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Me desperté debido a los rayos de luz del sol que emigraban desde la puerta de aquella casa del árbol, bostezándo un poco y luego me levanto para comenzar a estirarme. Luego me quedé parada desde la puerta de la casa del árbol para observar si alguién se encontraba por los alrededores sin éxito al no ver a ningúno de los tres chicos...
Parece que ya no necesitan de mi ayuda desde que llegó Tsukasa...
baje de la casa del árbol y agarre mi lanza que se encontraba entre las otras, dirigiéndome al lugar de pesca y así entrenar un poco.
Al llegar no pude evitar desanimarme al ver que todos se encontraban en ese lugar, Taiju recogiendo conchas, Senku solo estába sentado en una roca y Tsukasa sobre el mar. No pude evitar seguir viendo, así que me acerqué a Senku y a Tsukasa.
-Sonrió para ellos- Tal parece que se están divirtiendo -dije sarcástica.
- Ah, ya despertarte, dormilona -su sonrisa carismática se adorno en su rostro.
- Bueno, es normal por todo lo que hicimos ayer -sentándome sobre la roca en la que estaba Senku.
- Y ¿de qué hablan? -ladee la cabeza curiosa.
Ninguno contesto y solo se quedaron mirando entre ellos, pero Tsukasa en respuesta solo giro viendo al mar en silencio.
- Somos libres en este mundo de piedra, las conchas nunca fueron de nadie. El mar, la tierra... -pauso dramáticamente.
Solo me mantenía viendo a Tsukasa, prestando atención a todos sus movimientos.
- Una vez hubo un chico pobre que quería hacer un collar de conchas para su hermana, que en esa mañana tendría una cirugía -sonríe por unos minutos- Su hermana amaba a las sirenas...
-Su sonrisa desapareció- Entonces, llegó un hombre con derechos de pesca -camina hacia un señor petrificado- apestando a alcohol y el chico que reunía conchas, no... según el hombre robaba las conchas, y así terminó tan golpeado que quedó irreconocible. Nunca pudo conseguir aquel collar para su hermana...
Hubo solo unos 3 segundos de silencio para que Tsukasa de repente destrozara la concha que tenía un su mano y luego con un fuerte golpe, la cabeza de aquel señor que rodo juato hacía al frente de Senku y yo.
- Espero que sepas lo que haces -sonríe- Tsukasa, acabas de matar a un hombre -lo mira arrogante.
- Sé lo que hice, por supuesto -gira a vernos- amigos, ¿piensan traer de vuelta a todos, incluyendo a los adultos de corazón sucio?... -entrecierro los ojos sería.
- Sí, estarán agredecidos al principio, pero apenas vuelva la civilización, los ricos y los poderosos dirán: "esa es mi tierra", "paguen alquiler", " paguen impuestos" -suspira de nuevo.
- Y así les robarán de nuevo el futuro a los jóvenes pobres. No podemos volver a ese mundo, éste es un mundo de piedra, un paraíso Inmaculado, debemos solo revivir a las jóvenes de corazón puro y viviremos en un mundo natural que no sea de nadie, es la oportunidad de purificar la humanidad ¿no lo creen?
