En el camino hacía la busca de materiales para la fabricación de las armas, nos encontramos con unos árboles de cerezo, recordándo aquel árbol en el cuál siempre descansaba en horas de receso.
— Los cerezos se ven diferentes —Yuzurija parecía triste.
—Acaricie un pétalo de cerezo que había caído frente a mis ojos y había agarrado— los cerezos que conocíamos, prunus yedoensis, no se fertilizában solos, así que debieron extinguirse muy pronto...
En el camino sólo estuvimos en un silencio, que no era incómodo, sino que era acogedor al estar entre amigos.
Al darnos cuenta nos detuvimos al estar sobre un acantilado que mostraba una hermosa vista del bosque.— ¡Qué gran vista! —contemplando la hermosa vista emocionado.
— Perfecto —sacó de su bolso un sextante qué reconocí porque recordé cuando lo habíamos hecho juntos.
— ¿Qué es eso, Senku? —pregunta Taiju señalando lo que tenía Senku en sus manos.
— Un sextante, han pasado 35.970 segundos desde el amanecer —mirando sobre el sextante.
— ¿no dijo algo muy increíble? —Yuzurija habló sorprendida por los conocimientos de Senku.
—Taiju sonrié y gira ver a Yuzuriha— Senku contó miles de millones de segundos desde que se petrificó, es pan comido para él.
— Un sextante debe determinar tu posición según la hora, pero es ridículo lo poco preciso que es —concentrado suspira y deja de mirar desde el— aunque es nuestro único GPS, deberíamos de estar por Kamakura, si supiera la latitud y la longitud...
— Mmm, ¿no hay edificios para orientarnos?
—Bufé cansada— Todo el metal se óxido, no queda nada...
Y al terminar mis palabras, Yuzuriha dió un sobresalto, al parecer por estar sorprendida al ver algo.
— ¿Eh? ¿qué pasa, Yuzuriha? —confundido por su sobresalto.
Comenzó a correr ignorándonos, nosotros sólo comenzamos a seguirla y saber el porque actuaba así, pero al estar en el área que no había ningún árbol, todos comprendimos al verlo de cerca.
— E-esto es... —sorprendida al verlo después de mucho tiempo.
—Agitado de correr— ya sé dónde estamos, estamos a 35 grados, 19 minutos al norte y 139 grados, 32 minutos al este...
Nos quedamos en silencio en solos unos segundos para admirar aquel Gran Buda de Kamakura, pero no duro mucho porque Taiju grito al ver a Yuzuriha.
— ¡¿Oh?! ¡¿qué pasa, Yuzuriha?! ¡¿quién te hizo llorar?! ¡¿yo?! —lo miré con atención.
— ¡No, no estoy llorando! no, no es que llore, pero no, Taiju —gira ver al gran monumento— acabo de despertar y nada se siente real... —la miró comprendiendo su situación— Pero al ver al Gran Buda de Kamakura, me deja claro que estamos en Japón, si han pasado miles de años empecé a pensar en mamá, papá y en los demás...
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Más Que La Ciencia ( Senku x Oc )
Hayran Kurgu𝗘𝗻 𝗱𝗼𝗻𝗱𝗲 𝗛𝗮𝗿𝘂 𝗲𝗺𝗽𝗶𝗲𝘇𝗮 𝘂𝗻𝗮 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗲𝘁𝗮𝗽𝗮 𝗺𝘂𝗱𝗮́𝗻𝗱𝗼𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻 𝘀𝘂 𝗳𝗮𝗺𝗶𝗹𝗶𝗮 𝗮 𝗝𝗮𝗽𝗼́𝗻 𝗮 𝗰𝗮𝘂𝘀𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝘁𝗿𝗮𝗯𝗮𝗷𝗼 𝗱𝗲 𝘀𝘂 𝗽𝗮𝗱𝗿𝗲. 𝗘𝗻 𝗲𝗹 𝗾𝘂𝗲 𝗮 𝘁𝗮𝗻 𝘀𝗼́𝗹𝗼 𝘂𝗻𝗼𝘀 𝗱𝗶́𝗮𝘀 𝗱𝗲...