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— 𝙏𝙨𝙪𝙠𝙖𝙨𝙖 . . .
Al haberme descuidado en no mantener a Haru inmovilizada, ella de inmediato corrió hacia aquella chica, dejándome sorprendido, pero no pensó bien las cosa y solo se quedó quieta recibiendo el impacto y así quedando atrapada en aquel árbol.
Me acerqué a ella rápidamente angustiado y solo pude ver que estába inconsciente y como en la parte derecha de su cabeza estába comenzando a sangrar, tuve que alzar un poco aquel árbol sacandola de un tirón, para luego cargarla cuidadosamente entre mis brazos.
— ¡Qué crees que haces! ¡déjala en paz! —gritó aquella chica.
La miré con desinterés, al parecer aquella chica rubia quería intervenir, pero no puede hacer nada si está siendo aplastada por un árbol.
— No nesecitas preocuparte por ella, yo la protegere —gire dándole la espalda— bueno, esperó que te diviertas, adiós.
Alejándome de la chica, me dirigí de camino hacía la cueva que contenía el ácido nítrico. Me costó medio día en llegar a la cueva, y en cuanto llegué lo primero hice fue en acostar a Haru encima de unas hojas asegurándome que descansará.
A media noche salí un momento para conseguir un poco de comida, la suficiente para dos personas, ya terminando de cocer algunos hongos y un conejo como cena, y en tan solo unos segundos de haberlos cocido, escuche a Haru removerse en su lugar.
Al minuto está ya estaba sentada, parecía confundida, al verme solo mantuvo su mirada fija en mí por unos segundos. Al instante se acercó lentamente a la fogata sentándose en frente mío, con tan solo una simple mirada de su atención sentía como provocaba un revuelto extraño en mí corazón.
— Eeeh, disculpa ¿quién eres? —preguntó.
La miré perplejo por unos segundos.
¿¡Qué!? ¿no me recuerda? ¿es esto algún tipo de broma?
Me mantuve relajado para contestar correctamente.
— Ja, no bromees así Haru, no es divertido —seguí comiendo.
— Ehh... parece que me conoces, pero yo... no, y también quería preguntarte —señalo su ropa— ¿por qué estámos vestidos de está manera? —la miré aún más sorprendido— ¿a caso estámos en algún tipo de obra?
— ¿¡D-de verdad no recuerdas nada!? —me incorporó sorprendido, pero intento relajarme— ¿ni siquiera tu nombre?
— Aah, no, tranquilo, eso si lo recuerdo, no soy tan tonta —me mira de arriba para abajo— y... ¿me puedes responder la pregunta?
— Ah, bueno ¿no recuerdas el momento de la petrificación? —me mirá sorprendida.
— ¿Petrificación? —se levantó— ¿si quiera eso es posible? —coloca su mano en su cabeza al parecer sintiendo dolor— A-ah ¿que? me duele la cabeza de repente.
