientemente, siendo callado por su mano en tu boca, tratando de impedir que tus gemidos se oyeran o que al menos no fueran audibles fuera del auto, tus ojos se cerraron firmemente tratando de acostumbrarte a su gran tamaño.

─Movete nena.─ Pidió en un suspiro tratando de que sonara más como una orden, fallando en el intento.

Lo obedeciste comenzando a moverte de adelante hacia atrás lentamente, mientras apoyabas tus manos en su pecho para poder afirmarte mejor.

Él pegó unas fuertes nalgadas en tu trasero, dejándolo rojo brillante y marcando su mano en la zona, comenzando a arderte. Su cara escondida en el hueco de tu cuello mientras dabas pequeños saltitos sobre su miembro viril.

Tratabas de retener tus gemidos, la respiración agitada de Román chocando contra tu cuello, tu cabeza se inclinó hacia atrás hundiendote completamente en él, sumida por el placer.

Comenzaste a implementar más velocidad en cada movimiento, probablemente sacudiendo el auto sospechosamente, lo cual a ninguno de los dos les importo. Él bajo su mano derecha a tu clítoris, masajeandolo deliciosamente, transmitiendote aún más placer que él que te brindaba.

─ Ay si, así dale nena.─ Román habló, empujando sus caderas hacia arriba, ayudándote con cada embestida, llenándote perfectamente y estirando tus apretadas paredes.

─¡Dios!─ Chillaste, llendo aún más rápido, anonada completamente por la sensación de su pene entendo y saliendo de vos salvajemente.

Golpeaba cada vez más fuerte en tu interior, provocando tus lloriqueos y chillidos ahogados, en busca te tu liberación y también la de él.

El interior del auto se inundó con el sonido de sus pieles chocando, y los vidrios levemente empañados por el calor que ambos cuerpos emanaban. Bajaste una última vez alrededor de su duro miembro, mientras tus paredes se apretaban aún más y sentías como él se contraria dentro de ti.

Y finalmente, tu tan deseado orgasmo llegó, mientras su cálido semen te llenaba por completo, debilitando tus piernas. Tu cabeza cayó sobre su hombro tratando de recuperar el aliento al igual que él.

Román dejo un último beso sobre tus labios, antes de desprenderse de vos, soltando un quejido te reincorporaste acomodando tus cabellos alborotados te sentaste nuevamente en el asiento del acompañante, viéndolo acomodar sus pantalones a tu lado.

─ Seguramente el auto se re movió.─ Soltó, riéndose, contagiandote de su risa.

Ambos pararon en seco cuando escucharon los golpeteos en el vidrio del chófer, paralizandolos en su lugar por completo. Encontrándose con tu papá, Hugo Ibarra, un tanto confundido por ustedes dos allí en el mismo auto, podrán imaginarse lo que pasó después ¿No?

nohemxi Espero que te guste linda ✨

━━𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒;; 𝐅𝐮𝐭𝐛𝐨𝐥𝐢𝐬𝐭𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora