XXXV

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Lauren Jauregui

  

  No estaba tranquila, en lo absoluto, quería traerla conmigo y cuidarla hasta de los mosquitos si eso era posible.

Pero...

— ¿Hasta cuándo se quedarán tus primos?— le pregunté

  Ya estaba acostada en su cuarto, yo estaba sentada a su lado. Sus padres se habían ido a llevar a su abuela a su casa junto con Leila, mientras que Dimitri decidió pasar la noche aquí.

  Ellos me daban muy mala espina, sobre todo Dimitri. Él me hacía recordar a..

Mi padre

— Supongo que unos días, ¿porqué?

   — Por nada...— me acomode a su lado y simplemente apoye mi cabezo en su pecho—¿Puedo pasar la noche contigo?— podía escuchar como sus latidos se aceleraron ante mis palabras, sonreí

— Te refieres a dormir conmigo?

Gire la cabeza quedando muy serca de su rostro

Asenti con la cabeza

— Solo para asegurarme de que no te caerás de nuevo por las escaleras— le dije y ella sonreí en respuesta
—¿Me dejás?

  Ella simplemente asiente con la cabeza, mordiendo mi labio emocionada, terminé con la poca distancia de mi rostro y el suyo para besarla.

Siempre dije que si siento esa chispa al besar a alguien, ahí me quedaría. Pero, con Camz no siento una chispa, con ella siento el infierno mismo dentro de mi ser. Y no planeo irme, jamás

 
  El beso tranquilo se volvió hambriento en cuestión de segundos, su lengua danzando con la mía me provocaba un revuelo de emociones y sensaciones en mi mente y cuerpo que me hacía querer más.

  Logre acomodarme entre sus piernas sin cortar el beso, sus piernas se enredar ligeramente en mi cadera mientras sus manos se entierran en mi cabello.

  Mis manos acarician sus piernas desnudas y sube hasta su vientre,cintura y detenerse en sus pequeños senos que me encantaría poder besar y admirar en algún momento.

  Estábamos envueltas en una burbuja de tensión sexual, de deseo, de intensidad, de una terrible sed de saciar esas ganas de poder ser una al fin.

— Lauren..—susurra en el momento que comienzo a besar su cuello al punto de dejar marcas, en el momento que un gemido escapa de sus labios sabor a miel, no pude detenerme, no quería detenerme porque quería seguir escuchando ese glorioso sonido que salía de su garganta

  Rápidamente me quité mi campera de cuero negra para estar más cómoda, y el hecho de tener un vestido negro ceñido facilitaba las cosas.

  Me pegué más a su cuerpo y volví a besarla con intensidad mientras mi mano sujetaba las suyas sobre su cabeza y la otra simplemente se coló entre su short de algodón gris y su braga.

  Una vez pude tocar su intimidad, el hecho de descubrir lo húmeda que estaba me encendió más. Mis dedos comenzaron a acariciar su clit lentamente, en círculos.

Sempiterno [camren] (Re-subiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora