Epilogo. Una Parte De Mi Solo Existe Contigo

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Madison.

—Mi Mack —me lanzó a los brazos de mi esposa—. Te extrañe un montón.

Ella me toma de la cintura con mucho cuidado pero aun así no evita que el abrazo sea tan cálido y la sienta completamente conmigo.

—Solo fueron dos semanas —me lo dice cuando ve que estoy a punto de llorar—. Miraaa, tu panza ya creció un monton.

Se arrodilla frente a mí y comienza a besar mi estómago, verla ahí me deja en claro que no me equivoqué al aceptar esa noche ser su esposa, o si acaso en arriesgar cosas importantes para estar con ella.

—¿Ya me vas a besar? —se levanta poco a poco y se lleva mi mano con las de ella, lo primero que hace es besar donde llevo los anillos.

Sus labios danzan con dulzura sobre los míos, son tan suaves y se deslizan de una manera increíble, tiene un ligero sabor a chocolate, seguro por la malteada que siempre compra en el aeropuerto, cada pequeño movimiento me hace temblar y me produce tantos nervios, tal y como el primero beso en nuestra casa de la calle Golden.

Aunque no lo definiría como nervios, sino como mariposas en el estómago, ese baile interminable como si fuéramos mariposas entre nubes, me produce la máxima felicidad posible, y no solo felicidad me hace sentir mucha paz y tranquilidad, es lo que más me gusta en todo el mundo.

El beso termina con una enorme sonrisa por parte de ambas.

—¿Y nuestra niña? —yo solo hago un asentimiento a la cocina y ella me da un corto beso antes de ir por ella.

—Mackenzie —Peter sale riendo a carcajadas con mi hija pegada en la espalda—. Aquí está tu persona favorita en el mundo.

El abraza a mi esposa para que no pueda alcanzar a nuestra hija, la niña ríe, mientras jala las mejillas de su abuelo para que la baje.

—Ya basta, Peter —el tono de voz de Mack me deja saber que se está frustrando.

—Soy tu suegro, no me grites mocosa —a todos nos alegra ver que siguen manteniendo la misma relación.

—Me quieras o no ya estoy casada con tu hija.

—No se porque te escogió —veo como la mujer de mi vida saca la lengua en su dirección.

—No la tuve que escoger —le digo mientras me acerco por la espalda para bajar a mi hija.

Ver el abrazo de mi Mack y de mi Yara, la emoción con la que ambas se abrazan me complementa demasiado el corazón, es decir ambas son lo que más amo en este mundo pero verlas juntas es un sentimiento que no puedo expresar.

Minutos después de que nos organizamos y Mack descanso un poco salimos a caminar por la orilla del mar, ahora estamos sentadas justo al frente, Mack está recostada en mis piernas, mi niña ama el mar, dice que es tan libre como el, estoy orgullosa de la manera en que la hemos criado y lo feliz que es.

—Tengo el nombre para la próxima niña —miró con interés a mi esposa que ahora juega a pasar un dedo por mi tatuaje de la mariposa que llevo por mi hija.

—Cuéntame —ella besa mis piernas antes de darse la vuelta para levantarse.

—Gaia.

☁︎ ઇઉ

—Mack —el susurro de mi esposa hace que se me alegre el corazón, abro mis ojos de inmediato y la miro a un lado mio.

Yo sabía que aún podía recordar, un día a la vez. Hay momentos en los que no me recuerda y duele completamente, es difícil ver como la única persona que tenía una parte que solo existía contigo deja de saber quien eres y deja de recordar cada momento que las enamoró, yo le juré que estaría con ella en las buenas y las malas, aquí estoy, nuestras hijas están con nosotras, a veces olvida sus nombres, es un proceso lento y horrible por el que no le deseo pasar a nadie.

—Cuéntame cómo nos enamoramos —tomo sus manos suaves entre las mías mientras las abrazo.

