2

116 8 5
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Mi pierna no para de temblar al ritmo del tic tac del reloj colgado en la pared.

Nuestro turno para el examen es después de que ese maldito reloj suene.

-¿Quieres relajarte?- Expresa Lena apoyando su mano en mi pierna, evitando que vuelva a hacerla temblar. -Todo va a salir bien.- Quiero hacer caso a sus palabras pero tengo esa pequeña intuición de que algo va a salir mal. En resumidas cuentas cuando tengo esa intuición suelo acertar.

-¿Cómo puedes comer en un momento así?- Dudo mirando a Erika. Se ha comido ya dos platos de gofres.

-Es día de gofres.- Murmura como si fuera lo más obvio. -Además la ansiedad me da por comer.- Tanto Lena como yo la observamos meterse otro trozo de gofre en la boca.

-Haz los ejercicios de respiración conmigo.-Lena cambia de tema, haciendo que mi enfoque este en ella.-Te saldrá perfecto, nunca has suspendido nada.- Afirma.

Algo bueno de mi es que me considero una persona aplicada a mis estudios. Incluso cuando mis padres me obligaron a cursar aquí dentro, dejando mi vida atrás.

No puedo evitar pensar en mi familia. Les echo de menos. Llevo cuatro años sin verlos, sin saber de sus vidas, solo pequeñas cartas que mis hermanas me envían citándome todas sus divertidas anécdotas de niñas pequeñas.

Mi única familia ahora mismo son ellas. Si perdiera a Lena con sus maneras hippie, o a Erika con su comportamiento malhumorado no se lo que realmente haría. Nombraría también a Charlotte, ha estado ahí para mi siempre pero en este último mes, ha decidido separarse de nosotras, parece irreconocible a la persona que era antes.

-Escúchame.-Llama mi atención Erika.- Todas de aquí vamos a pasar ese jodido examen, vamos a salir de esta puta cárcel y si fuera poco, vamos a crear una vida todas juntas. ¡Que le den a todo el mundo!- Grita llamando la atención al resto del comedor. No puedo evitar soltar una pequeña risa al escucharla intentando dar ánimos.

Pero tiene razón, es un examen. Otro más de cientos. No debe ser tan difícil.

El timbre chirriante suena, indicando que la hora de comer termina y a su vez es nuestro turno.

Nos levantamos a la vez, aunque lo oculten se que ellas también están pensando las posibilidades que tienen.

-¡Capricornios!- Es la misma profesora de esta mañana, bastante puntual, nos indica con la mano la salida hacia el examen. Una vez salimos circulamos por el pasillo en total silencio hasta una especie de cuarto de espera. -¡Esperen a que os llamen!- Vuelve a expresar aun gritando.

Nadie se atreve a hablar por el hecho de que la misma profesora nos está liquidando con la mirada. Supongo que para que no hagamos ruido. Así que aprovecho para mirar a mi alrededor. Una habitación completamente blanca, pero una puerta corredera amarilla, no dejando ver su interior.

Juego de títeres -Cleo SkylionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora