Capitulo 7. Algo nuevo florece.

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Por fin, hoy vuelve, no se habla de otra cosa en los pasillos del Castillo y por el pueblo tampoco faltan las noticias, el príncipe heredero vuelve a casa después de seis largos días, en los que ha estado ausente. En el pueblo no se habla de otra cosa que de las Islas de Jade y todo lo nuevo que vendrá de ella. Mi corazón da un vuelco al pensar que pronto podré volver a ver lo paseando por estos pasillos, en los que ahora más que nunca ya me se de memoria. Por el momento espero impaciente poder ver lo, quiero ver la cara que pone al ver me por aquí. Sabe que hemos hecho un invernadero? Sabe que hemos empezado la plantación de las hierbas medicinales en los terrenos del Castillo? Me siento nerviosa solo de pensar lo y de pensar en él. Tengo muchas ganas de ver lo... Pero se que no viene solo, con él se que con el llegan Kirishima y mi amigo Ghealaer. Después de tantas noches sola por fin podré ver le, tal vez le rete a un duelo y le obligue a contar me todo sobre la Isla de Jade, me siento ansiosa solo de pensar en las mil curiosidades que tengo sobre esa pequeña isla. Por el momento quien aparecer es Momo por el campo donde estoy trasplantando lavanda.
- Ochako ya puedes ir a almorzar, yo acabo con esto de acuerdo.- me dice Momo amablemente. Uaah!! Eso es perfecto porque me estaba muriendo de hambre. Me doy cuenta ahora que he dejado de soñar despierta.
- Gracias Momo! No tardaré en venir.- le digo mientras me levanto con una sonrisa y me sacudo la tierra de mi vestido. La dejo trabajar mientras yo voy a por el almuerzo que está en nuestro "despacho" aunque más bien es el cambiador, sala de preparación de medicamentos, enfermería,... Una vez tengo el almuerzo paseo por los enormes jardines que tanto me conozco de mis visitas nocturnas, pero como es la primera vez que los veo bajo la luz del sol me parecen aún más increíbles y fascinantes. Mis pies se mueven por el gran espacio paseando por todos los rincones como si yo fuera la reina del Castillo.
Mientras avanzo recuerdo que hoy hace 6 días de mi trato con el guarda. Y no puedo estar más contenta y feliz, ha cumplido. Pero no contento con eso ha mejorado el doble o el triple lo que tenía yo pensado hacer, no se puede retar a ese guarda, todo se lo toma muy personal. No se como ha conseguido convencer al Príncipe de ir a las islas de Jade, poner los campos de hierbas en el Castillo y hacer el hinvernadero, pero me alegro que lo haya echo. Así que hoy cumpliendo con el trato iré a almorzar allá donde empezó todo esto, bajo el árbol de la Lluvia de Jade. Siempre he querido ver lo a la luz del sol, y no me ha decepcionado. Nada más girar la esquina sus largas ramas caen como lluvia de color azul verdoso, al igual que caen las de un sauce llorón. Su gran y grueso tronco es de color granate violáceo, es casi invisible des de aquí, ya que el árbol es muy frondoso. Su aspecto es enorme, impresionante y majestuoso, simplemente me deja sin aliento. Me acerco a tocar lo y fundir me dentro de esta obra de la naturaleza cuando...
- Porque narices miras tan emocionada las malditas flores y plantas, cara redonda?- me pregunta su voz rasposa y grave llena de curiosidad. Una sensación de deja vú viene a mi, esto lo he vivido antes, o no? Me giro y allí esta el príncipe Katsuki que mira con su cara de gruñón y una ceja levantada como muestra de curiosidad. Mi corazón salta al ver lo después de tanto tiempo pero eso solo dura unos momentos, esta extraña sensación de deja vu me deja inquieta junto a ese apodo tan característico y molesto.
- Cuando me llamarás por mi nombre?- le pregunto molesta mientras me cruzo de brazos.
- Cuando me de la puta gana.- me dice él gruñendo me más mientras se acerca con una sonrisa arrebatadora. Y lo es porque casi me quita el equilibrio, dejando me las rodillas temblando.- Para eso soy el príncipe, o eres tan estúpida que ya no lo recuerdas? Puedo hacer lo que me plazca, como por ejemplo esto.- me dice mientras me coge de los mofletes y me sigue sonriendo de esa forma. Creo que se me van a caer algo más que las rodillas.
- Quieres dejar me!- le digo apartando sus manos, tener lo cerca después de tanto tiempo puede ser peligroso, podría escuchar como de rápido va mi corazón.
- Eres muy aburrida, mejillas.- me acusa todavía en tono divertido mientras me alejo un poco de él, necesito respirar y recobrar la compostura, no puedo dejar que él tenga este efecto en mi, me niego. O al menos una gran parte de mi, lo niega.
- Pues lo siento mucho, Majestad, pero soy así. Si no te gusta es tu problema.- le digo haciendo acopio de todo el poco orgullo que no ha sucumbido a la lujuria de esos ojos tan rojos y a esa sonrisa tan picante.
- Yo no he dicho que no me guste, estúpida.- me dice con ese tono medio serio medio autoritario que contrasta tan bien con esa sonrisa juguetona tan propia de él. Mi corazón da un salto haciendo que me ponga colorada. A él le gusta algo de mi. UAAAAHHH!! A la mierda todo: mi orgullo, mis rodillas y mis bragas mojadas.
- Mira que eres idiota!!- me giro dando le la espalda no quiero que me vea tan vulnerable como estoy ahora porque, el más leve roce podría desencadenar arriesgar mi cabeza por un beso. Me intento convencer que no valdría la pena pero me está costando la vida. Así que vuelvo a mirar el gran árbol para pensar en su nombre y todos los de sus parientes para relajarme. Pero no me hace falta pensar mucho ya que pronto vuelvo a caer pero ahora en la belleza del árbol.
- Uaaaahh es hermosoo!!- digo adentrando me en sus hojas con una gran sonrisa. Al menos uno de mis deseos se ha hecho realidad.

La ladrona de librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora