un nuevo amanecer

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1 de noviembre de 1975, Hogwarts

El día después de la mágica fiesta de Halloween, Luz se despertó con una sensación de alegría que no había experimentado en mucho tiempo. El recuerdo del beso con Regulus todavía danzaba en su mente, como si el tiempo se hubiera detenido en aquel instante. Mientras se preparaba para el día, no podía evitar sonreír al pensar en él. Su relación había dado un giro significativo, y el futuro parecía prometedor.

—¡Despierta, Luz! —gritó Dorcas desde la cama de al lado—. ¡Hoy es un día perfecto para hacer algo divertido!

Luz se giró, sorprendida por el entusiasmo de su amiga. El sol brillaba a través de la ventana, iluminando la sala común de Slytherin.

—¿Qué tienes en mente? —preguntó Luz, aún aturdida por el sueño.

—Creo que deberíamos planear una pequeña aventura en el bosque prohibido —sugirió Dorcas, su sonrisa amplia—. He oído rumores de que hay criaturas mágicas que solo aparecen en esta época del año.

Luz se rió, recordando las historias que habían escuchado sobre el bosque. La idea de aventurarse a un lugar tan misterioso y peligroso era emocionante, pero también un poco aterradora.

—¿No crees que eso es un poco arriesgado? —replicó Luz, mordiéndose el labio—. ¿Y si nos atrapan?

—¡Vamos! Sería una gran historia que contar —respondió Dorcas, con entusiasmo—. Y siempre podemos llevar a algunos chicos con nosotras. Ellos nos protegerán.

Luz pensó en Regulus, en cómo se había sentido cerca de él la noche anterior. La idea de compartir una aventura con él la emocionaba.

—Está bien, cuenta conmigo —dijo Luz finalmente, sonriendo.

Una Tarde de Aventura

Después de las clases, Luz, Dorcas y un grupo de amigos, que incluía a Regulus, Lyla, Julián y Andrew, se aventuraron hacia el bosque prohibido. La atmósfera se volvía cada vez más mágica a medida que se adentraban en el bosque. Los árboles eran altos y frondosos, y la luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando patrones danzantes en el suelo.

—Recuerden, no nos alejemos demasiado —advirtió Regulus, mirando a su alrededor con una mezcla de emoción y precaución.

—Relájate, Regulus, ¡estamos aquí para divertirnos! —exclamó Julián, corriendo hacia un arbusto con un sonido extraño—. ¿Qué tal si encontramos algo emocionante?

Mientras exploraban, el grupo encontró un claro donde el aire estaba impregnado de una dulce fragancia. Allí, un pequeño grupo de criaturas mágicas revoloteaba, sus alas brillantes reflejando la luz del sol. Los estudiantes se quedaron boquiabiertos ante la belleza del espectáculo.

—¡Miren! —gritó Lyla, señalando a las criaturas—. ¡Son los pixies!

Luz sonrió, sintiendo una chispa de alegría al ver a sus amigos maravillados. Pero, de repente, un pixie se acercó a Luz y le lanzó un destello de luz brillante.

—¡Eh! ¡Eso no es justo! —rió Luz, intentando atraparlo mientras los demás se reían.

El grupo pasó la tarde persiguiendo pixies, riendo y disfrutando de la compañía mutua. Regulus se acercó a Luz mientras los demás jugaban, su rostro iluminado por una sonrisa genuina.

—Me alegra que hayas venido, Luz —dijo, mirándola a los ojos—. Eres siempre la que trae diversión a la aventura.

Luz sintió que su corazón se aceleraba ante sus palabras, y se sonrojó ligeramente. Había algo especial en la forma en que Regulus la miraba, como si viera más allá de la superficie, como si realmente le importara.

—Gracias, Regulus —respondió, sintiéndose más conectada a él que nunca—. Me alegra poder compartir esto contigo.

