✿ 𝟙𝟚 ✿

103 18 142
                                    

Kyle despertó porque su madre, a tempranas horas de la mañana, lo estaba sacudiendo en desesperación.

Al chico le costó entender el porqué su madre estaba llorando, Sheila Broflovski era una mujer muy dura con sus sentimientos y con la crianza de sus hijos, pero no tenía para nada un mal corazón. Por lo tanto, lo que supuso Kyle es que alguien había muerto o desaparecido; pero no tenía idea quién.

— Cariño, ¿Dónde está Eric? — preguntó Sheila.

Con esa noticia el mundo de Kyle se vino abajo. ¿Eric? ¿Desaparecido? Si la última vez que estaba despierto lo vió yéndose de su habitación.

— ¿Te fijaste en el piso de abajo? — Sheila asintió.

— Quería avisarle que ya todo estaba listo para irse la semana que viene de Colorado, y... Kyle, se fue sin siquiera decirnos.

Kyle parpadeó, estupefacto. Sintió como su corazón se rajaba y un sentimiento de preocupación por su amigo (el cual, nunca recordó tener antes) hacía presencia, porque nunca se imaginó que lo iba a perder.

Se sintió culpable. Culpable porque su amigo había perdido a su madre, y él lo trató mal. Kyle no es una mala persona, o al menos él no se define así. Entonces, ¿Por qué? Eric tuvo sus épocas cuestionables pero nunca, jamás, se hubiera burlado de la muerte de un cercano a su amigo a no ser que realmente sienta desprecio hacia esa persona que murió.

Fue, durante la mañana, que se vió obligado a volver al instituto y repartir los volantes de desaparición que no tardaron en salir.

Era, de hecho, difícil para él. Jamás se imaginó en esta situación, ni mucho menos un pueblo entero desesperado por encontrar a Eric. Habían tantas muertes y el judío se negaba a creer que la asesina (para él, sus pronombres eran masculinos al desconocer su género) se había llevado a Eric. No, él no. No es de los que se mueren fácil o son fáciles de atrapar y/o asesinar.

Así que ahora Kyle estaba apoyado sobre la pared, sentado en el piso y repartiendo volantes hasta que el pasillo quede totalmente vacío y, después, repartir de nuevo.

— Hola, Kyle. — saludó Wendy. Llevaba sin verla un largo rato, pero se la veía bastante cabizbaja a pesar de intentar disimular una seca sonrisa — si quieres te ayudo a repartir los folletos.

— Oh, no. Wendy, no es necesario. — de sus ojos, Kyle quitó unas cuantas lágrimas que habían hecho presencia — solo estoy un poco preocupado por Eric, es todo.

— ¿Pero no habías dicho que lo querías fuera de tu vida? — me volvió a preguntar. Kyle negó, con una sonrisa al recordar los pocos momentos buenos en compañía de su amigo, aunque con el rato comenzaron a aparecer más.

— Siempre digo lo mismo y cuando se va, me siento vacío. — respondió — con Stan me pasaba lo mismo...

Wendy mantuvo la misma expresión seca durante el ratito que se mantuvo con él. Se sentó a su lado y le habló.

Durante le funeral, Wendy lloró. Fue, de hecho, quién más gritó entre todos los presentes por la muerte de su novio/ex-novio, porque jamás lograban definirse.

Sin embargo él sabía perfectamente lo mucho que Wendy aparentaba querer a Stan. Estaba siempre pendiente de él, de que esté bien y feliz, y aunque en los últimos meses parecieron estar separados, la última semana fue especialmente cercana para Stan.

Mi hermano estaba muy feliz por volver a hablar con ella, porque nadie pensó que volvería a hablar con los hombres de su curso.

No tengo idea del motivo de la última discusión entre mi hermano y Wendy. Solo sabía que por algo fue, y seguro era por culpa de Stan.

Escudo de metal ▸South Park Fanfic◂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora