Luego de la aniquilación de sus padres y próximo a alcanzar su edad adulta, 1.800 años, el príncipe Nouel de la Comunidad vampírica del Este, necesita una pareja para convertirse en rey.
Tras buscar al adecuado sin suerte alguna, entre los varones d...
Pete estaba preocupado pues Perth su verdadero y único amor, pretendía hacer una locura que seguramente le costaría todo lo que tanto le había luchado por conseguir, tras siglos soportando la locura de Vegas.
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El desaparecido jefe solo pensaba en ser rey pero eso a él no le había importado pues gobernar toda una comunidad ya era como serlo.
Además, este había comprobado miles de veces, como Vegas había vuelto con las manos vacías y con docenas de soldados menos, teniendo que luego salir a capturar más vampiros renegados y convertirlos en soldados para su ejército.
Su temor había aumentado en cuanto Perth le había hablado de Boss y le había dicho sobre su destreza con las armas, su gran fuerza y rapidez.
El nuevo jefe del Oeste no quería pasar su eternidad con otro loco y aunque lo amaba desde hacía siglos, antes de que Vegas lo capturara, tras saquear su aldea, de la que Perth había logrado huir.
Sin embargo, no había podido ir muy lejos, ya que una patrulla de Fort lo capturó y lo llevó a la comunidad del Norte.
Durante todo un siglo no se vieron, hasta que en una de las batallas de ambas comunidades, estos se reencontraron.
A partir de entonces, ambos se habían visto y revolcado en secreto, mientras habían maquinado planes para lograr llevar a sus sanguinarios jefes a la exterminación y hacerse con las comunidades.
Tras la desaparición de Fort y Peat, Perth no había logrado hacerse con el mando de la comunidad del Norte pues sin decirle había cambiado de planes y este al parecer había permanecido en las sombras espiando al príncipe para saber su punto débil.
Para Pete eso había sido un error pues si el neófito y prometido del príncipe era así de infalible, acabarían exterminados sin problema y adiós a una eternidad de mandato como jefe del Oeste.
Sin embargo, Perth dijo que esa era una muy buena forma de hacer perder el trono a Nouel, así que ordenó a sus tropas capturar tantos humanos varones y fuertes como pudieran.
Uno a uno, ambos los mordieron y dieron de beber su sangre, esperando que en las horas siguientes, las más difíciles, muchos de ellos despertaran convertidos.
Apenas quedaba un día para atacar y Pete miraba a Perth con desconfianza, temiéndose que este estuviera tan loco por el poder real como Vegas.
Mientras tanto, muy lejos de allí, concretamente en el edificio de la corporación de la comunidad del Este, los preparativos de la boda del príncipe vampiro, con el guapo neófito que tenía a todos fascinados, iban a marchas forzadas.
Nouel daba vueltas alrededor de su habitación, estaba preocupado por su compromiso y también por su coronación.
El joven príncipe no quería que nada saliera mal y aunque había mostrado poco asombro y nerviosismo al saber que Perth había huido, no podía evitar estar alerta.