Dos meses de larga recuperación, de noches sin dormir, como si una sombra se cerniera sobre ellos, hasta ahora. Con una paciencia que parecía nueva para sí mismo empacó sus pertenencias, y ropa limpia que Asuma se había encargado de traerles, como un tipo de disculpa. A Kakashi no le importaba en esos momentos, apenas y escuchó lo que dijo, solo observaba a ambos niños.
Sus movimientos ya no eran torpes ni temerosos, y la comunicación fluía un poco más natural entre ellos. Ya no solo había murmullos, o gestos. Naruto sonreía cada que sus miradas se encontraban, y Sasuke al menos asentía cuando le hablaba. Kakashi sonrió bajo la mascarilla.
—Por lo menos dime que si aceptas —escuchó al momento en el que colocaba una de sus manos en la espalda de su hijo para encaminarlo a la salida. Asuma parecía ansiso por su respuesta, pero él solo negó, ni siquiera era algo que le importara ahora.
—Después, no ahora.
—Pero-
Cerró la puerta de la habitación, y se encaminó hasta la salida, siempre con un ojo sobre ambos por si había algo que las incomodara. No pasó. Una vez listos, procedió a firmar el alta médica junto al amable doctor que los había atendido todo ese tiempo. Los médicos le dieron extensas indicaciones para su cuidado, medicamentos para prevenir posibles crisis de ansiedad y controles periódicos con psicólogos infantiles. Kakashi asintió atento, decidido a seguir cada recomendación al pie de la letra.
Entonces llegó el momento de salir por esas mismas puertas que atravesaron inconscientes y malheridos meses atrás. Sasuke tomó firmemente la mano de Naruto, en un mudo gesto de darse valor mutuamente. Kakashi los miró enternecido y puso sus manos sobre los hombros de ambos.
—Vamos a casa —les dijo.
El camino transcurrió tranquilo, con los dos jóvenes observando en silencio por la ventanilla el movimiento de la ciudad. Una ciudad que seguía viviendo ajena al tormento que ellos sufrieron, pero que ahora los recibía de vuelta.
Al llegar, el hogar se veía exactamente igual que siempre. Ni siquiera había movido las cajas en donde Naruto guardaba sus libros, y con ayuda extra había conseguido lo necesario para Sasuke, para evitar que se sintiera excluido en un lugar que no era su hogar.
"—¿Quieres venir conmigo...? —le preguntó una noche, Naruto había caído dormido apenas dejo de llorar, y Sasuke solo lo miraba en silencio. Aun desconfiaba de él. Lo sabía, pero seguía siendo un niño.
Un niño que necesitaba ayuda.
—No te separare de Naruto, si eso piensas. Pero... necesito saber si estas seguro conmigo.
Sasuke siguió observándolo como si sopesara una decisión. A diferencia de lo que había vito antes en él. Ojos bajo una gran sombra, un estado de alerta que apenas le permitía dormir, y siempre buscando inconsciente la cercanía del niño rubio.
—¿No estaré lejos? —Kakashi negó a su respuesta. El niño intercaló una mirada entre padre e hijo—. No faltes a tu palabra.
—Soy un poco perezoso, pero siempre cumplo."
Los condujo hasta la habitación principal, donde una amplia y mullida cama matrimonial con sábanas azules los aguardaba. Les explicó que consideró mejor que compartieran cuarto por un tiempo, para espantar mutuamente los malos sueños.
Ambos jóvenes intercambiaron una mirada cómplice y asintieron, pareciendo conformes con la idea. Se sentaron suavemente sobre el colchón, y Naruto no dudó en palmear su lado para que Kakashi se uniera. Como cuando era más pequeño.
Ese primer día transcurrió sin prisas, redescubriendo juntos los espacios y rutinas del hogar. Por la tarde Kakashi les preparó chocolate caliente y galletas caseras que había regalo la vecina después de verlos llegar a casa, viendo complacido un atisbo de sonrisa en sus labios al saborearlos.
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Tú y yo, contra el mundo 「au」
Fanfiction❛Padre, no es solo el que engendra sino es aquel que ama y cría sin condición❜ Hatake Kakashi tiene como misión cuidar al hijo de su superior, después de su muerte a manos de una banda de criminales. Su maestro deja una carta en donde le deja la com...