—Un dieciséis de agosto yo decidí pedirle al universo alguien que tuviera una parte de ella que solo existiera conmigo, en esta misma calle al otro lado de la acera ibas caminando Madi, en tu propio mundo, no pude evitar que te robarás una parte de mi, y mi mirada, eres tan perfecta que luciste más que todas las cosas hermosas que hay afuera —ella me sonríe mientras se sigue manteniendo con los ojos cerrados.

—Lo siento amor pero no puedo recordarlo —mi vista se nubla por las lágrimas que amenazan por salir.

—No hay problema, te dije que aquí estaría para que estuvieras enamorada de mi toda la vida, y si tengo que recordarte como logré enamorarte día a día lo haré —ella siente la humedad en mis mejillas y comienza a acariciarme el rostro—. Después de eso te volví a encontrar, en la cafetería de tu madre, te sonrojabas cada que te veía, gracias a los Morris nos acercamos más y más, tu sentías algo por mi pero tenías novio y no aceptabas tus sentimientos, llegaste al límite cuando yo comencé a salir con alguien más.

Ella ríe y por un momento creo que lo hace porque ha recordado algo pero al ver que con sus manos acaba de sacarme el dedo descarto esa idea.

—¿Por qué? —realmente intentó parecer ofendida pero no evito reirme.

—Por andar con otra que no fui yo —me muerdo el labio de manera muy suave mientras reprimo una pequeña risa—, y porque te amo.

—Okay, anduve con otra, te pusiste celosa, termine con ella y en esta misma casa en menos de quince minutos me dijiste que te gustaba, me besaste y me pediste ser tu novia, creo que estabas urgida —esta vez logró bromear con ella e incluso me golpea el hombro con suavidad—. Pasaron problemas que no recordaremos, yo terminé en el hospital y de tus dulces labios salieron las palabras que tanto anhelaba escuchar.

—Una Parte de Mi Solo Existe Contigo —continuo con mi llanto al escucharla decirlo, todos los días la misma rutina—. Es definitivamente un recuerdo que no permitiré que mi enfermedad borre.

Me pongo a llorar por unos segundos hasta que ella besa mi frente, y mi mejilla, y mi boca, y así por unos segundos, se que ella no recuerda gran parte de nosotros, pero se que los sentimientos nunca se borraran y que ella sabe quien soy yo.

—Cuando recordé esas palabras me di cuenta que serías la persona de mi vida, la única, daba igual si estaba enamorada de ti o no, eras la ideal, y así fue, ambas somos ancianas y estamos compartiendo la misma cama —pone su dedo sobre mi boca.

—Al grano, vienen de mis favoritas.

—¿Si las recuerdas?

—Las historias si, los momentos no —escuchar eso me hace sentir que vale la pena contarle de nosotras a cada segundo, que la hace feliz lo que hago para que viva enamorada de mi.

—Te propuse matrimonio, en la rueda de la fortuna de París, fue muy chicle pero te hizo feliz, nos casamos unos cuantos años después y creamos nuestro hogar, decidimos tener hijos, viajamos a estados unidos para visitar a tus padre y te dieron la oportunidad de cumplir uno de tus sueños.

—Diseñar la casa de Taylor Swift, es una mierda que no recuerde eso —me rio un poco porque desde hace unos meses comenzó a ser así de grosera.

—Regresamos a Londres, ya con dos hijas preciosas, Yara y Gaia, nubes y mariposas.

—Espera, no me cuentes más —me detengo completamente y la veo ponerse de pie e ir a nuestro armario.

No tarda mucho pero cuando regresa trae su anillo de compromiso y el mio.

—Puedes estar segura que aunque mi mente te olvide mi corazón nunca lo hará porque... —me coloca su anillo y ella se coloca el primer anillo que yo le regale—... Una Parte de Mi Solo Existe Contigo Entre Nubes y Mariposas, Mi Mack

Fin.

Solo existe contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora