IX ~ 16.

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(IMPORTANTE: ESTE CAPITULO ESTA RE ESCRITO)

Mackenzie.

Estaciono el auto frente a la casa de mis padres, ellos ya me esperan en la puerta, hasta hace cinco minutos hablaba con mi padre, que son unos dramáticos porque temían que hiciera lo mismo que la otra vez. 

El Lunes cuando iba de regreso a Manchester llegue super noche a la casa de la abuela, decidí darme un día turístico y visité varios lugares, hubieron algunos que me encantaron y mis padres piensan que usare mas de mi tiempo para ir a ellos.

—Cariño —mi madre corre a abrazarme como si no me hubiera visto en años.

Cuando salgo de su abrazo en el que casi me quebra una costilla me acerco a mi padre.

—Hola ¿qué tal? —le extiendo mi mano con un saludo formal—. Me he enterado que tiene una hija bellísima, me encantaría conocerla.

—Claro, permítame, ya la traigo —se adentra en mi casa y sale con Hollywood en brazos.

Mi perra se emociona tanto de verme que salta de los brazos de mi padre para venir a mi. La cargo de inmediato, ella se encarga de dejarme la cara llena de baba y yo de rascar su cabeza.

—¿Cómo ha estado mi perfecta hermana? —cuando le hablo con un tono aniñado parece emocionarse más—. ¿Has extrañado a tus hijos? Te comento que New York come mucho, corre de Luan, le teme a la abuela, duerme en mi cama, ama al abuelo, pelea con Eliot y a Sabrina ni la mira. 

Bajo a la cachorra que da vueltas alrededor de mi.

—¿Cómo han estado mis ancianos favoritos? —voy por mi mochila al auto y después entramos a mi casa.

—Mucho mejor desde que se fue el feto que rondaba por la casa, se siente tan tranquilo., soy más feliz.

—Oye, me ofendiste —él me mira confundido—. No me considero feto, soy esperma.

Su sonora carcajada resuena por la casa, mi madre nos ignora como habitualmente hace cuando tiene a Hollywood en manos. Subo corriendo a mi habitación y dejo mi mochila para luego regresar con mis padres.

—¿Cuáles son los planes para hoy? —ambos ya están en la sala pero yo voy a la cocina por helado.

Disfruto tanto del bocado que un sonido de placer sale de mi boca. Mi padre me mira molesto.

—Solo vienes a casa a robarte el helado —niego con mi dedo mientras termino de comer.

—Ustedes lo compran para mi, ninguno come helado y siempre hay un bote nuevo —paso por su lado golpeándolo con la parte trasera de la cuchara.

—Los planes de hoy son limpiar el ático —ruedo mis ojos molesta.

—La abuela ya me hace limpiar mucho —me quejo en un tipo berrinche.

—Todo lo que hay ahí es tuyo —tiene razón.

—Bien —guardo el helado y me ato el cabello.

Ellos ya están arriba, hace poco más de un año no subía aquí. Están los muebles que usaba cuando era pequeña, son lo primero que distingo, detrás de eso hay montones de cajas.

—Casi todo irá a donación, los muebles, principalmente —ayudo a mi padre a mover los muebles cerca de la puerta.

Mi madre se encarga de separar las cajas de ropa que también donaremos, solo deja un gorro rojo que mi abuela materna me había regalado y que use por tres meses seguidos.

Recordarla crea un hueco en mi interior, fue como mi segunda madre, vivía con nosotros, aún recuerdo a la perfección el día que murió, las tantas veces que la Mackenzie de once años intentó despertarla, a todos nos dolió ver ese gorro, me lo intente poner, ni de broma me quedo, pero lo baje a mi habitación.

Solo existe contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora