No salgo de mi cama. Me quedo llorando y llorando saltando me la hora del desayuno y mi trabajo, aunque tampoco es que tenga hambre ni ánimos para hacer otra cosa que no sea llorar.
Pero lo peor no es que tenga el corazón roto, o que piense que he traicionado mi amor por Katsuki al besar a otro hombre. Ni es la certeza de que ese beso a sido más que increíble, placentero y deseado. Hoy será la mil y una noche. Hoy debo decir que es lo que vale más para mi.Ya es de noche, hoy he cenado sola, mi padrastro ha tenido que quedarse en la Oficina más tiempo. Y eso me deja con una casa enorme y vacía para mi sola. Y no se si es agradable o no, pero si que siento todavía mucha presión. En todo lo que llevo de día no he decidido que es lo que voy a hacer. Me voy a la sala de música donde siempre tocaba con Melissa antes de irnos a dormir, pero no solo me acuerdo de ella. Recuerdo a Katsuki, en otro piano, tocando. Y al mismo tiempo todavía puedo sentir el sabor a canela de los labios de mi Ghealaer. Porque todo lo que tiene que ver con el amor es tan difícil? Porque no puedo venir con un mapa de instrucciones, o en un libro de recetas? Me quedo cerca porque no puedo ni sentar me en el banquillo.
— La casa se ha vuelto más silenciosa, verdad.— dice distraidamente la voz de mi padrastro mientras esta apoyado en la puerta. Pero mi vista vuelve indudablemente al piano.
— Mucho.— le contesto. Aún sin poder decidir me por nada. Escucho los pasos de mi padrastro mientras entra en el cuarto y cuando se planta a mi lado.
— Papá... Puedo hacer te una pregunta?— le pregunto mientras estrecho mis manos con nervios. Creo que él es el único que puede ayudar me, con la duda que tengo en mi cabeza. Lo veo dar un respingo y luego ponerse serio. Siempre lo hace cuando le sorprendo llamándolo papá.
— Claro que sí, cielo.— me dice con una sonrisa de confianza.
— Crees que es posible amar a dos personas a la vez?— me alegro que blo piense antes de contestar eso quiere decir que es importante.
— Sí. El amor es diferente para cada persona, y no todos lo entienden igual. El amor es la única bala que nadie puede detener, siempre te llega, quieras evitar lo o no.— lo piensa de verdad, no tiene dudas.
Me quedo pensando, o más bien comiendo me todavía más la cabeza. Pero no es lo único a lo que le estoy dando vueltas, también lo hago con el anillo que me dió mamá antes de morir. Cuando me doy cuenta dejo de hacer lo. Antes lo hacía mucho, cuando estaba inquieta, me ayudaba a pensar. Qué me diría mamá? Cómo me animaría?
— Este anillo... — me dice mi padrastro mientras me toma la mano con gentileza y me da una sonrisa nostálgica. — Se lo compre a tu madre el día que decidí proponer le matrimonio hace ya muchos años. Era todo lo que puede comprar con lo poco que tenía. Unos días después tu padre apareció en la Oficina, entro como un bólido, parecía como si un terremoto estuviera en mi oficina. Cuando le pregunte que le pasaba me dijo que iba a pedirle matrimonio a Hanako. En ese momento se me partió el corazón, pero él empezó a hablar maravillas de ella. Cosas que conocía perfectamente y de cosas que ni yo llevando 5 años con ella sabía. Él solo la había visto dos veces. Y con eso tuvo más que suficiente para saber que era la mujer de su vida, la mujer a la que le iba a pedir estar con ella para siempre. Cada vez que hablaba mi corazón se hacía más pequeño pero también más grande. Ver como hablaba de la mujer que amabamos... No podía hacer me más feliz. Y cuando me enseño el anillo. El suyo era perfecto para ella. Era simple, sencillo, dulce, era un anillo hecho de flores silvestre. Eso era ella. Entonces lo supe. Yo nunca podría haber llegado donde él. Si la habría amado, pero en cierta forma ella no estaba destinada a mi. Así que le animé y al igual que este anillo me guarde mis sentimientos. Y no me arrepiento, porque un año después encontré mi destino. Seguí amando a tu madre, pero de una forma diferente, ella siempre será mi primer amor. Y a tu padre también le apreciaba, era mi primo y mi mejor amigo. Y con eso tenía más que suficiente. Por eso, cuando vinisteis después de la muerte de tu padre, supe lo que tenía que hacer. Lo que tu padre habría querido que hiciera y lo que él hubiera echo por mi, cuidaros y protegeros. Por eso le di el anillo a tu madre, es algo que le pertenecía solo a ella. Pero me alegro que lo tengas tu.— me sonríe y me besa la mano con dulcura.
— No lo sabía... Ella me dijo que este anillo era muy importante para ella, que se lo había dado una persona muy especial. Me alegro que esa persona seas tu. Así puedo tener una parte de los dos conmigo.— me llevo la mano del anillo al pecho.
— Ochako... Perdoname.— me dice bajando la cabeza algo abatido.
— Ehh!!? Porque?— le grito sorprendida por el cambio repentino de tema.
— No puede hacer mucho por curar a tu madre... Y con lo del matrimonio tampoco lo hice bien.... Melissa me echo una buena bronca. No debería haber te impuesto nada. Pero...
— Eso no es verdad!! No podíamos hacer nada por ella, la enfermedad estaba ya muy avanzada. Además tu estuviste siempre con ella... Y conmigo.— le digo recordando esos días tan borrosos que tengo guardados. Los días en que mi madre no parecía ella. — Gracias. Nunca te he dado las gracias por todo lo que has echo, te quiero mucho papá. — le digo mientras lo abrazo. — Y por lo del matrimonio... Se porque lo hiciste. A mi también me echo la bronca, Melissa. Aixx... La echo de menos. — afirmo con tristeza pero pronto recibo un abrazo protector.
— Y yo. — me confiesa mientras apoya su cabeza en la mía. Y los dos nos reímos, parecemos unos críos que echan de menos a su madre, pero en cierta forma es así. Cuando mamá murió, Melissa fue quién se encargó de cuidar nos. Y ahora que no esta con nosotros se siente un poco... Pesado.
— Pero no vamos a decidir le nada o la preocuparemos.
— Jajaja, cierto. Bueno, siempre me tendrás a mi por aquí.— le digo mientras le doy un último abrazo y me separo de él para regalar le una sonrisa.
— Espero que eso no sea cierto porque sino tendre que pedir le a Mel inventar algo para mis oídos y acabaré con todo el te milagroso de Momo para calmar mis nervios.— me dice en tono divertido claramente burlándose de mi.
— Oyeee!!!— le grito poniendo mis brazos en jarra y inflando mis mejillas pretendiendo estar indignada, ya que su afirmación es cierta, soy un terremoto como mi padre.
— Jajaja.— se ríe mientras sale más animado hacía la puerta.— Estaré en el estudio, no te acuestes muy tarde jovencita. Nos vemos mañana, descansa.
— Tu tampoco. Buenas noches.— me despido de él con una fuerza renovada. Me alegro mucho el haber podido hablar con él de esta forma y haber le agradecido todo lo que ha hecho por mi porque... Esta es la última vez que se lo voy a poder decir.
Le toco las canciones preferidas de Melissa y después me voy a mi habitación.
— No tengo dudas. Se lo que quiero hacer.
Y como cada noche desde hace dos años y nueve meses, me escapo de mi cuarto para irme a cumplir las mil y una noches prometidas pero me voy porque también necesito respuestas, respuestas que solo él me puede responder.
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La ladrona de libros
FanfictionElla entraba como la medianoche al castillo solo para robar libros. Él solo quería librar se del fantasma que deambulaba por el castillo. Pero, para que sirven los encuentros si no es para encontrar algo o... a alguien?