Narra Nick:
Fui a recoger a Cath en mi nuevo deportivo negro para llevarla a la fiesta. Una de las ventajas de que tu tío este forrado es que te puede dar el coche que quieras, aunque yo me conformaba con mi vieja camioneta, pero claro, estamos en pijolandia aquí si la gente no lleva algo extravagante parece que es una vergüenza social y está mal visto, claro.
La verdad es que me sorprende haber aceptado ir a este coñazo, tener que estar ahí de pie, hablando de chorradas que para ellos son importantes, mientras que te dan dos tonterías para beber... Por favor que me peguen un tiro. Una fiesta de verdad, son cervezas, música alta y amigos. Fin, es simple.
-Esto... Nick.- Me dijo Cath sacándome de mis pensamientos. -Tengo una pregunta.
-Dispara.- Dije mientras estaba pendiente de la carretera.
-Si tu tío cuida de ti, ¿Qué necesidad tienes de trabajar? Quiero decir, cuando nos conocimos estabas trabajando en el chiringuito.
-Estaba cubriendo a un amigo, el pobre cogió un virus estomacal y yo me ofrecí a cubrirle hasta que se mejorase. Y he de decir que la cosa no me salió tan mal porque te pude conocer a ti.
Cath simplemente sonrió y rodó los ojos, estaba preciosa con aquel vestido turquesa que le hacía contraste con el pelo. Esta chica me causa fascinación y sé que algo oculta, lo puedo notar cuando algunas veces se le ensombrece la mirada.
-Ya claro, sabes que nos hubiéramos conocido igual, ¿no? - Dijo ella arqueando una ceja.
-Tal vez, nunca se sabe...
-Espera.- Dijo. -Es aquí.
Aparqué el coche y cuando baje me quedé mirando la casa, que básicamente era igual que todas las que hay aquí. Un casón de tres plantas, con un pedazo jardín, pero esta tiene de distinta el estanque trasero y la fuente que tienen en la entrada.
-La verdad, esa fuente es muy hortera.- Le dije a Cath, esa fuente era fea de narices, lo que viene a ser un cupido que parece borracho lanzando flechas a Dios sabe dónde.
-Cállate.- Me dijo Cath a punto de reir. -Es muy bonita, está inspirado en la antigua Grecia.
-Si tú lo dices...
En ese momento Cath toca al timbre y nos abre el mayordomo que nos saluda con un "Buenas noches" y nos lleva al enorme salón donde estaba todo el mundo.
Me quedé mirando el salón, tenía una gran chimenea encendida, una alfombra de oso en el suelo y en las paredes cabezas de animales. Llámame adivino pero a estos les gusta la caza. Alrededor de la alfombra había varios sillones repartidos y en la parte de atrás una larga mesa con las bebidas y la comida. Del enorme techo colgaba una lámpara de araña ¿es que a toda esta gente les encanta estas lámparas o qué? Mi tío tiene como unas 50 repartidas por su casa.
-¡Princesa has venido!- Dijo un chico moreno de ojos marrones que parecía una especie de pingüino lila andante con ese traje.
El chico fue corriendo a darle un gran abrazo ¿y este de donde ha salido? Ni que se hubiera ido a la guerra y hubiera vuelto.
-Hola James.- Dijo Cath, no parecía muy cómoda con el pingüino encima de ella.
-James, este es Nicolas, el sobrino del señor Collins.- Dijo Cath cuando consiguió separarse de él.
-Nick, este es James McConnor.
-Encantado.- Dijo James extendiendo la mano a modo de saludo.
-Lo mismo digo.
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La otra cara de la realidad.
Teen FictionCatherine Bennet es una joven de 16 años de buena familia, dotada de una buena educación, buenos modales, con unos amigos que pertenecen a su mismo estatus social... Hasta ahí todo normal, pero Catherine no quiere eso, ella no quiere fingir ser la h...