Prólogo

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—¿Papá? ¿Estás bien? —preguntó Naruto, con una mezcla de curiosidad y preocupación.

—Sí, solo tengo sueño, tranquilo —respondió Kakashi, esbozando una sonrisa somnolienta bajo su máscara.

Naruto rió, una risa infantil y pura que resonó en el parque lleno de otros niños. Mientras volvía a jugar con sus amigos, Kakashi no apartó la mirada de él ni por un segundo. La energía de Naruto era inagotable, algo que Kakashi encontraba tanto reconfortante como agotador.

"Tengo que ser positivo", pensó. En el pasado, este mismo niño que ahora corría alegremente lo había tenido despierto noches enteras con su llanto inconsolable. Ahora, ese mismo niño lo llamaba "papá" con una alegría que le llenaba el corazón.

—¡Papá! ¡¿Me ves?! ¡¿Me ves?! —gritó Naruto desde el otro lado del parque, levantando las manos en el aire.

—Claro, claro que te veo —respondió Kakashi, asintiendo con firmeza—. Siempre lo hago.

Era un juramento silencioso, una promesa constante que se había hecho a sí mismo desde el momento en que tomó a Naruto bajo su cuidado. La vida en Tokio no era fácil, y con la amenaza de la banda Animals aún latente, Kakashi sabía que debía estar siempre alerta.

Pero por ahora, en este momento de calma en el parque, se permitió disfrutar del simple placer de ver a Naruto jugar. Aquí, entre los árboles y las risas de los niños, se sentía un poco más como un padre y un poco menos como un soldado.

Tú y yo, contra el mundo 「au」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora