II ~ Próximos días

42 2 0
                                    

Está frente a mi, olvido como respirar, ella no, no tenía que venir a los entrenamientos no tiene nada que hacer aquí, ¿por qué vine sola?, me da la espalda, pero se que es ella, yo lo siento, lo sé.

—¡Mack! —oh no, cuando veo las intenciones de la chica de girarse me giro más rápido al coach que me ha gritado.

—Hola —le respondo seca, al menos eso es lo que intento porque mi voz tiembla.

—No muerde, sabes —busco a alguien más para que me ayude pero solo tengo al entrenador.

Simplemente le sonrió, él puede notar mi incomodidad, pero parece preferir ignorar eso.

—¿Ha visto a Payton? —Peter niega como respuesta a mi pregunta.

—Yo si —siento que vuelvo a respirar cuando Wyatt aparece a mi lado—. Te llevo con él.

Siento cómo me carga y sale corriendo conmigo, no me dan ganas de protestar, solo quiero salir de ahí, me deja en los vestidores, hay algunos chicos pero no es algo que no haya visto con anterioridad y no me interesan.

—¿ENSERIO TIENE EL MALDITO DESCARO DE VENIR Y PARARSE AQUÍ? —en cuanto mis pies tocan el suelo es lo que sale de mi boca en automático.

—Mack —me giro hacia Payton que acaba de llegar—. Ya se va.

—PUES ESO ESPERO PORQUE TE JURO QUE NO SOPORTO QUE RESPIRE EL MISMO AIRE QUE YO —mi respiración ahora va muy acelerada.

—Relájate.

—¿QUÉ ME RELAJE? ES QUE TU NO ACABAS DE VER A TU MALDITA EX ALLÁ AFUERA.

—¡Deja las groserías! —Decido nuevamente quejarme.

—QUE NO PUEDO JO...

—¡MACKENZIE! —un grito mucho más fuerte que él mío hace que me callé de inmediato—. Fuera, hoy tu no entrenas y espero que para mañana tu actitud sea diferente.

Resopló antes de salir pasando por un lado de Peter, salgo del campo directo a mi auto, lo enciendo cuando veo salir a mi mejor amigo detrás de mí, lo espero pero en cuanto está arriba arranco el auto.

Aun cuando avanzamos unas cuadras sigo molesta, pero al menos mi respiración se encuentra estable, Pay sabe a donde voy. La calle Golden se encuentra con muy pocas personas, al menos es lo que distingo desde el estacionamiento, mi amigo arranca las llaves y pone el seguro.

—No voy a...

—Si, si lo harás, no te vas a estar guardando los sentimientos para luego explotar cuando la ves —me cruzo de brazos y miró al frente—. Deja esa pataleta, por favor.

—¿Qué pataleta? —preguntó con un tono de voz molesta y sin mirarlo.

—Esa —me señala—. Tu no eras así.

—Pues te acostumbras porque así seré de ahora en adelante.

—No, te voy a traer de vuelta, si quieres llorar lo harás, si te enojas pues lo dejas ser, no vas a reprimir todo.

—No quiero llorar por ella —de nuevo me muestro indiferente.

—¿Prefieres enojarte y gritarle a todo el mundo en lugar de dejar salir tus sentimientos? —Su pregunta me deja un gran sentimiento de arrepentimiento.

—Pay, no es fácil

—Y yo lo sé, tu sabes que te comprendo pase lo mismo, pero nosotros no tenemos la culpa —simplemente dejo caer mi cabeza sobre el volante.

Ya no hay ni una pizca de enojo en mi, ahora solo estoy decepcionada de mi misma, me siento mal por como los he tratado a todos.

—Si la tenemos, por no ser suficientes, por darles la necesidad de buscar a alguien más —de inmediato me tomó del rostro para verme a los ojos.

Solo existe contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora