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Sexo, amor y vino
Capítulo 2
Delora

Mi mente divagaba de un lado a otro, saltando entre océanos de dudas que quemaban mis pulmones, caía en una hilera gruesa llena de emociones vacías que alguna vez entregué a quien creí que me merecía, mis pensamientos tenían formas y colores irracionales, habían animales nunca antes vistos en las praderas o ciénagas lejanas, la luz tenue verdosa y vivaz adornaba las escenas creadas por mi mente que no me dejaban descansar en esa noche tan fría y sola. Harto de aquella situación e imagen en la que mis sentimientos se enredaban en ideas erróneas que me hacían extrañarte cada vez más, decidí abrir los ojos y frente a mi, pegado en aquella pared de tercio pelo color vino tinto, se encontraba aquel cuadro tétrico que me habías traído después de regresar de uno de tus tantos viajes peregrinos. El perfilado fino de aquella en el cuadro, su piel blanca como la nieve y arrugada como una pasa, sus labios negros y peinado grotesco, aquella mirada que en alguno de mis viajes astrales podría jurar que me juzgaban, todo eso y más hacían que esa noche temiera mi soledad.

Me encontraba extrañándola en la penumbra de aquella triste madrugada en la que las estrellas a punto de huir me hablaban y me decían que aún no se había olvidado de mi, mirando a través de aquella gran ventana, mirando los grandes pastizales lejanos y ajenos a mi humilde hogar, deseando que ella volviera a mi lado, que aún después de todo ella quisiese regresar, alucinando su silueta corriendo entre las flores con su bello vestido azul que hacía relucir sus caderas y marcando sus senos, me encontraba a mi mismo recibiendo el alba.

Ese amanecer y como muchos otros más, estaba decidido a tirarme de una maldita vez desde aquel quinto piso, nada me podría doler más que el que no estuviera aquí, pero por primera vez en meses alguien entro a mi hogar sin aviso alguno, supuse sería un espectador amante de la vida amarga, pero me equivoqué y pude percibir aquel perfume de gardenias, helado y sin temblar giré mi cabeza bruscamente y la vi parada frente a mi.

"Extrañarte es como intentar respirar bajo el agua y esta noche estoy durmiendo en el fondo del océano"

Sexo, Amor y VinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora