Narra Cath:
-No, no y no. Así no es Catherine, ¿qué es lo que te pasa hoy? Vuelve a empezar.- Dijo la señora Louet.
-Está bien.- Dije suspirando volviendo a empezar a tocar.
¡Qué aburrimiento! Llevo más de dos horas y media tocando la Sinfonia nº 5 de Beethoven con el piano y para colmo mi profesora, que ya de por sí tiene mal carácter, no para de regañarme y hacerme volver a tocarla desde el principio y estoy cansada ya. De las veces que la he tocado ya me se las notas de memoria e incluso se me están empezando a entumecer los dedos.
Lo cierto es que hoy no estoy al 100% en la clase, mi cabeza está pensando en lo que ocurrió ayer con Nick, estoy preocupada por él por lo que le hizo a James porque James es un niño de papá y como tal le va a hacer pagar a Nick lo que le hizo de una manera u otra.
Y cuando estoy pensando en todo esto, los dedos me traicionan y me vuelvo a equivocar, provocándonos a las dos personas que nos encontrábamos en el salón dolor de oídos.
-¡Catherine! Parece mentira que te equivoques a estas alturas, solo queda un mes para el recital y tú estás en otro lugar, tienes que poner más atención en el piano y no en otros asuntos, ya tendrás toda la tarde para preocuparte por ellos.
-Lo siento madame Louet.
-No me vengas con "lo siento" porque no me vale, me estas decepcionando y no te gustará que esto llegue a oídos de tus padres porque...
Y otra vez desconecté, ¿Qué llegue a oídos de mis padres? Ya ves tú lo que me importa a mí, si se piensa que me va a preocupar eso va lista. Con que solo le diga a mi padre que la profesora me está exigiendo demasiado y me invento un dolor de cabeza, Louet está de patitas en la calle como que me llamo Catherine Agatha Bennet.
No podía evitar mirar la cara de perro rabioso que estaba poniendo, hasta está comenzando a ponerse roja y se le está comenzando a hinchar la vena del cuello. Se supone que era una de las mejores profesoras de piano de todo el mundo, pero yo pensé que iría a Francia a estudiar y no a que me trajesen a la profesora aquí. No he conocido persona más antipática y estricta, me trata como un soldado. A parte de ser una cuarentona solterona, con una gran verruga en el lado izquierdo de la boca ¿esa cosa era normal? Porque en cualquier momento iba a reventar. Cuando ya estaba comenzando a mirar esa verruga fijamente, Susan aparece por la puerta interrumpiendo el discurso de sargento Louet.
-Perdón por la interrumpción.- Dijo. -Pero, señorita Catherine, el señor Nicolas está en la puerta preguntando por usted.
-Retomaremos esto mañana.- Dijo la señora Louet antes de marcharse.
Gracias, gracias y gracias al cielo por mandarme a Susan en el momento más oportuno.
Salí como una bala del salón y me dirigí a la puerta principal encontrándome con Nick allí, que llevaba una sudadera roja y unos pantalones negros anchos ¿En serio? ¿A este tío le tiene que quedar todo perfecto o qué?
***
-Hola Nick, no sabes del infierno del que me acabas de sacar con miss sargento Louet.
-¿Sí? ¿Entonces eso quiere decir que soy tu caballero de brillante armadura que salva a la pobre damisela en apuros de las garras de la horrible sargento?- Dijo sonriendo.
-No, solo quiere decir que has aparecido en el momento perfecto, pero sigues siendo tonto.- Dije en tono bromista, pero paré cuando vi su cara de preocupación. -¿Pasa algo?
-Será mejor que demos un paseo.- Me dijo.
-Me estas asustando. -Dije tomando mi chaqueta porque esta mañana se había movido aire y refrescaba.
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La otra cara de la realidad.
Teen FictionCatherine Bennet es una joven de 16 años de buena familia, dotada de una buena educación, buenos modales, con unos amigos que pertenecen a su mismo estatus social... Hasta ahí todo normal, pero Catherine no quiere eso, ella no quiere fingir ser la h...