Narra Cath:
Me desperté sobresaltada, con la respiración agitada, a causa del ruido de un trueno y me di cuenta que todo lo ocurrido anteriormente no era más que un sueño, una mal jugarreta de mi propio subconsciente.
Mientras que me calmaba por el susto del trueno, un relámpago iluminó la habitación seguido por otro trueno y a continuación el sonido de una lluvia torrencial.
-Perfecto, justo lo que necesito ahora, una tormenta.- Susurré.
Apagué la televisión al darme cuenta de que estaba encendida y me acordé de que me quedé durmiendo viendo un maratón de películas de terror que estaban echando esta noche.
Alcancé el reloj de mi mesita de noche para ver que eran ni más ni menos que las cuatro de la mañana.
-Genial, son las cuatro y yo no puedo dormir por culpa del ruido de los truenos. ¿Y qué hago hablando sola? Agg.- Me hice un ovillo conmigo misma, sentada en la cama con las manos por encima de mi cabeza, mientras que pensaba que iba a hacer las siguientes cinco horas restantes.
No me gustaban las tormentas, nunca me dejaban dormir tranquila porque siempre estaba alerta esperando a que sonase otro trueno.
Como no tenía ganas de levantarme de la cama porque fuera hacia frio y yo estaba muy calentita dentro, me puse a repasar mentalmente el sueño que tuve.
La verdad es que todo eso fue una completa locura, ¿en serio me encerraron en la cocina con Nick? ¿Y por qué todos sus amigos se metían en medio forzando las cosas? El único que lo sabe es Kyle y él me prometió no contarle nada ni a él ni a nadie, solo convencerlo para que me escuchase, porque no quiero que se entere por otros, quiero ser yo quien se lo explique.
Además que yo no pienso forzarlo a que me escuche, si quiere que venga, pero tampoco pienso arrastrarme, ya le he dicho que lo era lo que parecía si está dispuesto a escucharme bien, si no muy a mi pesar, tendré que olvidarme tanto de él como del resto de los chicos porque sería incómodo salir con ellos y Nick.
-Ojalá me escuche y no me obligue a pasar página.- Dije en voz alta mientras estiraba las piernas y alcanzaba el teléfono.
Quería comprobar si Kyle me había dejado algún mensaje o Nick me había llamado pero al no encontrar nada de eso en mi bandeja de entrada, me llevé una decepción. Tampoco es que esperase algo, pero tenía la ilusión de encontrarme con alguna llamada o algún mensaje. Con lo que sí me encontré son con ocho llamadas perdidas de James y unos veinte mensajes suyos. Y todos decían más o menos lo mismo.
Princesa, llámame quiero hacer las paces.
Lo siento mucho, he aprendido la lección, perdóname por favor.
Haré lo que quieras pero no me alejes de tu vida.
No me gusta que estemos peleados, te echo de menos.
La pregunta del millón era ¿qué debo hacer? Siempre he creído en las segundas oportunidades y en que la gente puede cambiar, todo el mundo se arrepiente de cosas que hace y luego intentan no cometer los mismos fallos, eso es cambiar ¿no?
-Da igual, mañana con la luz del día decidiré que voy a hacer.
Me acosté en la cama y como pude intenté conciliar el sueño, a ver si consigo dormir aunque sea un par de horas más esta noche.
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A la mañana siguiente me desperté por el sonido de una canción, me levanté medio dormida pero al darme cuenta que procedía de mi móvil fui corriendo a cogerlo por si era Nick.
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La otra cara de la realidad.
Teen FictionCatherine Bennet es una joven de 16 años de buena familia, dotada de una buena educación, buenos modales, con unos amigos que pertenecen a su mismo estatus social... Hasta ahí todo normal, pero Catherine no quiere eso, ella no quiere fingir ser la h...