Capitulo 1: Las Eternas Muertes de Mari

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-¡TE EQUIVOCAS! ¡MARI NUNCA MORIRA!

Mari siente su garganta recobrar el aire. Siente sus pulmones llenandose de oxígeno de nuevo. Oxigeno comprimido, probablemente.

Se odia a si misma. Sabe qué no merece la vida. Siente qué no se merece absolutamente nada. Pero entonces, ¿Porqué siente parte de su vida regresando a su cuerpo lentamente? ¿Qué es...esta sensación? Ahora le sigue un dolor de cabeza absoluto.

Y entonces recuerda sus rostros. De sus amigos. De Sunny. Y algo la posee. ¿Su fuerza de voluntad? ¿Deseos de arreglar las cosas?

No sabe...pero sabe qué ha abierto los ojos.

Ojos pasmados viendo a tablones de madera reforzada deteriorados. Agua se traspasa desde los huecos de ella. Esto no es real. Esto es un sueño.

Gusanos rodean su cuerpo. Y se siente demasiado apretada dentro de ese maldito ataud. Siente qué sus brazos estan apretados y qué esta sofocada.

No. No puede dejar qué eso ocurra. Su fuerza de voluntad la posee de nuevo, y empieza a rasgar. A rasgar los tablones de madera. Lo hace con tanta fuerza y desden qué se rompe las uñas, llenando sus manos de sangre y goteando hacia sus brazos. No le importa.

Nada le importa. Nada importa.

Intenta dar golpes contra el feretro. Y abre un pequeño agujero. Pero de ahi...solo entra tierra. Y más gusanos. Más porqueria. Más inmundicia. Esto no es un sueño.

El agujero en las cosas se abre ante ella.

Pero no se inmuta.

No es importante.

Sabe lo qué viene.

Con sus manos, abre el agujero, rompiendo más. Y entonces cae. Toneladas de tierra y piedras. Siente qué se va a ahogar. Lucha por respirar. Su instinto de supervivencia golpea cómo el frente de una locomotora a un carro.

206 huesos adoloridos.

Músculos atrofiados.

Venas saltando de cada parte de su cuerpo.

Gotas de sudor ruedan por su rostro.

Su alma sobrevivio a la perdición.

Fue difícil.

¿Salir de un agujero hecho de tierra y piedras, mientras gusanos te rodean y un feretro te mantiene contenida?

Eso es aún más difícil.

Pero lejos de ser imposible.

Ignora la tierra.

Las piedras.

Lo ignora todo.

Y sale del agujero, hacia la luz.

La luz de la luna.

Y los relampagos a su alrededor.

Los rayos caen a la distancia.

Se siente cómo Renacimiento.

Mari recupera el aire.

Logra qué el Ataque de pánico se tranquilize.

Las gotas de lluvia lavan su rostro lleno de tierra y sangre.

Lavan sus manos lastimadas.

Mari da un fuerte suspiro. Aire fresco. Sabe qué esto no es un sueño.

Pero se espanta aún asi. A su lado, al menos una docena de tumbas. Atrás de ella, hay un árbol cortado, del cual, crece una gentil flor. Y a sus pies. Su tumba. Destrozada.

El Renacimiento de Mari - Un Fanfic de OmoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora