Cap 6. Flor de media noche.

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Llegamos al atardecer después de estar 6 putas horas encerrados en el maldito barco. La ventaja fue que ahí puede trabajar tranquilo, cosa que hice, este es el segundo día del trato no me puedo dar el lujo de perder el tiempo sin hacer una mierda. Al llegar nos recibieron los reyes Nejire, Mirio y Tamaki, y les ofrecemos la comida y las medicinas como agradecimiento.
Pero....
No son peligrosas las manzanas rojas? He oído que están prohibidas en muchos lugares.– dice la reina peliazul mientras coge una manzana entre sus manos y la mira con curiosidad.
– Eso son gilipolleces!– le medio grito enfadado fruncido el ceño. – No hay nada peligroso en las manzanas.
– Aah, lo que quiere decir es que en esos sitios están prohibidas porque creen que tienen un poder afrodisíaco. – me corta el maldito de Kirishima para intervenir.
– Y lo tienen?– pregunta curioso el rey Mirio, mirando a las manzanas con nuevos ojos y a sus dos esposos de reojo.
– En verdad, no. Pero si que es muy nutritiva y ayudan a disminuir la fatiga. Además esta variedad es más dulce y carnosa.– continúa el pelos antes de dejar me responder otra grosería.
– Entonces porque se creen que lo tiene...?– vuelve a preguntar la estúpida reina con curiosidad y algo de escepticismo. Eso ya me toca los huevos, no he venido aquí a que me cuestionen.
– Porque la tarta de bodas es un puto pastel de manzana. Y ya sabemos lo que pasa después de la boda. Por eso los malditos extras muy religiosos se creen que tienen poderes y las prohíben.– les grito cabreado. Ellos me miran y se ponen a reír. Al menos el rubio y la tipa rara porque el otro esconde su cara roja.
– Solo por eso!!– y se sigue riendo con su voz de campanita. – Entonces habrá que probar la!!– dice la reina peliazul dando una palmada emocionada.
– Habéis tenido suerte! Aquí el menda, hizo mi tarta de boda. Además su comida es una delicia. – dice sonriendo el pelos de mierda mientras se apoya en mi.
– Entonces hagamos esto. Vosotros cocináis para nosotros esta noche y nosotros os dejamos quedaros el tiempo que queráis y hablar de negocios.
– Echo! – le digo aceptando el trato.

Ahora es de noche y me siento tan despierto como siempre pero tan intranquilo como hacia tiempo que no me sentía. Estará bien? Habrá encontrado la nota? Qué es lo que hará esta noche? Ayer tampoco nos vimos...
– Aagghh joder deja de preocuparte por ella!– grito en la soledad de mi habitación. El maldito pelos de mierda ya se ha ido a dormir desde hace rato. Y esta jodida sensación de completa soledad no ha desaparecido desde que he embarcado. Cabreado miro al cielo pero ahí tampoco encuentro nada. No hay lunas. Fastidiado decido irme a dormir. O al menos lo intento.

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Hoy cuando llego a la herbolaria Chiyo nos esperaba a las dos con una gran sonrisa y una buena noticia. El Castillo nos ha abierto sus jardines y terrenos para plantar y un espacio para preparar y estudiar las plantas. No cabía de la emoción, porque eso quiere decir que, primero: tendremos mucho espacio para plantar más flores, con lo que siempre tendremos para hacer los remedios, y eso significa que podemos salvar a muchos más. Además de poder contar con un invernadero para plantas exóticas que son más difíciles de encontrar. Segundo, y lo más emocionante de todo es que esto me permitirá estar más cerca de mi príncipe. Ya se que estaré trabajando y él también pero puede que en algún momento lleguemos a cruzar nos y no se... Tal vez el destino podría echar me un cable? Eso estaría muy bien. Pero es mejor que me quite de ilusiones, eso solo pasa en los cuentos de hadas y esto... Es la maldita realidad.

En todo caso estamos las 3 de camino al castillo, aunque al llegar se nota que hay mucho movimiento de carros cargando cajas por lo que Chiyo nos hace entrar por una de las puertas laterales del Castillo. Pero eso no rompe mi felicidad, me siento como si fuera mi cumpleaños y estuviera esperando para abrir los regalos. Pero una vez allí, la realidad me golpea duramente, hay mucho trabajo por hacer tanto que sin dar me cuenta he acabado estirada en mi cómoda cama sin poder mover un mísero músculo. Aún así tomo toda la fuerza de voluntad que me queda para cambiar me y salir de nuevo hacia el castillo. Pero la realidad me vuelve a golpear otra vez. Mis ojos se quedan fijos en sus palabras, en ese trozo de papel grueso y caro, con un millón de pensamientos y sentimientos encontrados.
Sin ser consciente me he puesto en movimiento, saltando por los tejados hasta llegar.... A su despacho. Se que es estúpido pero quiero ver lo con mis ojos. Así de estúpida soy. Y lo confirmo, la habitación está llena de una inmensa oscuridad. Me siento donde siempre y me envuelvo las piernas con los brazos como si fuera una bolita. Siento como si toda la gravedad cayera sobre mi, pero no es hasta que lo digo en voz alta que no se hace realidad.

La ladrona de librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora