CONNIVANCE, payton moormeier.

05

Valene Fleming •

Seda.

Es rica en mi piel.

Abrazándome en todos los lugares correctos, la seda siempre ha sido un misterio para mí. Cuando era niña, pensaba que solo había un tipo de seda. Cuando era adolescente, pensaba lo mismo. Me doy cuenta de que esto se debe a que crecí sin dinero. Mi mente nunca pensó realmente en la seda además del hecho de que se usaba como sábanas caras en hoteles de cinco estrellas y conjuntos de pijamas para amas de casa malcriadas en programas de televisión.

Pero ahora, lo entiendo.

La seda es increíble, especialmente en un vestido como este.

Se siente como si estuviera usando nada, pero todo al mismo tiempo. Besa mi piel y moldea mis curvas para hacerme sentir deseada. Se alborota donde debería, pero suaviza las mejores partes. Me siento bonita en seda. Me siento sexy en seda. El material resbaladizo brilla a la luz cuando giro de cierta manera. Me gusta la seda.

"No me gusta el color de este", declaro.

Mis ojos miran a través del espejo hacia Anthony recostado en el sofá detrás de mí, lentes de sol en su rostro y mirando una revista en su regazo. Traje negro abierto sobre su cuerpo con una camisa negra medio abotonada debajo, se sienta casualmente con las piernas separadas.

Parece que preferiría estar en cualquier otro lugar que no sea en esta boutique.

Me doy la vuelta para quedar frente a él para que pueda ver mejor el vestido de seda verde azulado que me llega hasta la mitad del muslo.

Saca la cabeza de la revista y mira el vestido durante un segundo de silencio. Su expresión facial no cambia. Se encoge de hombros, como si no le importara.

"Vamos, dame algo". Niego con la cabeza.

"Se parece a los otros quince que te probaste." Su cabeza se inclina de nuevo hacia la revista. La tranquila boutique tararea música suave de fondo. Es conocido por ser poco entusiasta con todo.

Lucho y me doy la vuelta para enfrentar los tres espejos corporales, mirando el vestido de nuevo. Mis manos recorren arriba y abajo la tela, tratando de decidir. Me gusta la forma del vestido, pero creo que el color no queda bien. No me gusta el verde azulado.

"¿Cómo va?" Una empleada da la vuelta a la esquina para preguntar, sus ojos van directamente al vestido en mi cuerpo.

"¿Tienes esto en otros colores?" Pregunto.

"Amarillo y ciruela".

"Ciruela, por favor".

Ella sonríe y se da la vuelta para ir a buscarlo. Mis ojos se encuentran con los míos a través del espejo, el maquillaje perfectamente intacto. Paso mis dedos por mi cabello alisado oscuro, arreglándolo brevemente.

"Sabes", me quité las correas de los hombros. "Estas cosas irían más rápido si tan solo cooperaras".

Saco mis brazos de las correas y dejo que el vestido de seda se acumule hasta mis tobillos en el podio, erguida solo con mi conjunto de ropa interior de encaje negro.

"¿Todo porque no doy mi opinión sobre qué vestido te vas a poner?" Murmura mientras pasa la página.

Me doy la vuelta para mirarlo.

"Sí, anímate un poco".

Levanta la vista de su revista y niega con la cabeza antes de volver a mirar hacia abajo. "No soy tu estilista."

"Nunca dije que lo fueras. Solo estoy pidiendo la opinión como un amigo". Corrijo.

"Tampoco soy tu amigo".