Capítulo 3.

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La isla Tirebrooke era una isla que estaba prácticamente en el centro del mar, la cual cada año tenia peligro de tsunami durante la temporada lluviosa. No estábamos tan lejos de tierra para tener barcos y aviones como único transporte, en realidad la mejor forma de llegar ahí era por un puente de asfalto en la parte sur de la isla. El pueblo con el mismo nombre de la isla estaba en el centro del lugar, a casi una hora en coche desde el puente, por un camino limpio y casi sin usar, pues casi nadie salía o entraba al pueblo, eran una comunidad bastante aislada sin muchos extranjeros.

Al entrar en ese paisaje verde y natural, solo pude pensar en lo aislados que estábamos, rodeados por el mar y un frondoso bosque lleno de hojas verdes, que servía como un tipo de camuflaje que nos ocultaba de todos y de todo. Cuando entramos en el pueblo de Tirebrooke, los lugareños nos miraron con miedo y desconfianza, ¿Qué más podían pensar de californianos con un niño que era un asesino en potencia?

Nosotros teníamos una casa casi en la parte norte de la ciudad, donde el clima era más cálido y mucho más tranquilo, mi hermana Margge había vivido ahí desde hace dos años, desde que inició la universidad aquí. Somos vecinos de mi tío, Joel Wayne, el cual vivía al frente de nuestra casa, y ellos se habían tomado la molestia de cuidar a Margge durante el tiempo que ella estuvo sola aquí; algo que yo considero innecesario, por que debo recordar que mi hermana mayor tiene 20 años, no es una niña.

Margge nos esperaba fuera de la casa ella sola, en medio del frio, saludándonos emocionada desde la puerta. Mi hermana había subido mucho de peso desde que llegó aquí, imagino que se alimentó de pescado y grasa durante todo ese tiempo, así que ahora pesaba más de 70 kilos, con sus gafas de marco negro y su cabello rubio teñido recogido en un moño. Lucia como una persona amable y un poco más normal que el resto de mi familia.

—Hola Vincent —ella me saludó alegremente cuando baje del coche, acercándose a mi para besarme la frente.

Nunca había sido muy cercano a Margge, nos llevábamos por 4 años, y durante nuestra infancia y adolescencia ella prefería estar sola o con Clarissa. Sin importar eso, creo que ella me quiere como cualquier hermana, la típica hipocresía familiar, debes amar a tus hermanos solo por las uniones de sangre, no porque realmente te agraden.

Había además otras cosa que me gustaba de Margge, y es que ella no tenía miedo de mí, no se mostraba distinta al estar a mi lado. Supongo que la explicación a esto es que ella y mi otro hermano mayor, sabían que era un enfermo mental y que había golpeado a alguien hasta casi romperle los huesos de la espalda, pero ellos todavía pensaban en mi como el pequeño niño adorable que habían dejado en casa hace varios años y que visitaban cada navidad. No me habían visto como mis otros hermanos y mis padres, lleno de sangre y tierra después del "Incidente 1".

—Hola Margge —saludé sin ganas, dándole la espalda para ayudar a mí hermano menor, Chris, a bajar del coche, observando de reojo como mi madre se ponía tensa con mi cercanía con él.

—Ven Chris... —le dijo mi madre interviniendo de pronto, alejándolo con ligero miedo de mí, tomándolo de la mano y llevándolo a la casa.

Tal vez debería enfadarme por eso, pero en medio de todas las recientes "peculiaridades" de toda mi familia, este tipo de cosas ya no me molestan tanto. Pero Margge reaccionó de forma diferente, notándose molesta ante la actitud de mamá, supuse que ella había notado lo tensa y aterrada que estaba el resto de la familia de mí. Pero ella no me tenía miedo, así que me pasó un brazo por los hombros llevándome a la casa, aún era ligeramente más alta que yo, tratándome como su pequeño hermanito, que probablemente sería más alto en un par de meses cuando la adolescencia hiciera más de su magia.

Enamorando al psicópata (Versión corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora