Eternal-Regulus Black y tu

Sombras bajo el Sauce

1:45 pm, Jardines de Hogwarts

El sol de la tarde caía suavemente sobre los jardines de Hogwarts, el aire fresco anunciaba el inicio de un nuevo año lleno de desafíos y sorpresas. Luz Malfoy caminaba con paso decidido hacia el Lago Negro, donde había quedado con Remus Lupin para trabajar en el informe de Pociones. Aunque no lo admitiría en voz alta, tenía curiosidad por conocer más a ese chico reservado de Gryffindor. A pesar de la enemistad entre sus casas, Remus siempre había sido diferente de sus amigos.

Al llegar al lago, encontró a Remus ya allí, sentado bajo un árbol, con varios libros abiertos frente a él y, por supuesto, una barra de chocolate en la mano. Luz sonrió para sí misma; era un hábito extraño, pero de algún modo le parecía encantador.

—Llegas justo a tiempo —dijo Remus, levantando la vista y esbozando una pequeña sonrisa—. Encontré algunos detalles adicionales sobre la poción que podríamos incluir en el informe.

Luz se sentó junto a él, acomodando su túnica.

—Perfecto. Vamos a hacerlo lo mejor posible, aunque sinceramente, no es mi materia favorita.

Remus soltó una pequeña risa.

—Eso ya me lo imaginaba. Aún así, te las arreglas bien, ¿no? Severus te ayuda bastante.

Luz lo miró con una ceja levantada.

—¿Cómo sabes eso? ¿Has estado espiando?

—Es difícil no notarlo —respondió Remus, encogiéndose de hombros—. Siempre están juntos en clase, y bueno... no es ningún secreto que Severus es un genio en Pociones.

Luz sonrió con ironía.

—Sí, no lo hace porque le guste ayudar, créeme. Simplemente le encanta mostrar que es mejor que todos los demás.

Remus asintió con comprensión mientras revisaban sus notas. Pasaron un rato en silencio, trabajando concentrados, aunque de vez en cuando intercambiaban algún comentario sarcástico o una risa ligera. Para Luz, era sorprendentemente fácil hablar con Remus, algo que no esperaba al principio.

De repente, los dos levantaron la vista al escuchar una risa conocida. No muy lejos de ellos, James Potter y Sirius Black estaban provocando al Sauce Boxeador, esquivando con agilidad sus ramas violentas. Peter Pettigrew estaba cerca, observando nervioso pero riéndose tímidamente.

—¿Siempre hacen cosas tan estúpidas? —preguntó Luz con un tono exasperado, mirando a los Merodeadores desde la distancia.

Remus se encogió de hombros, pero no pudo evitar sonreír.

—Digamos que tienen una relación complicada con la sensatez.

Luz rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír un poco también. La escena era tan típica de los Merodeadores que resultaba casi predecible.

—Bueno, por lo menos tú tienes más sentido común que ellos —dijo Luz mientras Remus anotaba algo en su pergamino.

Remus la miró, alzando una ceja.

—¿Eso es un cumplido viniendo de una Slytherin?

Luz lo miró de vuelta, sonriendo con malicia.

—Tal vez. No te acostumbres.

El ambiente se había relajado entre ambos, y aunque sus mundos seguían siendo muy distintos, en ese momento parecía que las diferencias de casa y las rivalidades no importaban tanto. Pero esa tranquilidad pronto se vería interrumpida.

Severus Snape y Dorcas Meadowes aparecieron al borde del lago, caminando hacia ellos. La expresión de Severus se oscureció en cuanto vio a Luz sentada junto a Remus.

—¿Qué haces aquí con él? —preguntó Severus, con su usual tono agudo y directo, sin ocultar su desdén.

Luz se levantó lentamente, anticipando la reacción de su amigo.

—Estamos trabajando en el informe de Pociones, Sev. No te preocupes, no te reemplazaré como mi tutor personal.

Pero Severus no sonrió. Su mirada se mantuvo fija en Remus, claramente descontento con la situación.

—Deberías tener cuidado con quién te mezclas, Luz. No todos son lo que parecen.

Remus se puso de pie también, pero mantuvo la calma, como siempre lo hacía.

—No estamos haciendo nada malo, Snape. Solo trabajando en una tarea, nada más.

Severus entrecerró los ojos, pero antes de que pudiera responder, Dorcas interrumpió.

—Vamos, Severus. No es para tanto. Luz puede elegir con quién pasa su tiempo, ¿no?

Aunque Dorcas intentaba aliviar la tensión, Severus no se relajó del todo. Finalmente, Luz suspiró y recogió sus cosas, consciente de que la situación podía empeorar.

—Está bien, Sev. Ya hemos terminado aquí. Nos vemos luego, Remus —dijo Luz, despidiéndose con un gesto de la mano.

Remus asintió, con una expresión de resignación. Sabía que, en el fondo, la relación entre Gryffindor y Slytherin siempre estaría marcada por el resentimiento y la desconfianza. Aun así, esperaba que esa pequeña tregua con Luz no fuera efímera.

Mientras se alejaba con Severus y Dorcas, Luz sintió un nudo en el estómago. Algo en la mirada de Remus le había dejado una extraña sensación, como si lo que acababa de suceder fuese solo el preludio de algo más profundo. Algo que ambos aún no alcanzaban a comprender.

5:00 pm, Sala común de Slytherin

De vuelta en la sala común, Luz se dejó caer en uno de los sillones, pensando en lo ocurrido esa tarde. No podía negar que la frialdad de Severus hacia Remus le había afectado más de lo que esperaba. ¿Por qué era tan difícil simplemente llevarse bien con alguien de Gryffindor? Había algo en Remus que le hacía pensar que no todos eran como Potter o Sirius.

Dorcas se sentó a su lado, rompiendo el silencio.

—¿Estás bien? Severus siempre es así, pero no tienes que dejar que te controle, Luz. No le debes nada.

Luz la miró y suspiró.

—Lo sé, pero todo es tan complicado. A veces parece que no importa lo que haga, siempre hay algo que está mal.

Dorcas sonrió y le dio un pequeño golpe en el hombro.

—No pienses tanto. Solo... vive un poco más. Además, no te vi tan mal trabajando con Lupin. Puede que no sea tan horrible como pensabas, ¿no?

Luz soltó una pequeña risa.

—Supongo que no.

Y así, mientras la tarde avanzaba, Luz no pudo evitar pensar en lo mucho que había cambiado en solo un día. Las viejas rivalidades seguían allí, pero tal vez, solo tal vez, nuevas alianzas estaban por formarse, aunque fuera en las sombras.