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Mi piel está tan helada que siento que cada centímetro de mi cuerpo está congelado. Un frío profundo me recorre, es tan intenso que podría jurar que estoy sudando frío.

Este lugar, es una jungla, llena de gente desequilibrada.

Los gritos de Tauro, retumbando en mis oídos, son lo único que se escucha. Y mientras todo eso ocurre, en la sala, algunas personas miran con horror, otras susurran entre sí, pero yo, junto a los demás, me quedo aquí, paralizada.

No sé cómo procesar que su cuerpo, colgado de una cuerda, y las palabras escritas en la pared, de un rojo intenso, se burlen de todo lo que hemos vivido.

"Ojo por ojo".

Cuando llegué aquí, nunca imaginé que llegaría a sentirme tan cercana a estas personas. Siempre me costó abrirme, siempre fui de las que se guardan todo pero jamás pensé que podría llegar a ver una muerte delante mío.

Sin embargo, aquí estoy, viendo a uno de mis amigos, el cual no pude proteger ni salvar.

"Ojo por ojo".

Esas palabras me martillan la cabeza, pero no sé si lo que siento es ira, tristeza o miedo. La última vez que hablé con él, me pidió que me cuidara. Y ahora, siento una impotencia tan grande por no cumplir esa promesa.

A mi lado, Benxamin me sostiene, pero no dice nada. Su brazo rodea mi cadera, para evitar apoyar mi pierna. Tiene esa expresión tranquila, como si ya hubiera aceptado lo que no puede cambiar. Mientras tanto, Libra no puede contener el llanto, y Tauro, igual que ella, se derrumba en lágrimas.

Un profesor aparece de repente en medio de la multitud, su presencia demasiado tranquila para la magnitud de lo que está ocurriendo.

– Está bien, aquí no hay nada que ver. Cada uno a su habitación. – Su voz es autoritaria, pero carece de la humanidad necesaria para reconfortar a nadie. – Mañana se cancelan las clases para que limpien todo esto.

Esas palabras me atraviesan como una daga. Siento una presión insoportable en el pecho, y me gustaría gritarle que "esto" no se puede limpiar, que era nuestro amigo, que su vida no era algo que pudiera desaparecer con un simple barrido. Pero las palabras se me quedan atrapadas. La rabia y el dolor me ahogan. Me siento completamente impotente, rota por dentro.

Virgo, con su paciencia infinita, ayuda a Tauro a levantarse.

No sé qué relación tenían, Acuario y Tauro, pero la forma en que se complementaban era tan especial. Veo cómo empuja a Virgo, intentando aferrarse a algo, a cualquier cosa que le quede de Acuario, me parte el corazón.

Siento que todos queríamos a Acuario, era tan ¿feliz?, aun sabiendo que estaba atrapado en un lugar como este. Escorpio me da un pequeño apretón en la cintura, para dejarme saber que está ahí, conmigo.

Juego de títeres - Cleo SkylionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora