CONNIVANCE, payton moormeier.

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Mirándome en el espejo, no puedo evitar olvidar quién soy después de siete segundos. Es como si mi mente comenzara a engañarse a sí misma en un sueño, empañando mi sentido de diferenciación en mi propia cara. ¿De verdad hace tanto tiempo que no me veo así?

Pelo más corto y bien afeitado.

Estoy empezando a tener recuerdos del pasado, Val. Verme así me recuerda cuando estaba contigo de gira. Tal vez por eso no me afeité ni me corté el pelo estos últimos cinco meses, no quería ser la misma persona que era entonces.

Y ahora lo veo.

No es que Mei haya hecho un mal trabajo. En todo caso, ella hizo un gran trabajo. Especialmente porque ella no es una peluquera entrenada. Ni siquiera tiene una idea de cómo podría lucir con otra cosa que no sea el cabello largo. Ella acaba de entrar y ahora me veo así.

Es básicamente como mi antiguo cabello, solo que con una raya diferente y un poco más corto en algunos puntos. No estoy seguro realmente, sólo parece un poco diferente. Yo mismo me afeité la cara, casi olvido cómo hacerlo. Me corté un pequeño punto alrededor de la mandíbula, sangraba como un loco. Al ver mi rostro desnudo de nuevo, me doy cuenta de que me olvidé de la cicatriz desvanecida en mi mejilla. Es casi blanca ahora, apenas visible. Justo en mi pómulo hay una fina cicatriz de una paliza en Daytona. Después de los puntos, me dejó una cicatriz muy sutil en la mejilla.

Echo mi cabello hacia atrás, tratando de sentirme cómodo con la forma en que quiero que se asiente en mi cabeza. Juego con él por un rato, dejando que el cabello me roce los dedos de diferentes maneras. Tomará un tiempo acostumbrarse.

Me alejo del espejo del baño y abro la puerta de la sala de estar vacía. Se supone que debo encontrarme con Dylan y Quinton al otro lado de la calle en la lavandería. Jaden fue a Dios sabe dónde, probablemente a un bar diferente considerando que lo de Dez está cerrado los domingos por la noche.

Saliendo a la sala de estar, mis ojos comprueban la hora.

11:46 pm.

Me levanto la capucha gris y tiro mi paquete de cigarrillos de la mesa de café al pasar. Subiendo las escaleras, tengo que tomarme mi tiempo dado que mi pierna me frena. El dolor ha sido una adición tan negativa a los últimos dos días. Apenas he conseguido dormir por eso. Estoy cansado y agotado, pero la idea de volver a ver a Valene me ayuda a superarlo.

Subiendo el largo tramo, abro la puerta y empujo hacia la oscura sala de inventario. Camino más allá de los estantes y entro en la limpia cocina del restaurante, girando a la izquierda por la puerta lateral. Salgo y escucho una lluvia ligera golpeando el cemento. Giro la cabeza hacia el fondo del callejón y veo nuestro auto escondido estacionado. Supongo que Jaden no se lo llevó a ninguna parte.

Camino hacia la calle, metiendo mis manos en el bolsillo de mi sudadera. Está tranquilo esta noche, especialmente cuando Dez cierra su bar. Es bastante discreto, para empezar, pero suele haber gente merodeando por la calle. No esta noche.

Rápidamente miro a ambos lados mientras cruzo la calle, la lluvia solo rocía. Puedo caminar sobre mi pierna, pero cojeo un poco. Una vez en la lavandería, me acerco a la ventana para ver a Dez, Scarlett, Dylan y Quinton todos allí. Quinton está de pie con un traje azul mientras los tres se sientan en las lavadoras frente a él.

Llamo a la ventana, haciendo que todos giren la cabeza. Quinton se acerca a la puerta y la abre, dejándome entrar. Cierro la puerta detrás de mí, bajándome la capucha.

Inmediatamente, huelo rastros de marihuana.

"Bueno, mira eso", dice Scarlett, con la cabeza apoyada en el regazo de Dez en la lavadora. "Se limpia muy bien para esa novia suya".