Hace mucho tiempo, en un reino qué pasaba por un cruel invierno, una reina; un joven Omega miraba melancólicamente por la ventana mientras bordaba, hasta que en un descuido, la aguja pinchó su dedo y una gota de sangre cayó en la nieve. El joven Omega, lejos de espantarse, miro con ternura su sangre carmesí, mezclada con la pureza de la nieve.
-Quisiera algún día tener un hijo con la piel tan blanca como la nieve, labios rojos como la sangre, ojos azules como el mar y el cabello tan esponjoso como las nubes - deseó con todo su corazón.
Pasaron los años y pronto el rey y la reina lograron concebir a un bello niño de ojos azules, piel blanca y labios rojizos, tal como quería la reina. El mago de la corte pudo determinar que cuando creciera sería un Omega, pero a los reyes no les importaba, para ambos, era el niño de sus ojos, que fue bautizado con el nombre de Aziraphale, en honor al guardián de la puerta del Este del Edén. Lamentablemente el embarazo de la reina tuvo complicaciones y aunque pensaron que al nacer el niño todo estaría bien, nada más lejos de la realidad; su cuerpo experimentaba debilidad, tenía que recurrir constantemente a las nodrizas por la escases de leche y luchaba con la falta de apetito. Pero eso no fue impedimento para darle todo el amor que pudo a su pequeño.
Hasta que en una fatídica noche, cuando el príncipe Aziraphale ya contaba con cinco años, la reina murió. Su cuerpo no resistió más la enfermedad y perdió la batalla, por mucho que él quisiera estar al lado de su hijo el resto de sus días. Todo el reino lloró la pérdida de aquel Omega de tan bondadoso corazón.
El rey Alfa pasaba demasiado tiempo absorto en temas del reino, y aunque quería a su hijo con todo su corazón, no podía estar con él el tiempo que quisiera, y sabía que le hacía falta el cariño de una madre. Sabía que nada podía reemplazar a su amado Omega, al menos no como pareja ni como madre, pero Aziraphale necesitaría una figura materna guía.
Fue así como tiempo después de haber respetado el luto, contrajo matrimonio con una condesa Alfa, una dama noble y de carácter firme. Esperaba que pudiera darle herederos para que Aziraphale pudiera contar con algunos hermanos para jugar y también asegurar su linaje.
Lo que nadie prevería es que un año después de aquel casamiento, el rey falleció a causa de una enfermedad, dejando el reino a cargo de la reina viuda Gabrielle. Esta mujer tenía un espejo mágico el cual escondía celosamente del resto del castillo, donde a diario le preguntaba:
"Espejito espejito ¿Quién es en este reino la más hermosa?"
El espejo mágico siempre contestaba la misma respuesta:
"Tu mi reina, eres la más hermosa de este reino."
La reina en cuestión, salía de sus aposentos con una sonrisa de satisfacción, encargándose de los asuntos del reino de muy buen humor, salvo una cosa; ser una madre para Aziraphale, a quien relegó su cuidado a las criadas, aunque estas lo cuidaron como si fuera su propio hijo, aunque era amado por todo el personal, inevitablemente con el pasar de los años, el joven se sintió como un extraño en su propia casa, más como alguien que vivía ahí por compromiso, por ser el hijo del antiguo Señor. Así que para pasar el tiempo cuando no hacía sus deberes reales, solía ayudar a los sirvientes en la cocina o en el jardín, cosa que la reina le reprochaba por rebajarse al nivel de la servidumbre, haciendo que sus castigos fueran despojarse de sus ropas de noble, vestir las más raídas y descuidadas ropas de sirviente y ponerle a realizar las tareas más pesadas y sin ayuda, como lavar todo el patio, podar cada uno de los setos del jardín, hornear toda la guarnición de pan, lavar la losa,etc.
Aziraphale ponía su mejor esfuerzo, pero inevitablemente acababa muerto, pero no todo era malo, mientras realizaba sus labores de castigo, solía hacerlo más llevadero cantando, haciendo que todo aquel que lo oyera quedara embelesado por su hermosa voz, causando el malhumor de la reina.
Pero era solo un chiquillo huérfano al que tenía como un cachorro en un rincón, Gabrielle tenía trucos bajo la manga y estaba segura que no tendría que preocuparse por él.
*Nota: en la historia original es que la reina deseaba una hija con la piel blanca como la nieve, labios rojos como la sangre y cabello negro como el ébano (o carbón, azabache, dependiendo de la traducción). Lo cambie porque Aziraphale no tiene el cabello negro (Michael Sheen si, pero Azi no) que por cierto, en otros papeles si pasaría por Blanca Nieves xD
*Esta descripción fue implementada en la historia clásica de Disney y por eso me desagrada qué la Blanca Nieves del Live Action es latina (pese a que yo también lo soy). Tantas historias de acción, cultura y romance qué tienen para ofrecernos; leyendas y mitos de todo el continente latinoamericano y se van a lo fácil cambiando colores de piel en historias históricamente europeas (con la sirenita maso menos te lo paso porque es un ser mitológico, pero con Blanca Nieves na mames)
*El titulo de reina y madre se usará en femenino para referirse a los Omegas de ambos sexos.
*En el cuento clásico no se menciona que la reina trate de sirvienta a Blanca Nieves, esto fue añadido por Disney.
P.D: Deja una manzanita 🍎 si quieres una dedicatoria en los próximos capítulos.
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Manzana del Edén
Fanfiction🔞⚠ Lectura +18 ⚠ ✅✅✅ En un reino lejano, Aziraphale queda al cuidado de su madrastra tras la muerte de su padre; el rey. Es un joven lleno de bondad y hermosura, no se espera qué esas cualidades le traigan problemas de gente que quiere apagar la l...