Un Encuentro Inesperado

A medida que la tarde avanzaba, el cielo comenzó a oscurecerse, y el grupo decidió regresar a Hogwarts. Sin embargo, mientras caminaban de vuelta, se encontraron con un grupo de estudiantes de Gryffindor, que estaban reunidos alrededor de una fogata.

—Miren quiénes son los "valientes" de Slytherin —se burló James Potter, cruzándose de brazos con una sonrisa desafiante—. ¿Vienen a robar nuestras criaturas mágicas?

Luz frunció el ceño, sintiéndose un poco incómoda. No le gustaba la rivalidad entre las casas, y menos aún que Regulus tuviera que lidiar con eso.

—No vinimos a robar nada, Potter —respondió Regulus, manteniendo la calma—. Solo estábamos explorando.

—¿Explorando o espiando? —preguntó Sirius Black, inclinándose hacia delante con una sonrisa burlona—. No creo que sean lo suficientemente valientes para eso.

Luz sintió que la tensión aumentaba, pero antes de que pudiera decir algo, Dorcas intervino.

—¿Qué tal si todos nos unimos a la fogata? —sugirió, intentando calmar el ambiente.

Regulus miró a Luz, y ella asintió, convenciendo a los demás de que se unieran. La tensión se disipó lentamente, y pronto se encontraban compartiendo historias y risas alrededor de la fogata.

Reflejos de Amistad

La conversación fluyó naturalmente entre los grupos. Luz se sintió aliviada al ver a Regulus y a los Merodeadores compartiendo bromas, y la noche se volvió cada vez más acogedora. Con cada risa, Luz se dio cuenta de que la rivalidad entre sus casas podría ser superada, al menos por esa noche.

Mientras la fogata crepitaba y las sombras danzaban a su alrededor, Luz sintió la conexión entre ella y Regulus fortalecerse. Era como si los problemas del mundo se desvanecieran, dejándolos solo a ellos, rodeados de amigos.

Una Promesa Silenciosa

Cuando la fogata comenzó a apagarse y la noche se volvía más oscura, Luz y Regulus se alejaron un poco, buscando un lugar más tranquilo para hablar.

—Me alegra que todo haya salido bien —dijo Luz, sintiendo que el aire fresco le refrescaba la piel.

—Sí, es agradable poder pasar tiempo con amigos y dejar de lado la rivalidad —respondió Regulus, inclinándose ligeramente hacia ella—. Pero especialmente contigo, Luzita.

Luz sonrió al escuchar el apodo que solo él le había dado. Se sintió especial, como si compartieran un secreto que los unía más allá de la amistad.

—Regulus... —empezó a decir, pero él la interrumpió.

—Quiero que sepas que eres alguien muy importante para mí. No solo una amiga, sino... alguien con quien me gustaría estar más —confesó, sus ojos brillando con sinceridad.

El corazón de Luz latió con fuerza. Era un momento mágico, y en ese instante supo que lo que compartían era algo más profundo.

—Yo también siento lo mismo, Regulus —respondió, sintiendo que sus palabras eran verdaderas—. Eres más que un amigo para mí.

Sin más palabras, Regulus se acercó y la abrazó suavemente. Luz cerró los ojos, sintiendo la calidez de su abrazo y la promesa silenciosa de que lo que habían comenzado era solo el principio de algo hermoso.

Un Regreso a Hogwarts

Al final de la noche, el grupo se despidió de la fogata, regresando a Hogwarts con risas y historias en sus corazones. Luz y Regulus caminaron un poco más atrás, disfrutando de la compañía mutua.

—¿Estás lista para otro año escolar lleno de aventuras? —preguntó Regulus, mirándola con una sonrisa traviesa.

—Siempre, siempre que estés a mi lado —respondió Luz, sintiendo que su conexión con él solo se fortalecería con el tiempo.

Mientras cruzaban el umbral de Hogwarts, Luz sabía que este año escolar iba a ser uno para recordar. Junto a Regulus y sus amigos, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que viniera, sabiendo que lo harían juntos.

Eternal-Regulus Black y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora