El Alfa pelinegro observaba con determinación a la pequeña familia que disfrutaba de la comida en el restaurante del hotel, los tres parecían felices que por un momento pensó en permanecer oculto y hacer cómo si no hubiera visto al castaño.
— Cariño, no debes jugar en la mesa, — advirtió el Omega al ver que su pequeño traía el teléfono de Niall.
— Tú papá tiene razón, — soltó Niall, — vamos, termina tu comida y podrás seguir jugando, — el rubio y el pequeño iniciaron un ligero forcejeo que terminó por derramar el jugo sobre el mantel.
— Perdón, perdón — dijó Niall rápidamente, el Omega ya les había advertido que dejaran el jugueteo. Liam rió mientras un amable mesero se acercaba a detener el desastre.
— Niall, cuida de Max, iré al sanitario y podemos irnos — dijo Liam, que de pronto se sentía observado.
— Pierde cuidado Li, que el tío Niall cuidara de Max, — aseguró el Alfa rubio, Liam acarició la mejilla de su hijo y se levantó con dirección al baño.
Apenas entró, sintió cómo alguien lo tomaba por el brazo, siendo interceptado por el Alfa, el Omega abrió mucho los ojos de la impresión. — Zayn— murmuró casi tembloroso. El Alfa levantó su barbilla, deslizó sus dedos por el cuello del Omega atreviéndose a desabrochar algunos botones de su camisa.— ¿Qué haces?— preguntó el castaño asustado apenas logrando respirar tanto por el tacto del pelinegro cómo por su presencia.
— Me mentiste— soltó con un deje de enojo,— No tienes un Alfa, no llevas marca.
— ¿Co-cómo me has encontrado?— exigió Liam mirando por ayuda.
— No, tú me encontraste a mí, — dijó el Alfa dejándose hipnotizar por el aroma del Omega, — esté es mi hotel, — hizo una pausa, — Liam, aquél niño, ¿Es nuestro hijo?— preguntó, aunque no tenía dudas, había observado el rato suficiente cómo para ver las similitudes.
— Zayn, por favor déjame ir, — suplicó Liam, — Nosotros nos iremos, lo prometo.
— Liam, ¿Es o no nuestro hijo?— trató por segunda vez, el Omega evadió su mirada.
— Zayn, no me hagas sufrir más,— suplicó con la voz temblorosa y las lágrimas a punto de derramarse por su rostro.
— Liam, durante estos años he estado muerto en vida,— le confesó el Alfa, — no desaparezcas otra vez, por favor Liam, — suplicó dejando salir sus lágrimas, el Omega sintió que en cualquier momento podría desmayarse, no sabía que hacer, no sabía si el Alfa era peligroso.
— Liam, por favor bebé, espérame en tu habitación, hablemos, — suplicó el Alfa, — por favor, — insistió dejando un casto beso sobre los labios del castaño, antes de salir del lugar.
Al Omega le tomó un tiempo salir, miró su reflejo, estaba pálido, cuando se recompuso un poco, volvió a la mesa.
— Niall escuchá, — dijó aprovechando que el niño volvía a prestar atención al celular, — necesito que cuides a Max, tengo un dolor de cabeza un poco fuerte y necesito recostarme un poco, ¿Sí?
— Sin problemas Li, ¿Quieres que te pida una pastilla?— preguntó el rubio.
— No, mira, — estaba muy nervioso, — sólo cuida a Max, ¿Si?— no queriendo alarmar al rubio añadió, — no lo lleves a mi habitación hasta que yo te envié un mensaje diciendo que estoy mejor, ¿De acuerdo?
— Si Liam, cuenta conmigo, — dijó Niall serio, — déjame acompañarte, de pronto te veo cómo pálido, — añadió preocupado.
— No, no tranquilo, — dijó Liam, — seguro se me pasa rápido, sólo ay no me hagas caso, diviértanse, — añadió dejando un beso en la frente de su pequeño.