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Los días posteriores el Omega había intentado hablar con un padre que se negaba a escucharlo, a pesar de todo Liam decidió instalarse en esa casa pues no tenía otro lugar en el cuál resguardarse. En el transcurso de los siguientes días decidió ir a conseguir trabajo en una cafetería que estaba ubicada en una de las calles principales del pueblo,  afortunadamente una Omega casi de su misma edad lo contrató de inmediato. Cinzia fué tan amable con él que Liam le confesó que estaba embarazado, y la Omega lo abrazó de inmediato, encantada con la idea de poder ayudarlo dándole el trabajo.

Luego de un ajetreado día en la cafetería, el Omega fue a su casa, al entrar a su habitación se dió cuenta que el Alfa le había dejado la cena cómo solía hacer cuando era pequeño, incluso le había servido una enorme taza de chocolate, Liam sonrió se dijo que le daría tiempo a su padre, si de verdad lo odiara no se preocuparía por él. En cuanto terminó de cenar se dirigió a la habitación del Alfa, este parecía estar dormido, Liam cerró su ventana y lo arropó para que no pasara frío, dejó un beso sobre su cabeza y salió de la habitación.

El Alfa pelinegro dejó un beso sobre la imagen oculta del reloj que tanto atesoraba, después se fumó el enésimo cigarrillo del día, volvió a revisar los papeles del nuevo negocio que le habían enviado, el trabajo era lo único que lo mantenía suficientemente ocupado para no ir en busca de su Omega, además había averiguado que Liam se había marchado de Londres aunque aún no sabía dónde se encontraba, tenía que ser muy discreto si no quería levantar sospechas. Hamza se mantenía a su lado y tan fiel cómo se estaba comportando con los Giordano, Zayn no se fiaba para involucrarlo en la búsqueda de su Omega.

Las noches eran un martirio, Conan seguía escabulléndose a su habitación tratando de seducirlo, sabiendo que su celo estaba cerca, Zayn tenía contemplada la posibilidad para viajar en esos días por temas de negocios y no tener que rechazar al Omega frente a todos los Giordano.

[...]

Un par de meses más habían transcurrido, las cosas no habían cambiado mucho, excepto por la notable pancita del Omega, ya se podía apreciar su embarazo y aunque en la cafetería nadie había hecho algún comentario ofensivo, Liam era conciente de los cuchicheos de sus vecinos más cercanos.

Era su día de descanso, Cinzia le había recomendado visitar al obstetra del hospital del pueblo, dado que desde que había regresado de Londres no había acudido a algún chequeo, confiaba en que todo estaba bien pero sabía que era necesario. Ese día se cumplía un aniversario más de la muerte de su madre Omega, sabiendo lo nostálgico que su padre estaba decidió ir al hospital cuando el Alfa volviera del cementerio, Geoff todavía no le dirigía la palabra y cada vez era más doloroso para Liam vivir de esa forma, sin embargo cada que acariciaba su vientre sonreía para sí, sabiendo que tenía una fuerte razón para continuar en este mundo.

Miró a su padre elegir las flores más bonitas del jardín, armó un enorme ramo y se dispuso a meterlo en la camioneta. Entonces sus vecinas se acercaron.

— Vemos que tu hijo está embarazado, ¿Dónde está su Alfa?— cuestionó una Omega, — o es que jamás va a aparecer.

Geoff miró inmediatamente a Liam, y este contuvo el llanto al saber que su padre seguía sin aceptar la noticia. El Alfa respondió rápidamente. — Su Alfa es un soldado, cuando vuelva del ejército estará aquí.

Terminando de meter el último ramo de flores lilas, las favoritas de su madre, el Alfa subió a la camioneta, Liam se apresuró a subir con él. Geoff comenzó a conducir sin prestarle atención.

— Papá, por favor habla conmigo, — pidió Liam una vez que llegaron al cementerio, ya le había dado mucho tiempo a su padre pero su corazón seguía sin ablandarse.

—¡Llevás al hijo de un Alfa que ni siquiera conozco!, vuelves a casa y me dices confía en mí papá, no puedo mirar a la cara a la gente del pueblo, todos cotillean sobre tí, estoy a punto de visitar la tumba de tú madre, mi Omega, ¡¿cómo le voy a explicar a mi Omega, que no te pude cuidar?!, ¡¿qué le diré a este niño cuando crezca?!, ¿que haré? Ya no confío en tí, ¡no cuidaré de ese niño en mi casa!, y ya no me llames papá, — sentenció.

