Capítulo 28 | Mónaco Parte 1

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Exuberante, esa sería la palabra correcta para poder describir la magnitud de perfección y lujo que desprende el tan amado país favorito de Rainer «Mónaco». En la entrada de la mansión del abuelo de Rainer hay una fila de mujeres con uniformes blanco y negro, al igual que dos hombres bien uniformados y ya un poco grandes de edad.     

—¡Fredware! — La puerta de Rainer se azota.

Uno de los hombres corre por la llaves y se lleva el precioso Mercedez en el que hemos viajado.

—Podría seguir llamándote Pequeño, pero de eso ya no tienes nada. — La sonrisa del hombre que permanece en su sitio me hace sonreír, supongo que es la alegría del momento. — Ya era hora de que volvieras...

—Nunca cambia. — Rainer voltea hacia un lado.

Camino directo a él en silencio y bajo la mirada de todos, ya a su lado, me toma de la mano.

—Ella es Olivia, mi novia. — El hombre abre la boca divertido.

—¡Novia! ¡Vaya! —Siento mis mejillas arder. — Espera a que hable con Odette, va a dar el grito en el cielo.

¿Odette?

—¿Dónde está? —Menciona Rain.

—Adentro con Rowan y el niño bonito.

Beck.

—Ya llegaron. — Golpeo a Rainer un poco por el tono que está utilizando. —cómo sea... Olivia, él es Fred; cuidó de mí el tiempo que viví con mi abuelo.

—Soy como el genio de la lámpara. — Río.

—Odette es su esposa, una elegante Mucama  que terminó lidiando conmigo más veces de las que me gustaría. — Fred hunde sus cejas.

—En resumidas cuentas, fuimos los niñeros del nieto del señor Greenwood. — Rainer rueda los ojos. — Un gusto señorita.

—No fuiste mi niñero. — se queja.

—Te saqué de la cárcel seis veces y cien veces fui por ti a bares o fiestas clandestinas. — la situación me divierte.— No te dejes engañar por su apariencia de ejecutivo, ese hombre es un pandillero.

—Nunca estuve en una pandilla. — Apunta Rainer.

—Arabella, Alexander, Archivald, Eric, William y Carlotta, para nada son una pandilla. — Suspira. — La elite junior de Mónaco.

—Terminó la conversación, Fred. — Interrumpe Rain.— Mejor llévanos a nuestra habitación antes de que Rowan se dé cuenta que he llegado.

—Muy tarde. — Rainer cierra los ojos, yo me río. —¡heRRmano! — chilla haciendo énfasis en la sílaba R.

—¡Cuñado!

—Sálvame señor. — Susurra Rainer.

—¡Los extrañamos! — la ahora Rubia patinada, Farfulla efusivamente.

—Extrañé al amor de mi vida.

—Ni te atrevas a tocarme un pelo, Beck. — Advierte Rain.

—Los padres de Beck están preparando la cena, así que suban a darse un baño y bajan para comer todos en familia. — Rainer niega. — Dije que todos...

—Odio pasar tiempo con Beck y ahora quieres que soporte a su odiosa madre. — Se queja.

—¡Oye! — Río. — Mi madre no es odiosa, ¿cierto, duraznos?

Rowan lo ignora y vuelve a dentro de la casa.

—No les creas Olivia, mi madre no es odiosa. — Asiento no muy convencida.

Sin sentimientos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora