Los Dioses Del Averno [#2 Trilogía Herencias Peligrosas]

Capítulo 29

ATENEA

- ¿Nerviosa? - pregunto a Iris que no deja de mover la pierna en el asiento de atrás 

- Solo un poco - sonríe e intento tranquilizarla lo que queda de camino. 

- Hemos llegado niñas - habla Adonis cuándo llegamos al centro comercial y se mete en el parking al igual que el otro coche que viene detrás de nosotros infiltrados para que la novia de Iris no los note 

***

Iris se ha ido antes al piso de arriba en lo que nosotros organizábamos cosas de ultima hora con lo guardaespaldas en el aparcamiento. 

- Es la primera vez que Iris presenta a alguien - murmura él - sabes que yo fui el primero que notó que no le gustaban los chicos, cuándo erais pequeñas mi hermana y yo te mirábamos de la misma manera - sonríe de lado - pero yo acabé con la princesa - me rodea por la cintura y me da un pequeño beso en los labios 

Llegamos a dónde ellas y noto a Adonis a mi lado tensarse, lo miro pero disimula dándome un beso en la cabeza para después seguir caminando a la pareja, la novia de Iris no deja de mirar a mi griego pero cuándo Iris la mira le sonríe al igual que ha echo el griego conmigo ¿De qué me he perdido? 

- Ella es Gala mi novia - habla Iris tiernamente - él es mi hermano Adonis y mi cuñada Atenea - habla ahora mirando a su novia 

- Encantada - estrecha la mano conmigo y cuándo lo hace con Adonis hay un apretón más largo y fuerte entre ambos. 

***

Hemos visto una pelicula pero no he podido disfrutarla por alguna razón no me siento cómoda hoy, nunca he confiado en las personas pero estos últimos meses había empezado a confiar más en la gente pero hoy me da la impresión de qué he vuelto a desconfiar de todos. 

- Vayamos a comer algo - habla Iris de la mano de su novia que le sonríe 

Hemos encontrado un restaurante y ya estamos todos en la mesa sentados, veo a alguno de nuestros hombres sentados en mesas cercanas a nosotros disimulando pero a la vez protegiéndonos. 

- Y cuéntanos Gala, a que te dedicas - hablo para aligerar el ambiente cuando Iris me mira agobiada ya que nadie habla 

La mujer a la cual iba la pregunta me mira pero antes de eso mira a Adonis un segundo 

- Tengo una empresa de moda 

- ¿A sí? - pregunto con curiosidad - me gusta la moda, algún día te visitaré - sonrío cuándo noto su cara de circunstancia 

- Permiso - se levanta Iris para ir al baño y hago lo mismo cuándo se me queda mirando - No han hablado nada entre ellos, llevo sin escuchar la voz de mi hermano horas, a ver si al estar solos se llevan bien 

- Ya verás que sí - le sonrío 

Entramos cada una en un baño y cuándo ya estoy dentro me doy cuenta de que no llevé el bolso y que necesito un tampón, salgo del cubículo dejando paso a una niña con su madre y camino hacia la mesa pero a unos cuantos metros me paro en seco mirando hacia ellos. 

Están hablando muy cerca el uno del otro como si fueran una pareja discutiendo en privado, me giro volviendo al baño antes de que me vean y junto cuándo estoy apoyada en el lavabo sale Iris del baño, me refresco un poco y volvemos a la mesa. 

Desde el momento en que me siento en la mesa no dejo de fijarme en cada suspiro, roce o mirada que hay en la mesa, siempre se me ha dado bien lo de observar e incluso a veces llegaba a ser agobiante saber todo lo que estaban haciendo las personas de mi alrededor pero ahora ya me he acostumbrado. 

***

- Fue un placer - habla la mujer frente a mi y le sonrío mientras me subo al coche 

Adonis me pone la mano en el muslo pero cruzo la pierna alejándola de él disimuladamente mientras miro por la ventana notando su mirada en mí, Adonis siempre ha sido un mujeriego, ¿por qué iba a dejar de serlo ahora?

Llegamos a la mansión en un camino en el que nadie ha hablado apenas, subo a la habitación y me meto en el baño 

- ¿Todo bien? - pregunta Adonis mientras se desnuda en la puerta del baño

- Sí, me duele la barriga nada más - respondo desmaquillándome

Me pongo el pijama en el vestidor y cuándo salgo está el teléfono de Adonis en la mesilla de noche con la pantalla alumbrada por la llegada de un mensaje. Escucho el agua de la ducha y aunque se que está mal miro la pantalla 

No le digas nada a Iris ni a Atenea, promételo 

Paso las manos por el pelo sin saber que hacer, salgo de la habitación y me meto en la habitación que estuve ocupando las semanas que no recordaba nada después del secuestro.

Cierro la puerta, me acuesto en cama y sin permitirme llorar me quedo dormida un rato después.