Liam dejó salir el llanto que había estado conteniendo, el sonido de un trueno los alarmó del mal tiempo, y Geoff decidió darse prisa, bajó todas las flores que traía para su Omega y entró al cementerio. No le tomó mucho llegar hasta la lápida del amor de su vida, con nostalgia miró la foto que yacía junto al epitafio. Comenzó a llover, el Alfa hizo una oración rápida y acomodó las flores, entonces dejó correr las lágrimas que había estado conteniendo.

— ¡¿Qué debo hacer mi Omega?! No puedo seguir ignorandolo, no soy capaz de echarlo, Liam es nuestro hijo, nuestro único cachorro, el fruto de nuestro amor, ¿Qué hago, eh?! — limpió las lágrimas de su rostro, — ¿debería matarlo y después suicidarme?— un rayo se divisó dándole un aspecto más triste al escenario— ¡¿Qué hago?!— reclamó a la fría lápida, la lluvia había comenzado a hacerse más potente pero eso no le importaba en ese momento.

—Me perdonarás papá, — intentó Liam una vez más, el Alfa se giró y lo miró totalmente empapado, — Soy tu hijo, y esté es tu nieto, te he roto el corazón, lo sé, pero mi corazón también está roto, — volvió a llorar, su voz se quebró, — ¡Me enamoré papá!, no estube con un Alfa cualquiera.

— ¡Cállate!— gruño el Alfa, — ¡No me lo expliques a mí! ¡Explicáselo a tu madre! Vamos si ella te perdona, — miró del Omega a la lápida, — ¡Ella te habría destrozado la cabeza con una piedra!

El Omega no podía detener su llanto, pero decidido tomó la primera piedra que vio y la colocó en la temblorosa mano del Alfa.
Era la última oportunidad, no tenía mucho dinero, pero si de verdad su padre jamás iba a perdonarlo se iría.

— Entonces destrozame la cabeza, papá — pidió inclinándose, — ¡Vamos házlo!— lo retó.

— ¿Qué diablos estás haciendo?!— gruño el Alfa, — ¡Fuera de aquí! ¡No me hagas matar a mi propio hijo!— gritó de vuelta.

— Te doy mi permiso, — dijo el Omega, todavía con el llanto tendido— ¡Vamos házlo! ¡O me matas o me perdonas!

— Deja que Dios te perdone Liam — dijo su padre, — Yo no puedo, márchate — resolvió lanzando la piedra a un lado, el Omega lo miró con el corazón roto, resignado se puso de pie para marcharse, pero entonces un intenso dolor atravesó su vientre, sin poder evitarlo lanzó un gemido lastimero.

— Ahhh! ¡Duele! ¡Ahhggg! ¡Papá!— suplicó por ayuda tocándose el vientre. El Alfa lo miró estupefacto antes de mirar nuevamente la lápida, entonces haciendo su orgullo a un lado se inclinó hacia su hijo con preocupación.

— Liam, ¿Qué ocurre?— trató de averiguar, cuando notó la sangre que comenzaba a empapar las ropas del castaño, se alarmó— ¡Resiste! Todo va a estar bien — miró a su alrededor buscando ayuda, pero el lugar estaba desierto, Liam seguía retorciéndose de dolor y la lluvia no facilitaba las cosas, el Alfa por fin, tomó al castaño en brazos y lo llevo de inmediato a la camioneta, una vez ahí lo acomodó en la parte trasera,— tranquilo mi niño, todo va a estar bien, yo te voy a cuidar, — dejó un beso en su cabeza y recordando el camino más corto hacia el hospital se dirigió ahí, — Tranquilo Liam, — dijo enmedio del llanto,— tranquilo mi niño.








¿Qué les pareció? Extrañaron está fic? 🥺 Si no me contesta lloro jaja... Ya me voy a poner al corriente, promise, uhm vayan pensando nombres para el bebé, de preferencia si tienen un significado bonito mejor, acepto sugerencias 🙊

Liam isn't Donde viven las historias. Descúbrelo ahora