Escudo de metal ▸South Park Fanfic◂

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— No, Nichole. No me dejes, Nicky.

Le suplicó Tolkien al ahora cuerpo inerte de su novia, mientras la carga en brazos e intenta llevarla hacia el coche a unos metros.

Cuando parecía que todo estaba perdido, que ella había fallecido, ella levantó la mirada y lo deslumbró unos últimos segundos, entre oscuridad y solo unos pequeños reflejos interponiéndose en la misma.

— ¿Tolkien?

— Amor, mi amor. — le susurró él, abrazándola con fuerza contra su cuerpo para tenerla más cerca — resiste, ¿Sí? Resiste, no te duermas, todo estará bien.

— Tolkien, ¿Me voy a morir? — musitó ella, en un hilo de voz — no veo nada, Tolkien. Me duele la cabeza...

— Tranquila, respira. — le pidió — respira...

— ¿Por qué, ch...? — aireó ella. No dijo más.

Nichole se desfalleció en los brazos de su novio sin siquiera llegar al auto. Tolkien se agachó, arrastró el cuerpo hacia dentro del coche y la sacudió fuertemente con intenciones de que reaccione. Ella ya no estaba. Era imposible.

— ¡Nicky, Nicky despierta! — suplicó a gritos el muchacho — ¡Mírame, Nichole! ¡Mírame! Llegaremos al hospital, respira. Mi vida, no... ¿Qué voy a hacer sin tí?

El asiento trasero del coche se manchaba de la sangre de la ya fallecida muchacha. Sus ojos estaban abiertos pero ella ya no estaba, su cuerpo la había dejado. Ese día Tolkien se fue con ella, y más rápido de lo que él se pensaba.

— ¿Qué tengo que hacer ahora? — pronunció, con dolor y miedo en su corazón.

Alguien apoyó contra su cráneo la misma pistola con que la él había matado a su novia. Pensó, por un momento, que era un policía, hasta que la persona habló.

— Entiérrala.

— ¿Ah? — Tolkien volteó. Era quién más temía, por lo que no dijo nada.

— Carajo, mataste a mi amiga, basura femicida. — declaró la persona — ¡Mueve el jodido trasero y entierra a la muchacha! ¡Entiérrala o te enterraré con ella!

Era casi una amenaza. Tolkien cogió a su novia y con la persona siguiéndole por detrás, arrastró a ella hacia detrás de un arbusto.

Fue con sus manos que comenzó a cavar un pozo, hasta que sus dedos se hincharon y empezó a sangrar. Cuando logró hacerlo lo suficientemente profundo, la introdujo ahí y observó un último momento.

Sus ojos marrones penetraban en los suyos, desesperados.

Para despedirse le dió un último beso en los labios y finalmente la tapó. Ya enterrada, (más el corazón de Tolkien no) él giró a la persona detrás suyo.

— ¿Ahora que hago? — le preguntó.

— Morir.

— ¿Qué?

— Suicídate, ¿Qué más vas a hacer? Te enterraré con ella si quieres, pero suicidarte es el mayor favor que le podrías hacer a la humanidad.

Tolkien jamás vió el suicidio así, hay personas que sencillamente merecen morir y no hay nada con lo que se pueda debatir eso.

La persona le extendió la misma pistola con la que él había matado a Nichole. Usaba guantes, pero Tolkien no. Él lo entendió todo, no quería que hubieran huellas.

Más lo incentivaba. Lo obligaba prácticamente.

Con las manos temblando, cogió la pistola y se la introdujo en la boca.