Narra Nick:
-¿Estarán bien ellos?- Dijo Cath una vez que nos habíamos montado ya en el coche.
-Por supuesto, no es la primera vez que nos pasa.- Dije arrancando a lo que me miró de forma sorprendida.
-Ya te contaré.- Dije pisando el acelerador y largándonos de allí a toda prisa en dirección a su casa.
Y era verdad, no era la primera vez que venía la policía a detenernos. Es más, hasta hubo noches que tuvimos que dormir en el calabozo porque íbamos pasados de rosca y los agentes esas noches no eran muy simpáticos.
-Habrá aparecido porque algún amargado que estaba paseando nos habrá visto y los habrá avisado por el ruido de la música, porque por esa zona no suele aparecer gente.- Dije intentando tranquilizar a Cath.
-Nick... tus amigos y tú sois las personas más locas que jamás he conocido.
Yo sonreí. -Teniendo en cuenta con la gente que estás, claro. Pero hay personas peores que nosotros.
-Prefiero no saberlo.- Dijo y los dos nos pusimos a reír.
Al cabo de un rato se hizo el silencio en el coche y eché una mirada fugaz para ver que hacía Cath cuando me la encuentro apoyada en el cristal durmiendo, a lo que no pude contener una sonrisilla, pobre, estaba agotada.
La dejé dormir mientras que no llegábamos a su casa, aunque su tiempo de sueño fue corto porque estábamos a cinco minutos de allí.
Al llegar a su casa aparqué en la otra acera de la calle para no levantar sospecha.
-Cath, Cath.- Susurré mientras le movía el hombro para que se despertara.
-Mm.- Respondió ella removiéndose.
-Despierta, ya hemos llegado.- Dije susurrándole.
-Cinco minutitos más.- Pidió ella, a lo que no pude evitar reír.
-¿Qué pasa? ¿No quieres volver a casa?
-No. Estoy muy cómoda aquí.- Dijo sin abrir todavía los ojos haciéndose una bola con su cuerpo.
-¿Entonces quieres que arranque el coche y nos vayamos a mi casa para que pueda subirte en brazos al estilo princesa, y sin que tengas que despertarte te lleve a mi cama y puedas seguir durmiendo?- Pregunté tentándola, sabía que no iba a acceder porque si su madre llega ver que no está en su casa es capaz de llamar a la mismísima Casa Blanca con tal de que encuentren a su hija.
-Mm... No me tientes...
-¿Eso es un sí?- Dije empezando a encender el motor sin parar de sonreír.
Suspiró. -No, ya me levanto.- Dijo abriendo los ojos y desperezándose. -Que sepas que me debes horas de sueño por despertarme.- Añadió bostezando.
-¿A sí?- Dije arqueando una ceja. -Pues que sepas que hice un trato contigo y tú me debes una noche en mi casa.
-Ya.- Dijo sin parar de bostezar. -Pero eso será más adelante.
-O no.
-O sí.- Dijo riendo. -Buenas noches Nick, me lo he pasado muy bien esta noche a excepción de la llegada de la policía. Ha sido muy divertido.- Añadió dándome un beso en la mejilla.
-¿Por qué siempre te quedas con la última palabra?- Dije refiriéndome a su último comentario.
-No sé, dímelo tú.- Dijo bajando del coche. -Buenas noches.
-Buenas noches Cath, anda descansa que lo estás deseando.- Dije y ella se marchó sonriendo.
Al ver a Cath entrar en su casa, arranqué el motor y mientras que me marchaba llamé a Kyle.
ESTÁS LEYENDO
La otra cara de la realidad.
Teen FictionCatherine Bennet es una joven de 16 años de buena familia, dotada de una buena educación, buenos modales, con unos amigos que pertenecen a su mismo estatus social... Hasta ahí todo normal, pero Catherine no quiere eso, ella no quiere fingir ser la h...