Estaba corriendo entre los árboles, no tenía muy claro el porque, pero sentía que alguien venía pisando mis talones, el miedo me invadío, no quería mirar hacia atrás, corrí lo más que pude, cada vez habían menos árboles, de repente estos desaparecieron y me encontré frente a un prado, aperecieron tres chicos arrodillados con una caja entre las manos de cada uno, estos las habrieron al mismo tiempo dejando ver un anillo en cada una.
¿Que demonios es esto?, no se supone que solo un hombre se te tiene que declarar, ¿Porque frente a mí, habían tres chicos arrodillados?
Antes de siquiera poder moverme el escenario cambio, ahora me encotraba frente a una iglesia, entré para darme cuenta de que habían muchas sillas y personas, parecía una boda, intenté acercarme un poco más para apreciar mejor lo que pasaba. De repente las personas se pusieron en pie y dejaron de charlar, me miraban con una sonrisa en sus rostros.
¿Por que me miran?¿Que demonios pasa aquí? Miles de preguntas se formulaban en mi cabeza, me miré a mi misma y me di cuenta que llevaba un hermoso vestido blanco de seda que llegaba hasta el suelo.
¿Esta era mi boda?. Alguien tomó mi brazo mire a esta persona para darme cuenta de que era mi padre quien sonreía orgulloso, empezamos a caminar hacia el altar, en realidad mi padre empezó a caminar, yo estaba siendo arrastrada por el, no sabía que sucedía, aun era joven para casarme. Mientras nos hibamos acercando, veía muchos rostros conocidos entre las personas que estaban presentes. Al llegar al altar mi padre me dejó y otro hombre tomó mi mano, mi futuro esposo, no podía ver su cara, todo se empezó a poner muy borroso.Abrí mis ojos para darme cuenta que todo había sido un sueño, estaba sudando, traté de incorporarme, no tenía idea de si aún era de noche, pero por la luz que se filtraba entre las cortinas diría que ya había amanecido.
Me levanté y fuí al baño, me miré en el espejo, lucia fatal, tenía ojeras y mis ojos estaban algo hinchados, tendría que ver como cubriría eso por hoy, pero igual no pretendía salir, Youra iría a una actividad que había en el centro de Seoul, pero yo no estaba con muchos ánimos de ir, ya que no me sentía muy bien.
Me bañé ya que sabía que si desayunaba primero me daría pereza y no me bañaría en todo el día, me vestí con una blusa blanca de tirantes que decía "Paradise" ya que hoy hacía calor, escogí unos shorts altos negros y unas converse negras.
Salí de mi cuarto y fuí hacía la cocina, Youra ya estaba ahí preparando el desayuno, hoy era mi turno pero creo que se compadeció de mi por los acontecimientos de ayer.
-Buenos días- su sonrisa me transmitía paz, sin duda su aura era el de una madre. -¿Cómo amaneciste?- cuestionó mientras cuidaba que loe huevos no se quemaran.
-Bien creo, aunque sé que mi rostro dice lo contrario.- intenté reír pero en lugar de eso una mueca rara salió de mi rostro.
-Se que es difícil, pero verás que todo pasará, como dices tu "después de la tormenta viene la calma"- intentó imitar mi voz, pero fué una imitación tan mala que lo único que pude hacer fue reír. -Si llego a ver ese desgraciado por aquí le cortaré las pelotas. -sus ojos de desquisiada me asustaron mucho, ella es tan.... ella. -Ahora a comer- su bipolaridad me asombraba, ahora tenía una sonrisa angelical.
Nos sentamos y comimos en silencio, el único sonido era el de nuestros tenedores, Youra es una gran cocinera, siempre había admirado eso de ella, yo no soy tan mala, mi fuerte son los postres.
El día de hoy Youra había cocinado, huevos revueltos con salchichas, amaba este tipo de desayunos, me recordaban mucho a los que hacía mi madre.
Terminé de comer, intenté escapar de Youra, quería encerrarme en mi cuarto y pasar el resto del día allí, como toda una antisocial.
-Espera- su voz retumbó por toda la sala mientras yo paré en seco. -Vendrás conmigo a Myeongdong ¿no?, sabes que no aceptaré un no por respuesta.- el tono de su voz me hizo saber que por más que replicara, terminaría yendo si o si.
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Lo Inimaginable (Big Bang, Super Junior, EXO y tu)
FanfictionPrólogo Nunca pensé que por la sed de venganza llegaría tan lejos, pero ni yo me lo imaginé. Quien diría que lo que un día fue amor para mi se convirtió en rivalidad, y que por medio de esa rivalidad conocería a las personas sin las cuales no p...