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En un reino lejano, Aziraphale queda al cuidado de su madrastra tras la muerte de su padre; el rey. Es un joven lleno de bondad y hermosura, no se espera qué esas cualidades le traigan problemas de gente que quiere apagar la l...
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La reina regresó muy feliz, a su castillo, no perdió tiempo y se quitó eras horribles ropas de campesina, para sustituirla con un hermoso vestido lila aperlado, se puso sus mejores joyas y peino su largo cabello negro en un elegante moño. Con la corona en alto, se fue a su habitación privada donde celosamente guardaba su espejo.
-Dime que deseas saber, majestad.- Habló el espejó con su voz sin emociones.
-Quiero saber quien es en este reino la más hermosa.- Preguntó de manera orgullosa.
-Tu mi reina, eres la segunda más hermosa. El príncipe Aziraphale aún es el más hermoso de este reino.- Contestó el espejo.
Gabrielle torció un poco su sonrisa y alzó una ceja en señal de confusión.
-Creo que te estas equivocando. Aziraphale ya no pertenece más al mundo de los vivos, no me puedo creer que me estés diciendo que un cadáver es más hermoso que yo.- Ironizó con su sonrisa torcida.
-Aziraphale aún es el más hermoso de este reino.- Repitió.
Acto seguido, apareció una imagen donde el joven príncipe yacía inconsciente en la hierba, fue rodeado por una mujer de cabellos rojizos y ropa de aldeano, luego de eso, más y más personas lo roderón, pero quien comenzó a examinarlo fue un joven de rojos cabellos, hasta que con ayuda de otro, cortó el listón que aprisionaba su respiración. El príncipe unos segundos después recuperó el conocimiento y lloró amargamente en el hombro de su salvador, quien lo tomó en brazos para llevarlo a la cabaña.
-Azriaphale es aún el más hermoso, Aziraphale aún es el mas hermoso...- Comenzó a repetir el espejo.
-¡CÁLLATE!- Rugió la reina.
Salió de la habitación con un portazo. Desgraciadamente todos los sirvientes pagaron los platos rotos del mal humor de la reina Gabrielle.
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Los magos estaban preocupados, Aziraphale había pasado cuatro días sin levantarse de su cama, había descuidado sus labores, pero la verdad eso no les importaba, ni siquiera a Hastur, que el primer día luego de preguntar por que no estaba el desayuno y le dijeran que Aziraphale aún seguía en cama temblando, no dijo nada más ni se quejó los siguientes días.
Beelzebub también se preocupó por Crowley, nunca lo había visto en modo Alfa por nadie, se negaba a dejar la cabaña, pese a que habían acordado turnarse para no dejar solo a Aziraphale por si la reina volvía a terminar el trabajo. Además, habían puesto una barrera protectora que impedía que extraños entraran sin el permiso de los seis magos, fuera un individuó con o son magia. También estaba el hecho de que era él único que entraba a la habitación de Aziraphale para intentar darle de comer, otra cosa que los preocupaba, pues apenas picaba un poco de comida antes de volver a sentirse miserable bajo el edredón.
