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En un reino lejano, Aziraphale queda al cuidado de su madrastra tras la muerte de su padre; el rey. Es un joven lleno de bondad y hermosura, no se espera qué esas cualidades le traigan problemas de gente que quiere apagar la l...
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-¿Enserio lo estas cortejando?- Preguntó Beelzebub exasperado.
-¿Tiene algo de malo? Él me gusta, yo le gusto.- Gesticulaba Crowley como su fuera un niño.
-Es un príncipe.- Le recalcó.
-Que huyó de su hogar por que la reina lo quiere muerto, algo que por cierto te consta ¿Qué insinúas? ¿Qué un refinado príncipe es mucho para poca cosa que es un bastardo exiliado?-
-No me refiero a eso...- Evadió la mirada.
-Oh, entonces dime a que, si eres tan amable.-
La respuesta fue el silencio de Beelzebub. Claro, Aziraphale no estaba exactamente desterrado, de hecho, por habladurías de algunos aldeanos, aparentemente había caído en una enfermedad misteriosa y ya no se le veía por el castillo, seguramente la reina les dio la orden a todo el personal que no hablaran sobre su desaparición y así sería más fácil darlo por muerto cuando esa supuesta enfermedad misteriosa acabara con él. Desde luego la enfermedad sería ella.
-Ya veo que piensas tan poco de mi.- Ironizó con una sonrisa.- No importa lo que haga o como actué, sigo siendo el hijo bastardo de un rey al cual exiliaron. Soy tan poca cosa para un príncipe de sangre real.-
-Crowley...
-No puede reclamar el trono, la reina lo matará en cuanto ponga un pie en el castillo, prácticamente se convirtió en un paria como yo ¿por qué no podemos ser felices?- Indagaba.
-Deja de pensar como un niño, el rey va a matarte si sabe que te vas a casarte con un príncipe legitimo.- Intentó hacerlo entrar en razón, pero Crowley solo bufó.
-Como si le importara alguna cosa que haga, el solo quiere que no manche su "reputación" y este merodeando en sus asuntos. Ya es un secreto a voces que el Rey de los Magos tiene un hijo bastardo, no se de que se queja.- Ironizó.
-Dime algo. Aparte de tener un apellido y ser reconocido ¿Qué se diferencia Aziraphale de mi? ¿Cuánto tiempo crees que tenga que esconderse de la reina?- Inquirió Crowley desesperado.
-Yo...-
-Solo quiero algo de felicidad en esta vida. No digo que sea infeliz teniéndolos como compañeros, Agradezco que hayan elegido dejar el reino para venir conmigo, pero ¿Tener la vida que tengo no me da derecho a un compañero?-
Beelzebub suspiro, rindiéndose.
-Vamos a lamentar esto en el futuro. Solo no nos den problemas cuando alguno de los dos entre en ese maldito celo.- Respondió mientras se llevaba la mano al puente de la nariz.
