VII ~ Dilo ahora o guardalo para siempre.

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—Mackenzie, piensa con madurez hija.

—Eso hago mamá. No voy a hablar con ella —me siento en el sofá cansada.

Han pasado dos semanas desde el beso en el baño, el fin de semana pasado no me busco, hoy por la tarde no fue al entrenamiento y no la mire en ningún lado. Ahora mi madre insiste para que hable con ella.

—Ponte en su situación.

—Yo no tengo esa situación —me arrepiento de inmediato de lo que he dicho.

—Mackenzie Lee, yo no te crié de esa manera —el que eleve su tono de voz me pone los pelos de punta.

—Lo sé madre, una disculpa —esta vez me deslizo por el sofá hasta quedar acostada.

—Mira desde su punto de vista, ¿si tú hubieras hecho eso no te gustaría aclarar las cosas con ella?

—No, porque yo en el momento sabía lo que hacía y si me arrepenti ya es tarde porque dañe a la otra persona —mi madre me entrecierra los ojos y se sienta en el sofá frente a mi.

—Hija, esa no eres tú, yo te conozco, la quieres odiar, y todos te lo hemos dicho, no lo vas a lograr.

—Quiero seguir intentando —se pone de pie y camina hacia mí, yo me siento para dejarle un espacio a mi lado.

—No, no quieres, crees que si te mantienes alejada de ella lograrás dejar de sentir algo por ella, no será así —me toma las manos y se que quiere que la mire a los ojos por lo que la hago—. Durante dos meses no he querido tener esta conversación contigo, pero ya es hora. En tu corazón no hay espacio para odiar, y mucho menos a ella, sabes que haga lo que haga la amaras y te jode, quisieras de un momento a otro no saber de su existencia, mirarla y no reclamarla como el amor de tu vida, o quizá olvidarte de todo lo que daño o como lo dañó, pero eso no es bueno, hay que tener en cuenta siempre lo malo de una persona.

Ella limpia mis mejillas eliminando las lágrimas que han salido de mis ojos hace unos segundos. Está describiendo perfectamente el cómo pienso y duele.

—Sé que te sientes abandonada, traicionada y destrozada, no te culpes de sus acciones, si lo hizo fue por algo pero seguro que no por ti, tú dabas lo mejor de ti —nuevamente toma mis manos—. No quiero que te culpes, es por eso que debes hablar con ella, darte cuenta que fuiste suficiente, que ella tiene otra explicación...

—Me duele mamá, siento que no fue real, que estuvo conmigo solo para darle celos a Adam, que me utilizó, No puedo arreglar las cosas con ella porque no confiaria, y una relación no funciona sin confianza.

—Hija, no tienen que arreglar las cosas, solo es cuestión de que la escuches y dejes de culparte.

Es cuando lo entiendo, mi madre ya habló con ella, ella ya sabe lo que pasó, al igual que Payton, son los únicos que han insistido en que hable con ella. Mi padre se mantiene a raya, se que apoya a mi madre pero no insiste.

—¿Cuando hablaste con ella? —El cambio de tema la deja confundida.

—Cuando estabas en el hospital —espero que me cuente cómo fue que se los dijo—. Antes de pedirnos permiso para acompañarnos, se acercó a tu padre y a mí, nos pidió que la escucháramos.

—Cariño, merece que la escuches —escuchar a mi padre detrás de mí me hace pegar un brinco.

No escuche a que hora llego, me levanto del sofá y voy a darle un abrazo, mi madre también nos abraza, nos quedamos minutos así, me hacía falta un abrazo familiar.

—Está bien, hablare con ella —mi madre no evita su sonrisa, mi papá en cambio solo presiona mi hombro con una sonrisa pequeña.

—¿Quieres su numero? —me gustaría no tener que negar la pregunta de mi madre.

Solo existe contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora