Capítulo 12. Las mil noches.

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No puedo decir que haya dormido muy cómoda en el duro suelo pero he dormido muy bien. Y poco. Las pestañas se me quedan pegadas las unas con las otras. Aun con toda la pesadez de mi cuerpo por la mañana, me incorporo. Al hacer lo cae la manta que me cubría y no es lo único, un atisbo de conciencia me acaba por despertar. Y se del cierto que esto es la cosa más extraña y a la vez excitante que he hecho nunca. He estado en la misma habitación con un hombre y no ha pasado nada indecente. Y no porque no hubiera querido. Porque una parte de mi deseaba arrancar la tela y poner lo entre mis brazos. Lo habría besado hasta....Mis mejillas empiezan a colorar se y me recuerdo que no debo gritar o lo despertaré. NOOOO!! QUE ME ESTÁ PASANDO!!! AAAHHH!!!
Me intento calmar pensando y enumerando plantas de forma alfabética. Pasados unos minutos ya estoy más tranquila. Miro por la ventana, hay poca luz pero ya se pueden ver los primeros rayos de luz. MIERDA. Debo volver o voy a volver a preocupar a mi familia. Cojo la ropa negra ya seca y me visto en un momento. Antes de salir contemplo la figura de él durmiendo, o lo que debería ser su cuerpo porque no llego a distinguir nada. Apoyo con cuidado la mano en la tela y le digo suavemente.
– Nos vemos por la noche.... – y sigo esperando de pié. Ojalá pudiera dar le un beso de despedida por todo lo que ha hecho por mi....
BESOO!!! OCHAKO POR FAVOR!!!!
Me voy dando un traspié hasta el tragaluz y lo abro haciendo el menor ruido que puedo. Salgo afuera como una cometa y me tiro al vacío completamente colorada. Cuando llego a casa me meto con la ropa en la cama y me cubro con las mantas la vergüenza que empiezo a sentir. Pero no contenta con eso mi cabeza empieza a rememorar toda la noche pasada mientras mis mejillas se colorean todavía más y mi corazón empieza a latir desbocado. Cierro los ojos para evitar pensar en eso pero creo que en algún momento me quedo dormida.

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Un portazo me despierta de mis dulces y ardientes sueños.
– QUEE COJONEEESS!!– grito al tiempo que me incorporo.
– ESOOO DIGO YO PEDAZO DE GILIPOLLAS!!! CASI ME DAS UN PUTO ATAQUE CARDÍACO!! SI NO LLEGO A ENCONTRAR TE AQUÍ HUBIERA ECHO SONAR LA PUTA ALARMA!!!– me grita el maldito pelos de mierda entrando a mi guarida secreta o bueno a nuestra guarida secreta. Él es el único que también tiene llave. – PODÍAS AVISARME PEDAZO HIJO DE PUTA. NO ESTOY PARA JUEGOS!! TENGO UN HIJO Y UNA MUJER QUE CUIDAR!!
– CÁLLATE JODER!!
Pero es mi alarma la que suena. La Mèirleach esta al otro lado de esta cortina, pero no se ha despertado con los gritos. Miro al otro lado de la cortina con insistencia.
– Que es todo esto? Y porque estás en el suelo?– dice ahora mientras se acerca a la cortina y la quita de un tirón. No me da tiempo a gritar le que la sábana ya está en el suelo. Para descubrir... A nadie. No hay nadie. Ella a volado.
– Oye que....
Ella se ha ido. Cabreado me levanto del suelo y le exploto la cara con toda mi rabia y frustración.

Después de casi matar al pelos me obliga a contar le todo. Y yo se lo cuento casi todo. Los detalles me los guardo para mi.
– La próxima vez que quieras darte un revolcón avisame pedazo de mierda! Me has dejado preocupado.– me gruñe todavía muy cabreado conmigo.
– Muereteee capullo!!– y esta vez exploto pero no en su cara o si que podría llegar a matar lo.
– Ya! Pues eso casi lo consigues.– me dice con tono irónico cruzándose de brazos. Yo aprieto mis manos para no arrancar le el cuello de cuajo.
– YAAA LO SIENTO JODER!!– me disculpo porque se que es lo que quiere conseguir y realmente me jode, porque podría jugar se su puesto de yo haber desaparecido de verdad. Y porque soy su mejor amigo y estaba preocupado por mi. Le miro y él me sonríe con su estúpida sonrisa de tiburón.
– Jeje!– se ríe aunque al poco los dos suspiramos cada uno por una razón diferente.
– Entonces es ella no... – me dice afirmando lo evidente desde hace mucho tiempo. Los dos sabemos de quien hablamos y de que hablamos.
– Sí– le afirmo serio sin más.
– Y que vas a hacer... – me pregunta preocupado. Y no es para menos la puta situación es realmente un fastidio. No se quien es ella, no se donde encontrar la ni que puto aspecto tiene. Podría confesar mis sentimientos por ella pero... Ya me ha dejado claro que ella ama a otro y eso pondría nuestra "amistad" en peligro, pero se que no puedo estar toda la vida así, en algún momento esto se acabará, yo tengo una data límite y aunque no la tuviera no soy de esos que dejan pasar las oportunidades. Se que quiero estar con ella, pero todavía no se el cómo. Así que por primera vez en mi maldita existencia no se lo que debo hacer.
– No lo se– le digo mientras caigo derrotado en la silla mientras bajo la vista de mi mejor amigo. Él no dice nada. Solo me mira preocupado.– Pero tengo que encontrar la. Tengo que saber quién es.
– Encontrás la manera. Siempre lo haces.–me anima con otra de sus sonrisas. Me levanto para seguir con mi trabajo.
– Y tu no te mueras por tan poco o tendré que aguantar a la plasta de tu mujer.– le digo casi como una amenaza.
– Esta bien! En unas horas estaré recuperado.– me dice más animado mientras flexiona sus brazos. Le medio sonrío y me voy, tengo mucho por hacer y mucho en lo que pensar.
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La ladrona de librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora