𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫 𝐋𝐨𝐬𝐞𝐫- 𝐒𝐭𝐚𝐧𝐥𝐞𝐲 𝐔𝐫𝐢𝐬

Killing

El primer sitio que se me ocurrió fue mi casa, así que allí fui, llegué y en el buzón ponía Bowers, parecía deshabitada, toqué la puerta de la desgastada casa y nadie respondió, entré, estaba tal y como la recuerdo, fotos de mi madre, la placa de policía de mi padre y el sillón donde él se ponía a ver la tele solo que estaba manchado de sangre ya seca, según me contaron en aquellos tiempos Henry le clavo su navaja en el cuello dejando que se desangrase, subí las escaleras pasando por la habitación de mi hermano, llegué a la mía, comencé a observarla, miré mi ropa con pequeñas notas en las que ponían "si" y "no" que significaban si Henry la aprobaba o no, en la cómoda junto a mi cama había un cajón con candado, busqué la llave entre la ropa interior y la encontré, abrí el cajón lleno de mierda, abrí uno de los pocos libros de tenía y encontré una margarita seca y aplastada que usaba como marca páginas, me trajo un recuerdo, era octubre, todos estábamos peleados menos Stanley y yo que habíamos empezado a salir después de lo de su Bartz Mitzva:

-Vaya- dijo Stan mirando una margarita entre un montón de hierba muerta, la cogió y la puso en mi oreja.
-Gracias- dije sonriente, seguimos paseando de la mano por Los Barrens.
-Tú eres más bonita que esa flor- me dijo y reí.
-Que cursi- este rió conmigo.

Ese mismo día era tarde y volvía sola a mi casa, ya estaba cerca cuando escuché un susurro, lo ignoré pero volvió a llamarme, me giré a mirar no había nadie, cuando volví al frente había una margarita en mitad del camino, pero se fue deteriorando.

-Tú eres más bonita que esa flor Gabbie- sonó la voz de Eso asustándome.
-¿Q-que?- dije, entre los contenedores frente a mi casa una sombra corrió, di un paso atrás.
-¿Que pasa Gabbie? ¿es porque tu hermano se enfado contigo?- dijo esa voz de nuevo, una piedra me golpeó, me giré y era Eso, grité.
-Hostia puta- dije caminando hacia atrás, Eso corrió hasta mi acorralándome- esto no es real, no es real, no es real ¡no es real!- grité y cuando abrí con los ojos no estaba, corrí a entrar a mi casa.

Cogí la margarita y la guardé en mi cartera para que no se arrugara, me levanté dándome en la cabeza con la lámpara en la pared que usaba para leer, de ella colgaba un collar, era un pájaro hecho de papel, me lo regaló Stanley también, recuerdo que cuando me mudé a la nueva casa con mis padres de acogida me di cuenta de que no estaba, lloré durante dos días, lo cogí y me lo puse, salí de la casa, entonces entre los contenedores llenos de chatarra una sombra corrió, mientras la chatarra se movía, pensé que sería una rata, pero salió un globo rojo flotando.

-Me cago en...- dije acercándome, el globo giró, ponía "I 🖤 DERRY" entonces explotó dejando ver a Penywise, me alejé.
-¿Me echaste de menos?- dijo y rió saliendo de entre los contenedores- ¿dónde está nuestro querido Stan?, ah si, Penywise que tonto eres, se chocó ¡Poom!- volvió a reír- y ahora está en coma, que pena... su vida pendiente de un hilo, bip, bip, bip- dijo haciendo con el dedo las subidas y bajadas de un monitor cardíaco.
-Vete a la mierda, ¡no te tengo miedo!- dije dándole con la tapa de el cubo de la basura y salí corriendo de allí.

Fui lo más rápido que pude hasta el hotel, subía las escaleras del pequeño porche cuando escuché un grito, abrí la puerta corriendo.

-¿Qué pasa?- dije entrando, Beverly subía corriendo las escaleras.
-¡Eddie!- gritó y subí también, estaba sangrando.
-Joder Eddie, ¿qué coño?- dijo Ben, mientras Eddie estaba en shock.
-Bowers está en mi habitación- dijo y limpié la sangre que caía de su boca, Ben fue a la habitación.
-¿Es grave?- preguntó Eddie.
-No, tranquilo- dijo Beverly tocando el corte.
-No está- dijo Ben- se ha ido.

Bajamos en busca de un botiquín para curar a Eddie, no había tiempo de ir al hospital, Beverly me contó que Bill se había ido a por un niño o algo así, bueno y también que se besaron cosa que me encantó, echaba de menos los cotilleos de perdedores,en Massachussets no tenía muchos amigos que digamos. Fuimos los cuatro juntos a la biblioteca, escuchamos un grito.

-¿Mike?- preguntó Beverly abriendo la puerta- ¿hola? Dios mío- dijo al ver cosas rotas y Mike en el suelo, después gritó, había un hombre con un hacha ensartada en la cabeza.
-¿Es ese mi hermano?- pregunté y Richie asintió levemente.
-¿Estás bien?- preguntó Ben.
-Si, de puta madre acabo de cargarme a un tío- dijo Richie alterado mientras yo miraba el cadaver.
-Le preguntaba a Mike- le respondió Ben ya que Mike estaba herido, me agaché a mirar a Henry.
-Vaya está hecho un mierda- me quejé y lo dejé caer de nuevo, Eddie rió.
-¿Y Bill?- preguntó Mike.

Le contamos lo poco que sabíamos y Ben vendó a Mike mientras esperábamos a que cogiera el teléfono. Al final lo hizo.

-Bill, estamos en la biblioteca, ¿dónde estas?- dijo y se levantó- no, no, no, escucha, ven a la biblioteca, idearemos un plan y... no, no, ¡Bill!- dijo y se colgó la llamada.
-¿Qué pasa?- pregunté.
-Se va a enfrentar a Eso solo- me respondió.
-¿Qué?- dijo Richie.
-¡Solo! Tiene que ser en grupo, el rito no funciona si no es en grupo, solo funcionará si estamos juntos- dijo y le quitó a Richie el cono ese extraño.
-Mike, ¿te ha dicho a dónde iba?- dijo Ben.
-Si de verdad quiere matar a Penywise solo pudo haber ido a un sitio- dijo Beverly.
-Al sitio donde tiene que realizarse el rito- continuó Mike.
-Ah no nos va a gustar, ¿verdad?- dijo Eddie.
-Neibolt- susurré y Ben suspiró.

Cogimos nuestras cosas y corrimos lo más rápido que pudimos a dicha casa, estaba la vieja bicicleta de Bill allí y él estaba a punto de entrar.

-¡Bill!- gritó Beverly cuando llegábamos.
-No chicos, no, y-yo empecé todo esto, es-s culpa mía que estéis todos aquí, está maldición, esta puta cosa que tenéis dentro empezó a crecer el día en el que os p-pedí ir a Los Barrens porque lo único que me preocupaba era encontrar a G-G-G-Georgie, bien voy a entrar ahí y no se lo que va a pasar pero no puedo pediros que hagáis esto- nos dijo Bill y Beverly cogió uno de los pinchos que había en el suelo.
-Tampoco te íbamos a pedir permiso- dijo Bev.
-Beverly...- comenzó Bill pero Mike le interrumpió.
-No fuimos por libre entonces y no lo vamos a hacer ahora- dijo.
-Los perdedores permanecemos unidos- dijo Ben y saqué algo de mi bolso, la pistola de mi padre.
-Wow Gabbie, ¿de dónde la has sacado?- dijo Richie.
-Mi padre era policía- dije y miré las balas, solo tenía una- menuda mierda- la tiré al suelo al ver que no servía y como no llevaba seguro se disparó dejándola sin balas del todo, todos se asustaron y me miraron.
-Gracias, por casi matarnos- dijo Ben y yo hice una mueca.
-¿Alguien más tiene algo que decir?- dijo Eddie antes de que entráramos.
-Richie ya l-lo dijo la última vez que estuvimos aquí- dijo Bill.
-¿Yo?- preguntó el nombrado- ¿no quiero morir?
-Eso no- dijo Bill.
-¿Tenéis suerte de que no nos la midamos?- preguntó de nuevo y lo miramos.
-No- negó Bill.
-¿Matemos a ese puto payaso?- preguntó Rich y Bill sonrió- matemos a ese puto payaso.