⊹La historia de Miley Hanamisaki⊹ ₊‧[Demon Slayer AU]‧₊

₊‧''Mis principios como cazadora''‧₊

·Me llamo Miley Hanamisaki, y recientemente pasé la prueba de la selección final.·

··Pequeña Introducción··

·Hoy estoy emprendiendo mi camino hacia una de mis primeras misiones perteneciendo al cuerpo de matademonios. Supongo que os preguntaréis, ¿cómo supiste de la existencia de esa organización?

 Es fácil, mi padre fue un cazador de demonios. Él estuvo muy cerca de convertirse en un pilar. Lastimosamente, eso no pudo suceder ya que recibió heridas brutales en una de sus ''últimas'' misiones y aquello le forzó a retirarse.

Mi padre siempre me contó muchas historias de cuando pertenecía a la organización, y yo tuve un enorme interés en todo este tema desde muy pequeña. Me parecía algo maravilloso que tanta gente arriesgase sus vidas día a día para proteger a los débiles y a los necesitados. Y claro, yo también quería ser una de esas personas.

En cuanto fui más mayor, le comenté todo lo que fui pensando sobre el tema a mi padre, y él me ayudó a entrenar y prepararme para todo esto. 

Actualmente tengo 15 años, y llevo entrenando desde que tenía unos 10. 

He hablado mucho de mi padre hasta ahora, pero poca cosa he dicho de mi madre. Soy afortunada por seguir teniéndoles a ellos dos, de eso no me cabe duda, pero hay un pequeño problema... Mi madre sufre de tuberculosis, y cada día va a peor. Mi padre y yo no sabemos cuánto tiempo le queda a ella de estar con nosotros, pero tratamos de hacer de cada uno de sus días, uno maravilloso e inolvidable. 

Ojalá los médicos encontrasen una forma de ayudarnos, de ayudar o de curar a mi madre... Pero sé que eso no pasará, al menos, no a tiempo, y eso es algo que me duele solo de pensarlo.

En verdad, me gustaría que la cosa no fuera así, pero no hay nada que le pueda hacer. 

Ya casi llego al lugar donde se encuentra mi misión, así que contaré algo sobre mí ahora. Como dije anteriormente, tengo 15 años, y desde pequeña quise pertenecer a esta organización. Mido alrededor de 1'74cm, tengo pelo semi ondulado y largo, más o menos hasta la altura de mi cadera, un poco por encima. Tengo heterocromia, mi ojo izquierdo es de un tono amarillento, mientras que mi ojo derecho es de un marrón casi castaño. Por el momento, no tengo ninguna cicatriz, aunque eso seguramente cambie con el pasar de los años. Mi uniforme es un poco distinto a los que otros están acostumbrados, ya que las mangas son un poco más anchas, la zona superior de mi espalda es visible, y mi falda es bastante más larga comparada a la de otros uniformes que vi.·

·[Unos pocos minutos pasaron, y llegué a mi destino]·

Vi al demonio que se encontraba allí, para mi sorpresa, no parecía demasiado fuerte y podría fácilmente con él. Pero, sin duda, había un caos increíble en ese lugar. 

Me parecía increíble cómo seres que también fueron humanos eran capaces de hacer cosas como aquella. Sin distraerme más, fui a cumplir con mi deber.

[Algún tiempo pasó, quizás algunos meses, quizás más]

Me encontraba caminando de patrulla, sumergida en mis pensamientos cuando, de repente, me choqué con alguien.

-¡¡P-Perdón!! -exclamé sobresaltada- Lo siento mucho, no vi por dónde iba.. -me sentí fatal porque esto ocurriese por mi culpa, y aunque aún no fui capaz de ver a la persona con la que me choqué, le rezaba al de arriba que no se enfadase conmigo; trato de evitar problemas lo mejor que pueda, ya que no soy capaz de manejar las situaciones-.

-No te preocupes, tranquila, también fue mi culpa en cierta parte ya que no miraba por dónde iba tampoco. -Me contestó el joven adolescente con el que me choqué.

Me sentí.. ¿Maravillada? ¿Sorprendida? La verdad es que no lo sé, pero hacía muchos años que no me topaba con nadie tan amable y con un tono de voz tan cálido, a excepción del patrón, claro.

-¿Cómo te llamas? -Me preguntó aquel chico.

Al estar yo en mi mente de nuevo, no entendí lo que me preguntó, me entró por un oído y me salió por el otro.

-¿Eh? -pregunté.

El chico dejó escapar una pequeña carcajada, después, añadió:

-Me preguntaba cuál es tu nombre, solo eso. Además, veo que tú también perteneces al cuerpo de matademonios. -Me dijo él, con la misma calidez que antes.

-Oh, si, esto... Me llamo Miley, Hanamisaki Miley. -le contesté con una sonrisa, se me hizo muy amable-

-¡Es un nombre precioso! -exclamó- Yo me llamo Tanjiro Kamado. -Me dijo con una sonrisa-

-Muchas gracias, es un placer conocerte. -le contesté con una pequeña sonrisa-

En ese momento noté que llevaba una caja, casi del tamaño de un humano, en su espalda. Fue entonces cuando le reconocí, Oyakata-sama y mi padre me habían hablado de él.

-Lo mismo digo. ¿Qué haces por aquí? -me preguntó, como si no fuera algo obvio.

-Oh, nada especial, sólo estaba patrullando la zona ya que me pillaba de paso. -respondí, y aunque ciertamente solo estaba de paseo, también aproveché para patrullar este lugar (y encargarme de los demonios en caso de que hubiera).

-Ya veo, ¿te importa si te acompaño? Puede ser muy peligroso que vayas sola. -Me sugirió.

-Claro, ¿por qué no? Siempre viene bien un poco de compañía. -Acepté la oferta, aunque nos acabábamos de conocer, se sentía como si nos conociésemos desde pequeños.

[Nos pusimos en marcha y conversábamos sobre cualquier tema, aunque en caso de que saliese, evitaba el tema de mis padres]

Después de un rato, él me miró y me preguntó lo siguiente:

-Oye, ¿y tú tienes algún amigo?

La pregunta me pilló por sorpresa, y me quedé recapacitando. ¿Realmente me acababa de hacer aquella pregunta? Por su tono de voz se notaba que la pregunta no era a malas, ni mucho menos, pero.. Vaya, me dejó sin palabras. Después de un rato recapacitando, ya le respondí.

-La verdad es que no, nunca conocí a gente de mi edad ni llegué a hacer amigos, ni siquiera después de ingresar a esta organización.

-Vaya, ya veo. ¿Quieres que seamos amigos? -Me preguntó él, sin duda era muy majo.

-Oh, esto... Si, claro, si no te importa-... - Respondí, no me esperaba que hiciese un amigo por primera vez, y menos de esta manera.

Vi cómo una sonrisa de mejilla a mejilla se formó en su rostro, y me contagió aquella sonrisa. Ese día lo pasamos muy bien, y no fue tan aburrido como de costumbre.

Lo que yo no sabía, era que esa felicidad y esas risas no durarían mucho....

CONTINUARÁ...